La huella iraní en “La Divina Comedia”

Nidya Mondino de Forni

Una sorprendente semejanza entre un capitel de la iglesia de San Isidro de León (España), donde una mujer y un hombre son puestos cabeza abajo por el demonio, y un pasaje de un antiguo texto zoroastriano llamado “Narración de Arda Viraf”:

“Yo también vi el alma de un hombre quien colgaba en plena atmósfera y cincuenta demonios lo azotaban, por delante, y por detrás, con dardos serpenteados”.

O estas otras: “Yo también vi a las almas de varios hombres y varias mujeres quienes están suspendidos cabeza abajo en el Infierno.

“También vi el alma de un hombre quien, desde la cabeza a los pies permanecía estirado en un ternillo de tortura, y mil demonios lo atropellaban con brutalidad y violencia”, que coinciden, dos siglos después, con idénticas versiones de “La Comedia”.

“Fuera de cada hueco se asomaban/ los pies de un pecador, y las dos piernas/ hasta el muslo, y lo otro estaba adentro”. (Infierno, Canto XIX, 24-26).

“De los que están cabeza abajo,/ el que pende del negro morro es Bruto”. (Infierno, Canto XXXIV, 64-65).

Textos que llevaron a estudiosos del tema a intentar mostrar una forma tradicional anterior que, sin negar la influencia de la rica cosmovisión musulmana en “La Divina Comedia”, pudiera haber nutrido el universo del florentino, permitiendo de esta manera acercar una específica forma tradicional (como es el catolicismo al cual se circunscribe la obra de Dante), a otras expresiones del espíritu como lo es el Zoroastrismo (*), a la vez que sirve para demostrar que la tradición siendo amplia en posibilidades, sin embargo es una en cuanto a verdad.

Aunque la “Narración de Arda Viraf” no tiene fecha exacta, puede situarse como posterior a la invasión de Persia por Alejandro, a quien se lo acusa de los asesinatos de sacerdotes y de la destrucción de archivos, provocando se perdiera el sentido original de la religión y surgiera la desconfianza entre los iraníes. Frente a ello se realizó un llamado a los devotos para que concurriesen a la Casa del Fuego (fuego en simbólica zoroastriana, sinónimo de pureza, luz y sabiduría divina) y determinaran los siete hombres más puros. Aquéllos, a su vez, deberían elegir a tres y éstos, a uno. El seleccionado será Arda Viraf, a quien se le encomienda la misión de viajar al lugar de los píos y de los impíos, con el fin de conocer si los ritos celebrados por los persas acercaban al hombre a Dios o a los demonios. Luego de una purificadora preparación física y mental puede ingresar, atravesando un puente, a las regiones que sólo los muertos pueden atravesar. Lo acompañan los seres espirituales, Sarosh y Adar, por quienes tendrá conocimiento de los premios que existen en el cielo, los castigos en el infierno y cómo es el purgatorio. Sabrá también cuáles son las obras pías y cuáles los pecados, para finalmente ser conducido a la Asamblea de Ormuzd (dios del bien) que le dirá:

“Habla tú hasta el fin Arda Viraf: sólo hay un camino de piedad, el camino de la primitiva religión (...) practica sólo buenos pensamientos, buenas palabras y buenas obras (...) sólo él no se mezcla con el polvo”.

Finalmente, luego de siete días y siete noches, Viraf cumple la orden enseñando la verdadera religión, y cómo hacer para mantenerla viva. Ciertamente, de este breve resumen surgen algunas de las semejanzas entre la “Narración de Arda Viraf” y “La Divina Comedia”, entre otras la existencia de un viaje iniciático, una sincera búsqueda espiritual; los protagonistas son guiados por seres altamente dotados de pleno conocimiento del sendero espiritual, Virgilio y San Bernardo en Dante, Sarosh y Adar en la narración; también está presente el simbolismo del puente, la puerta en la “Comedia”, el encuentro con la luz divina, las distintas esferas celestiales...

De todo ello bien puede surgir ahora una legítima pregunta: ¿Cómo Dante pudo acceder a esta antigua obra iraní o a su leyenda? Una posibilidad sería gracias a su cercanía a los templarios; otra, debido a su pertenencia a sociedades esotéricas, como los Fieles de Amor... Mas lo fundamental -y totalmente de acuerdo con los investigadores- no deber ser determinar cómo Dante pudo acceder a la historia de Viraf y su viaje, sino “mostrar cómo distintas formas tradicionales pueden acercarse en sus contenidos y búsquedas, motivación subyacente de este breve recorrido por fecundas regiones de la ancestral sabiduría irania y la cristiana occidental, fuentes comunes de luz y de paz”.

(*) Zoroastrismo: doctrina de Zoroastro (castellanizado Zaratustra). Personaje histórico-legendario iraní del siglo V a.C.

La huella iraní en  “La Divina Comedia”

“El Infierno” (detalle), de Joseph Anton Koch.