Ganados y carnes

Los tactos no son halagüeños

En el otoño que viene, la mayoría de los criadores destetará sólo entre 50 y 60 por ciento del número de terneros habituales. En el próximo servicio se deberían entorar unos 20 millones de vacas, cuatro millones menos que en 2007.

Ignacio Iriarte.

A medida que se completa la temporada de tactos, los resultados lucen cada vez peores.

En la zona pampeana, los primeros tactos, realizados en campos de cría de punta con servicio temprano, dieron caídas de sólo siete a nueve por ciento en la preñez; pero luego, y a medida que se avanzaba con rodeos de servicio octubre-enero, los índices comenzaron a caer a un 15-20 por ciento con respecto a lo normal.

Varios veterinarios que llevan estadísticas nos hablan de un 20 por ciento como promedio para la cuenca del Salado y de una merma del 25-30 por ciento para amplias zonas de La Pampa o del sudeste de Buenos Aires. En el NEA y el NOA nos reportan desastres parecidos.

Debe destacarse que esta caída se da en los rodeos de cría más tecnificados, y que tactan habitualmente; en el resto de los rodeos, los índices han sido históricamente inferiores, aunque no haya datos al respecto.

Crisis

En todo el país escuchamos frecuentemente tactos del 50 por ciento en rodeos de cría que no tomaron ninguna providencia especial frente al fenómeno de la seca. Se observa que el productor chico, de menos de 100 vacas, es el que más está sufriendo la crisis. En muchas zonas ha gastado mucha plata alimentando la vaca a la espera de que la seca se revirtiera, ha destetado terneros con 20-30 kilos menos que lo habitual y ha vendido sus vacas a 200 ó 300 pesos.

Hoy tiene mucho menos vacas y, aunque el precio, el clima y la preñez se recuperaran, ve que en los próximos años su facturación se ubicará por debajo de los costos fijos. Entre el menor número de vacas y la desastrosa preñez, el próximo otoño la mayoría de los criadores destetará sólo el 50-60 por ciento del número de terneros habituales.

La mayoría de ellos tiene una parte de la hacienda en negro, están atrasados en el pago de varios impuestos, por lo que a menudo no son sujetos de crédito y hasta temen presentarse a cobrar subsidios.

En muchas zonas de cría nos aseguran que de dos años a esta parte se ha reducido el número de criadores; muchos de ellos son banquineros, pastajeros, empleados de las mismas estancias o terceros que en épocas normales se les permitía tener algún ganado.

Tres factores

Pasará mucho tiempo antes de que estos pequeños criadores vuelvan a estar en condiciones de acumular capital hacienda, y dado el papel marginal que siempre ha tenido el crédito en la ganadería argentina, la mayor parte de la financiación deberá salir del precio de la hacienda, que tendrá que ser mucho más alto que el actual para gatillar un proceso de recomposición de rodeos, después de tres años de dura liquidación.

En el próximo servicio deberían entorarse unos 20 millones de vacas, cuatro millones menos que en 2007. Pero hay tres factores que podrían atentar para que no lleguemos siquiera a ese número.

Primero, la mortandad de vacas que se espera en gran parte del país a medida que avance el invierno o que empiece la parición.

Segundo, el hecho de que muchos criadores, por la seca y por la caída de los ingresos, se han comido todo o parte de la reposición habitual.

Tercero, porque muchos criadores, en una tactación pre-servicio, están descubriendo un peso y un desarrollo muy inferior a lo habitual del aparato reproductivo de las vaquillonas de primer servicio, que llegan con un peso inferior al recomendado y un retraso en la madurez sexual generalizado.

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Caída. Se manifiesta en los rodeos de cría más tecnificados, y que tactan habitualmente; en el resto de los rodeos, los índices han sido históricamente inferiores.

Foto: Archivo

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EN RELACIÓN

En cientos de establecimientos ha fracasado o se ha pospuesto el servicio de 15 meses, y en otros se observa que el porcentaje de preñez en vaquillonas de 20-22 meses promete ser seguramente inferior a los años anteriores.

En todos lados, en función del estado corporal de los vientres y de los campos, se teme que la vaca comience a parir y a caerse. Como hemos dicho ya, en las zonas más castigadas por la seca el criador se ha guardado la vaca nueva vacía, que tiene pocos requerimientos alimenticios, y ha vendido (para faena) la vaca preñada.

Fracaso