Llegan cartas

Hay una mujer

Solina Lucca.

Señores directores: La madre tiene algo de Dios, por la inmensidad de su amor. Una madre que siendo joven tiene la reflexión de una anciana y en la vejez trabaja con el vigor de la juventud; una mujer que si es ignorante resuelve los problemas de la vida como un sabio, y que si es inteligente se acomoda a la simplicidad; una mujer que siendo pobre se alegra con lo que otros tienen, y siendo rica daría con gusto su tesoro; una mujer que siendo vigorosa se estremece con el llanto de un niño; una mujer que mientras vive no la sabemos valorar; porque a su lado todos los dolores se olvidan, pero después de muerta daríamos todo lo que tenemos por mirarla un solo instante, por recibir de ella un solo abrazo, un solo beso. De esta madre no me pregunten su nombre, porque yo la vi pasar en mi vida y ella cubrió de besos mi cara y mi frente.

Ella ha dejado aquí para vos y todas las madres del mundo, el retrato de una Madre.

Agradecimiento

Rosa H. Pérez de Malalana.

L.C.: 6.102.831, ciudad.

Señores directores: Quiero expresar mi infinito y profundo agradecimiento a los operadores del 911 y el personal de Cobem que me asistió junto a mis familiares en la madrugada del 17/05/09, al haber yo cursando una severa descompensación. En el término de diez minutos el móvil del Cobem me trasladó a una clínica privada para ser atendida con la urgencia que requería.

Quiero destacar la excelente atención, contención y calidez humana que me brindaron junto a mis familiares.

Hoy, gracias a Dios totalmente recuperada, sólo puedo agradecer infinitamente los cuidados brindados y servicios que merecen ser reconocidos por la comunidad de la cual soy parte. Una y mil veces, gracias.