Al margen de la crónica

¡Paren la pelota!

Noche de domingo. Por la tarde, mi equipo de fútbol ganó en un buen partido. Quiero escuchar los comentarios de los especialistas y ver de nuevo los goles. Empiezo a buscar en la tele y encuentro un programa de deportes. Me quedo en ese canal. Los conductores presentan los temas que abordarán la hora próxima. Sí, hablarán sobre el triunfo de mi equipo y además todo lo que pasó en la fecha. Sigo frente al televisor viendo cómo los presentadores charlan sobre temas varios pero alejados de los que anunciaron. De pronto, luego de un largo corte publicitario, anuncian una cuestión ligada al deporte: un funcionario en plena campaña juega al ping pong (deporte al fin) en una plaza de la ciudad. Sigo esperando el fútbol. Otro corte. Bueno, quizás luego llegue el fútbol. Pero no. Esta vez el funcionario, se muestra en los festejos por el Día de la Bandera. Muchos chicos contentos. Mucho celeste y blanco. Bien por todos. Bueno por nuestra bandera y bueno el homenaje al aniversario de la muerte de su creador. Belgrano merece mucho más que un programa de deportes. Nuevo corte comercial, me pregunto: ¿habrá fútbol? Después de la tanda, habla un candidato, no el del ping pong sino su rival, ¿discutirá de fútbol?; ¡no! ¡Habla de política!

Es el colmo. Resignado a no ver los goles de mi equipo, recurro al zapping y gracias al control remoto, me “engancho” con una vieja pero entretenida película que cumple con lo que promete. Dice ser de acción y la verdad es que los tiros escapan de la pantalla y me rozan la cabeza.

La decepción no es nueva, ya me había pasado cuando me dispuse a ver un programa “light” de esos que sirven para despejar la cabeza y saber un poco más de los santafesinos comunes, uno de esos espacios donde se junta gente para discutir cuestiones que a cualquier vecino le interesan. Pero también encontré campaña: candidatos que contestaban con “solvencia” las “inesperadas” preguntas de los conductores. Igual suerte corrí cuando intenté enterarme qué ropa se usa este año en un espacio que se anunciaba de modas y me encontré con un casi concejal contando sus proyectos.

Todo puede suceder en épocas de elecciones. La programación de canales locales y nacionales está infestada de política. A los que no están en el métier se les hace cuesta arriba disfrazar una pauta publicitaria ajena a la temática que manejan. Diferente a Morales Solá, Van Der Kooy, Bonelli, Silvestre o Castro que sólo se atreven a tocar tangencialmente el fútbol porque no es su especialidad, los periodistas de deportes hacen agua, más aún, se ahogan, cuando pretenden hacer política. Y más penoso todavía es la incursión de los políticos en espacios en los que se los nota lejos de su terreno, dando pena con tal de ocupar la pantalla y lo peor, hasta quizás pagando por ello.