EN EL TEATRO MUNICIPAL

Carmina Burana como espectáculo

Pablo J. Cuevas (*)

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“Carmina Burana” (1937) es espectacular en el sentido más amplio del término. Carl Orff (1895-1982) concibió esta obra como una mixtura de música, palabras y movimientos, a través de un estudio y re-lectura de la tragedia griega y del teatro musical barroco. El contenido simbólico de esta obra se completa con la experiencia teatral de una puesta en escena de tipo operática, pero aunque usualmente no se representa y este caso no es la excepción-, la cantata se sostiene a sí misma a partir de su texto y música. La versión que se realizó es una reducción propuesta por el mismo Orff toda la orquesta se resume dentro de la música que ejecutan los dos pianos; sin embargo el sentido de espectáculo emerge imponente desde una masa instrumental menor a la original, impactando con contundencia gracias al trabajo realizado por el director Gonzalo Martín (San Nicolás).

A nivel musical se presentan las consecuencias de las premisas textuales. La intención del autor es generar un encanto musical de tipo sensorial y extremo; esto es logrado, en un nivel general, a partir de una concepción percusiva de la música. Las melodías y armonías son simples en comparación con el ritmo, el cual es el elemento privilegiado. Encontramos entonces una inversión en los parámetros musicales tradicionales, generando un desafío interpretativo especialmente arduo para las voces y los pianos.

La experiencia previa de los coros con esta obra generó una interpretación vocal sólida, la cual fue acompañada eficientemente por los cantantes solistas. El grupo de percusionistas realizó un trabajo preciso y claro, destacándose el profesionalismo de Arturo Vergara -docente del ISM y principal coordinador en la concreción de este evento-. Los pianistas resolvieron las complejidades que presenta la reducción orquestal y, aunque hubiera podido sugerirse un énfasis percusivo mayor, demostraron una gran calidad interpretativa y artística.

Las canciones de Beuern

El elemento central de la obra es el texto, más allá de cualquier apología que pueda realizarse hacia la autonomía de la música instrumental. El contexto sociohistórico que se cernía sobre el compositor lo indujo a tomar una posición estética que pivoteaba entre el pasado y el presente; de esta manera encontró la forma de captar parte del espíritu de una época remota, supuestamente “oscura”, a partir de una selección de poemas que musicalizó en esta cantata.

Estos textos son atribuidos a los goliardos, consecuentemente contienen un peso literario indudable si se considera la formación intelectual privilegiada que poseían estos personajes errantes de la alta Edad Media. Los poemas versan sobre temas hedonistas, amorosos e incluso de tintes sacrílegos, de esta manera su recepción era inmediata y con fines de entretenimiento.

El trabajo de Orff consistió en una adaptación que opera según un tópico medieval: el de la fortuna como regente del destino de los hombres. En este sentido dividió los poemas en tres secciones centrales, enmarcándolos con el famoso coro O Fortuna. No es casual que este coro aparezca al principio y al final de la obra, completando un círculo asociable a la rueda de la fortuna -la alegoría de la diosa Fortuna.

El compositor rescató un pasado literario significativo y, paralelamente, dio primacía a la fuerza musical más primitiva de todas: el ritmo. En esta combinación extraordinaria de sensualidad pagana y arcaismo musical, dentro de un contexto evidentemente moderno, yace la complejidad y la belleza de esta obra.

Con un acertado trabajo de los coros, solistas e instrumentistas, y bajo la brillante supervisión del director, se logró la efectividad e inmediatez estética que requiere esta obra.

* Alumno del Instituto Superior de Música de la UNL.

Carmina Burana como espectáculo

La intención del autor es generar un encanto musical de tipo sensorial y extremo.

Foto: Amancio Alem

/// EL DATO

Puesta

inédita

La obra del compositor alemán Carl Orff se presentó el domingo 7 en el Teatro Municipal, en versión de cámara, una puesta inédita en nuestra ciudad que reunió a un centenar de intérpretes entre alumnos y docentes del ISM, el Coro de Niños de la UNL, los coros Juvenil y Estable de la ciudad de San Nicolás, más solistas invitados.

El evento fue una realización del Instituto Superior de Música y la Secretaría de Cultura de la UNL.