Ecos de Mundo Agro

“Más productividad sin perder sustentabilidad”

Emilio Satorre es una referencia poderosa para el sector: sostiene ahora que en momentos de incertidumbre como el que vivimos, hay que reforzar la capacidad para ver el largo plazo y entender cada práctica como parte de una totalidad.

Néstor Fenoglio

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En momentos de cambio o de incertidumbre, pareciera ser que se le achican los márgenes al productor, que invierte menos y va “a los bifes”...

-Sí, es cierto. En un ambiente con incertidumbre como el que vivimos, acotar el riesgo pasa a ser importante. Tenemos que tener algunas pocas ideas claras que son las que iluminan el camino por la que uno va transitando y que pueden ser la herramienta más valiosa a la hora de tomar decisiones. Y agrego la expresión “uso efectivo”, que quiere decir que podemos usar como herramienta las transformaciones de la agricultura, que han sido enormes en los últimos quince años. Nuestro sector ha sido capaz de generar cambios de una magnitud impresionante. Ha aumentado la superficie de los cultivos, la productividad de los cultivos, quiere decir que ha hecho una serie de cosas que lo preparan para tomar decisiones adecuadas, a pesar de la coyuntura negativa.

-¿Y cuáles son esas cosas que ha hecho bien el hombre de campo? Necesitamos buenas noticias...

-(Se ríe) Creo que ha generado cambios en la importancia relativa de los cultivos. Eso significa una capacidad de adaptación muy importante. El sector agropecuario siempre se ha caracterizado por una fuerte tenencia cultural para hacer siempre lo mismo. El sector se ha movido con esa lógica. Sin embargo la Argentina en los últimos años ha adoptado empresarios en la conducción de la actividad, lo que le ha reportado cambios enormes. Ha pasado de producir cereales a producir oleaginosas en tiempos brevísimos y generado cambios en lo que se hacía en cada uno de los lugares. Cuando decimos que el 60 por ciento del país está sembrado con soja, lo que decimos es que donde antes hacíamos una cosa ahora estamos haciendo otras. Y esto es muy importante como proceso.

El otro punto tiene que ver con la incorporación de nuevas tecnologías de alto impacto y en eso también el sector ha mostrado una capacidad tremenda de cambiar y adoptar nuevas tecnologías. Hace unos años, el herbicida más usado en soja era uno y hoy es otro totalmente diferente y mañana seguramente será otro mejor. Quiere decir que el sector es capaz de cambiar lo que culturalmente sabe hacer y adoptar aquello que considera que puede ser mejor. Y puede volver a reemplazar, si entiende que hay una tecnología mejor, más novedosa, más sana o eficiente. Y ha demostrado nuevos enfoques de organización empresarial, que desde mi punto de vista fueron las claves del éxito del sector en los últimos años. Es la forma en que ha cambiado la organización de la empresa y toda la cadena de toma de decisiones dentro de la empresas agropecuarias.

-¿Aquí entra la idea de “sistema”, como un cambio cultural importante del productor y de su empresa?

-Sí, y es un punto central. El productor ha logrado incorporar una visión sistémica, el sector ha pasado de ser un mero productor de cultivos a ser un analista del funcionamiento de un sistema, dentro del cual los cultivos son una de las herramientas de las que se vale o por la cual funciona el sistema completo. Entender que no se termina todo en una campaña o en un cultivo o en una única práctica.

-Vuelvo a la pregunta inicial: ¿qué hacer en este contexto, con sequía, con incertidumbre, con un marco agresivo?

-Lo primero que debo decir es que por supuesto debemos seguir aumentando la productividad, cerrar las brechas entre aquello que podríamos producir y lo que producimos realmente. Y debemos cerrar esas brechas manteniendo o mejorando la calidad, teniendo en cuenta que lo que producimos son alimentos para el mundo. Tenemos que lograr ese aumento de productividad de la mano de dos conceptos: con eficiencia y con intensificación. La intensificación apunta a la idea de aumentar el uso de recursos y la eficiencia está asociada con la idea de capturar más por cada unidad de recurso que ponemos en nuestro sistema, recursos que van desde el conocimiento, insumo, tierra, entre otros. Y todo ello, con responsabilidad y con una visión sustentable del sistema.

-Hemos visto que la sustentabilidad y la viabilidad ecológica están ahora fuertemente instalados, pero tampoco aquí el contexto ayuda...

-En nuestro enfoque sistémico la sustentabilidad es el concepto más general sobre el cual apoyar nuestras decisiones porque es una opción que tenemos para mejorar la viabilidad ecológica, económica y social del sector de las comunidades en que nuestra actividad se desarrolla. Este concepto contrabalancea la idea de deterioro, degradación o empobrecimiento en términos generales. Y es cierto que la idea de sustentabilidad es muy válida en el contexto actual. Esta situación coyuntural por la que atraviesan las empresas, que genera una restricción de la viabilidad económica de las empresas, puede generar un círculo negativo de baja inversión que terminará colocando a nuestro sistema en una situación de mayor riesgo del que podríamos soportar...

-Pero con la sequía, precios internacionales y contexto nacional en contra, el productor hará soja y con la menor inversión posible...

-Sí, y por eso es importante que hablemos estos temas. Cuando reducimos la inversión y abrimos más la brecha del riesgo generalmente asociada a la menor inversión, se puede generar una reducción de la productividad y nuevamente entrar en un círculo de empobrecimiento de suelo, deterioro, que colocan a nuestras empresas en un marco más restringido. Esta visión adquiere más relevancia cuando la agricultura se ha expandido en las áreas más productivas pero también en las más frágiles y marginales de nuestro país. La superficie praderizada que muchas veces ha servido como contención para los procesos asociados con las prácticas agrícolas que pueden conducir a deterioro están siendo reducidas. Y con el contexto económico institucional y en muchas zonas también climático está promoviendo una reducción de la diversidad planificada de los cultivos y a un aumento, para ponerle el nombre directamente, de la superficie sembrada con soja. Este año esa superficie de soja dará un récord y son estas las señales que hay que atender para tomar decisiones correctas. Adquiere valor en este contexto Cuando ambos planos se satisfacen, el ecológico -mantener la capacidad para seguir produciendo- y el económico, que es mantener la viabilidad en la empresa como tal. Si perdemos ese foco de largo plazo, la situación puede impactar no sólo sobre la viabilidad económica sino también sobre la viabilidad ecológica, cuando entramos en un círculo negativo de deterioro, que luego contribuirá a restringir aún más la viabilidad económica.

Este impacto, este círculo negativo debemos tenerlo en mente cuando incorporamos un enfoque sistémico de largo plazo dentro de nuestras decisiones, porque queremos mantener una trayectoria sustentable de nuestras empresas, con variaciones. Podemos perder productividad perder diversidad en algunos aspectos pero debemos tener en claro la trayectoria independientemente de la coyuntura en la que estamos. No hay que encerrar nuestras decisiones en una trayectoria no sustentable.

Se puede generar un círculo negativo de baja inversión que terminará colocando a nuestro sistema en una situación de mayor riesgo.

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¿Quién es?

Emilio Satorre es ingeniero agrónomo, con orientación en Producción Agropecuaria (UBA) y es Doctor of Philosophy, 1988, University of Reading, UK. Actualmente es Profesor Titular Plenario (desde 2007) de la Cátedra de Cerealicultura, Departamento de Producción Vegetal, Universidad de Buenos Aires, investigador independiente del CONICET (desde 1998). Es miembro del IFEVA (Instituto de Investigaciones Fisiológicas y Ecológicas Vinculadas a la Agricultura - CONICET) (desde 1990) y del Programa de Incentivos, Categoría Equivalente de Investigación 1 (desde 1998).

Es Coordinador Académico de la Unidad de Investigación y desarrollo de AACREA (Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola) desde 2000.