Artes Visuales

“Dibujos”

Domingo Sahda

Días atrás fue abierta a consideración del público interesado una exposición de trabajos plásticos nominados genéricamente como “Dibujos” en las salas de AG/Arte sitas en Bulevar Gálvez 1616 de nuestra ciudad. La colección a la vista ha sido titulada por su autor, el artista Claudio Giménez, con la denominación genérica de “Dibujos”. La colección a la vista se presenta como muy bien organizada visualmente y admite un lento y moroso recorrido apreciativo, tanto de los subconjuntos como de cada trabajo individual.

Transgrediendo las fronteras convencionales del apartado Dibujo, límites por cierto anacrónicos a esta altura del desarrollo de la comunicación visual, cada pieza a la vista, en general de formato medio menor, se presenta como la articulación técnica de diversos procedimientos y conceptualizaciones grafoplásticas. De tal modo se presentan al ocasional espectador dibujos de precisa configuración, organizados como construcción de volúmenes virtuales definidos por el límite de la línea. Las áreas de color definidas como arquitectura de volúmenes faciales o corporales, de neto y restallante color, con cortes y límites formales tajantes se acoplan al color como “goteo” o “dripping” puestos con la voluntad de quebrar el hieratismo preciso, de exacerbada contención.

El expositor logra de este modo una particular síntesis expresiva, atendiendo al proceso de construcción formal de la metáfora plástica sin concederse licencias de autojustificación. Su rigor formal es la resultante de un rigor expresivo particularizado, que es la otra cara, y por cierto, muy significativo, de sus proposiciones visuales. No basta, ya se sabe en el mundo del arte, “decir” la forma con la excelencia propia de un oficio adquirido, exigido y trabajado. Si el mismo no se sostiene con un protofondo expresivo justificador, con un “de qué hablar”, “qué decir” -en sentido figurado, se entiende-, estos trabajos encantarían por su calidad de ejecución y nada mas. Pero aquí hay más. Esta exacerbada manera de construir las imágenes, esta tensión expresiva al límite sostiene el sentido último del “métier” de Giménez. Se trata de opinar, de reflexionar, de subrayar la carga ocasionalmente melodramática de cada imagen, su conflictividad subyacente, la casi opresiva constancia de que, detrás de cada imagen triunfalista, detrás de cada imagen cuasi religiosa anida el sufrimiento contenido aherrojado por el “deber ser” de cada presencia emblemática. El sutil deslizamiento de líneas rojas, que remedan la sangre que fluye como evidencia del dolor, está presente de manera constante en casi todos sus trabajos a la vista. Como lo está la contradicción conflictiva de lo preciso en cuanto trazo, con lo temperamental y explosivo en cuanto color. Estamos en presencia de imágenes muy bien resueltas plásticamente que merodean constantemente el mismo sentimiento. Giménez logra excelentes resultados en la mayoría de las piezas que exhibe. Y estos logros mayores no pueden ser precisados puesto que el expositor, con una actitud más propia de la inseguridad, no señaliza ni nomina de modo alguno cada obra en exposición. Esta opinable actitud restringe la posibilidad de extender la reflexión en torno a este u estotro trabajo. De sobra se sabe que toda configuración colectiva siempre se construye a partir del acoplamiento de individualidades, que por afiatada articulación hacen crecer el conjunto.

En esta colección a la vista se suceden imágenes consagradas por los medios masivos de comunicación, las publicaciones que otrora llamáramos “Historietas” o revistas de publicación semanal que aleccionaban sobre el derrotero político-militar del país y sus personajes destacados. A estas imágenes de personas de la historia oficial se le anexan imágenes de estampas religiosas de mayor o menor significatividad en el historial subjetivo de cada quien.

Giménez se apropia de estas figuras coloreadas y las resignifica, otorgándoles un sentido alternativo de manifiesta calidad, tanto en proceso como en producto.

Estas imágenes convocan a un aura de un medido sentimentalismo. El autor ofrece, elípticamente, a través de sus dibujos-color, “su corazón”, un modo que acercamiento subjetivo que en ningún momento decae como construcción metafórica del sentimiento.

Son buenos estos trabajos, bien recortados en el plano de apoyo. No hay dudas en la construcción plástica; sí, en cambio, ocasionales reiteraciones y facilismos compositivos. Un cierto aura de decadentismo plástico sobrenada en la entonación general de la proposición artística del compositor, decadentismo como un cierto vaho de atmósfera asfixiante, tópico que subraya la intencionalidad discursiva del expositor. Evita con elegancia que sus imágenes se deslicen por el andarivel del triunfalismo patriotero o religioso.

Interesante este camino adoptado. No pide prestado a nadie mas que a sí mismo y arremete con lo suyo sin decaer en autoindulgencias. Personificándose asimismo en este u otro trabajo solicita una cierta licencia, que le es concedida porque su proposición, de absoluta personalización diferenciada, con perfiles propios, lo vale. Enhorabuena.

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Dibujos de la serie “Patrias”, de Claudio Giménez.