Lengua viva

Lingüística y salud (I)

Evangelina Simón de Poggia

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La Lingüística es una ciencia que, como tal, tiene su propio objeto y método, y se interesa por la lengua bajo todos sus aspectos: como sistema, como acto, estática, en evolución, en formación, en el cambio, etc. Como se sabe, las bases formales y las partes constitutivas de una lengua: forma fónica del habla, estructura gramatical y semántica de la palabra e incluso la estructura sintáctica del enunciado global, derivan de un largo proceso socio-histórico y son estudiadas por una serie de disciplinas como: la fonética, fonología, morfología, semántica, sintaxis, etc., que forman las diferentes ramas de un vasto sector de la ciencia. Tampoco nos es extraño el hecho de que todas las formas de una lengua se expresen en el lenguaje vivo del hombre, por medio de un sistema apropiado de sonidos que se constituyen de acuerdo con determinadas leyes, de unidades léxicas que forman un enunciado coherente y explícito. También sabemos que el enunciado se forma según un proceso complejo que comienza con un proyecto global constituido por el pensamiento subyacente a dicho enunciado; pasa por la etapa del lenguaje interno y se realiza como lenguaje explícito. Desde el punto de vista del oyente, sigue el camino inverso: recepción del mensaje, identificación de sus informaciones esenciales y, por último, el esquema conceptual global experimentado como comprensión del mensaje escuchado. Este proceso fue estudiado bajo diferentes aspectos por lingüistas, psicólogos, neurólogos, etc., tarea nada fácil, pues parece que un enunciado normal no siempre sea posible disociarlo en sus partes constitutivas. Seguramente ésta fue la razón por la cual muchos lingüistas volvieron su mirada hacia un campo que hasta ese momento había permanecido en un plano indiferente, pero que con el tiempo iba a jugar un papel importante en la solución de estos problemas, nos referimos a las “patologías del lenguaje”. Basta recordar los aportes del cirujano y anatomista francés P. Broca (1861) cuando establece que los trastornos de la elocución obedecen a una lesión del tercio posterior de la circunvolución frontal del hemisferio cerebral izquierdo, quedando libres de afección los movimientos de los labios, lengua y laringe. Años después, el psiquiatra alemán C. Wernicke (1874) descubre que la percepción del lenguaje está afectada al producirse una afección del tercio posterior de la circunvolución temporal superior del hemisferio cerebral izquierdo, sin que el enfermo pierda la facultad de articular palabras o frases. En la misma época, surgen las investigaciones del neurólogo inglés Hughlings Kackson (1866) que, basándose en las investigaciones citadas, anuncia la hipótesis de que la unidad lingüística no es tanto la palabra aislada como el enunciado global proposicional, el cual va a ser perturbado cuando el cerebro sufre lesiones localizadas.

¡Investigaciones, aportes trascendentes para el futuro de la ciencia!