Un romance de tres minutos que también ayuda al cuerpo

La pareja obtuvo el segundo puesto en el Festival de Tango de Córdoba.

Un romance de tres minutos que también ayuda al cuerpo

Una joven pareja de tango -que obtuvo el segundo puesto en el Festival Nacional de Córdoba- ofrece talleres gratuitos de este baile a personas de diferentes edades. Las ayuda a mejorar la postura, la concentración y la memoria.

TEXTOS MARIANA RIVERA / FOTOS GENTILEZA CAROLINA JADOR

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Las clases gratuitas de tango se dan en los siguientes lugares: La Casa del Sur (San Jerónimo al 1100), Nicasio Oroño (Santiago del Estero al 2800), el Centro de Jubilados Los Abuelos (Obispo Boneo al 4100), barrio Centenario (vecinal de calle Independencia), Vecinal Unión y Trabajo (Pedro de Vega al 2000), el Prado Español (General Paz y Hernandarias) y la Vecinal Chalet (Mariano Cabal al 3900).

“Dicen que el tango es un romance de tres minutos. Si te sentís a gusto con el bailarín, cerrás los ojos y te dejás llevar durante esos tres minutos que dura cada tema. Es como que estás en otro lugar. Es un baile muy sensual y romántico, incluso en sus letras”, aseguró Carolina Jador, quien tiene experiencia en el tema.

A pesar de sus jóvenes 30 años, ama al tango “con pasión”, asegura, quizás porque nació en el seno de una familia formada por el famoso cantor de tangos del Club Unión “Cholo” Flores de la década del setenta y de una bailarina del dos por cuatro. Junto a su compañero de baile, Daniel Mendoza, recientemente obtuvieron el segundo puesto en el Festival Nacional de Tango de La Falda, Córdoba, y participaron en el Mundial de Tango que se realizó posteriormente en Buenos Aires.

Pero los bailarines no sólo hacen sus presentaciones como pareja sino que enseñan a bailar tango gratuitamente en varias instituciones de nuestra ciudad a personas de la tercera edad que buscaban una instancia para mejorar su calidad de vida y un ámbito para socializarse. Sin embargo, actualmente son muchos los jóvenes universitarios que se animaron a tomar a su pareja con elegancia y comenzar a deslizarse por el salón, al compás de la música.

“El tango es un baile que mejora mucho el equilibrio y la coordinación, incluso el caminar. También ayuda mucho para la concentración y la memoria, la estabilidad y la buena postura. Asimismo, sirve para que la gente grande tome seguridad al caminar, sin pisar en falso”, explicó Carolina.

Marta Yoris tiene 64 años y concurre a las clases de tango en el Prado Español y en Unión y Progreso desde hace más de un año. Padece Parkinson, motivo por el cual es coordinadora del Grupo de Autoayuda Parkinson Santa Fe, y está muy contenta con los logros obtenidos para su salud con este baile.

“El año pasado fuimos a un Congreso Mundial de Tangoterapia en Rosario y nos enteramos que este baile se usa como terapia en Estados Unidos, Canadá y Europa. Empecé a ir a las clases de tango cuando volví y me empecé a sentir cada vez mejor: me ayudó a la movilidad y el equilibrio y me mejoró el ánimo. También me mejoró la coordinación, que no tenemos por la enfermedad. Para el Día del Parkinson, que se festeja en abril, bailé con el profesor sobre el escenario”, dijo orgullosa.

Leonardo es uno de los alumnos más nuevos de la clase de tango en el Centro de Jubilados Nicasio Oroño. No concurre por problemas físicos (tiene 21 años y estudia Ingeniería Química en el UNL) sino porque le interesó la propuesta.

“Fuimos con unos amigos de la facultad porque nos interesaba el tango como baile nacional. Además, el taller se daba enfrente de la facultad, era accesible y queríamos ver cómo era. Al principio fuimos unos pocos, dos o tres, y ahora estamos yendo unos 12. Nos gustó mucho, no es difícil de aprender y es llevadero. No soy del tipo de personas que le gusta este tipo de baile, sino otra cosa como la salsa, pero me enganché mucho con el tango. Nos sirve para despejarnos un rato del estudio”, admitió.

CLASES GRATUITAS

Carolina y Daniel llevan 10 años bailando y se conocieron “tomando clases y después, juntos, seguimos formándonos en Santa Fe, Paraná y los alrededores. Desde hace tres años nos vamos a capacitar en Buenos Aires, en la Escuela Argentina de Tango y en la de Copello, además de tomar clases con Alejandro Andrián, conocido coreógrafo de Paraná, quien se fue a vivir a Buenos Aires e incluso está en la escuela de tango de Mora Godoy”, precisó.

Además, desde hace 6 años están dando clases en el Prado Español. “Los domingos es un clásico que estemos en El Prado Español dando clases, a las 20. Pero también trabajamos con la Municipalidad en diferentes barrios, dando clases gratuitas de tango, para todas las edades. En Nicasio Oroño -por ejemplo- tenemos muchos chicos jóvenes de la facultad, que se cruzan a tomar clases, a diferencia de Pedro de Vega, adonde tenemos toda gente de la tercera edad”, planteó.

La bailarina aclaró que “la persona que no tiene pareja puede ir igual a las clases. En general, en los diferentes grupos, la mayoría son personas solas, excepto un par de matrimonios. Antes eran sólo mujeres las que iban y por suerte ahora están parejos”.

En este sentido, opinó que “antes, se veía al tango como algo para la gente grande y parecía que los jóvenes no se acercaban por miedo o pudor. Entonces, el 80% de los alumnos era gente de la tercera edad, pero desde hace dos años esto fue cambiando. Empezó a venir la abuela con el nieto y faltaba la generación intermedia. El nieto venía a mirar y después se terminaba “enganchando’ con las clases. Para nosotros fue buena esa experiencia porque después empezamos a trabajar con chicos más chicos, de alrededor de 8 años. Nos dábamos cuenta de la velocidad de aprendizaje que tenían y cómo sacaban los pasos enseguida, algo que con la gente grande nos cuesta más y lleva un poco más de tiempo”.

Respecto de la respuesta que tuvieron de jóvenes universitarios en uno de los talleres, Carolina mencionó gratificada que “el año pasado pegamos carteles con el anuncio de las clases en la facultad, para ver qué pasaba. Se sumaron unos 20 chicos, entre 18 y 23 años, además de nueva gente grande y, sobre todo, más varones, algo raro porque siempre hacen falta. Se les nota el entusiasmo. Los chicos nos dicen que hasta hace unos años veían al tango como un baile sólo para la gente grande y ahora se rompió con todo ésto”.

UN VIAJE SIN RETORNO

Carolina también se refirió a otros beneficios del tango para la salud de las personas. “Esta alumna que tiene Parkinson hace más de un año que toma clases con nosotros, como parte de su tratamiento indicado por su doctor. Tratamos de tener cuidado porque hay veces que ciertos pasos o movimientos para ella son un poco más exigidos. Pero siempre le decimos que tiene que hacer hasta donde se sienta segura. Ve que le mejoró mucho el equilibrio y la coordinación, incluso también al caminar. El tango ayuda mucho para la concentración y la memoria, la estabilidad y la buena postura. También sirve para que la gente grande agarre seguridad al caminar, sin pisar en falso”, comentó.

Está convencida, al igual que su pareja de baile, de que gracias a los talleres de tango formaron “una gran familia: no es que tomás tu clase y te vas. Nos juntamos a bailar (organizan las denominadas milongas semanal o mensualmente), a comer, a contarnos historias de vida. Vas interactuando y es diferente cómo se vive este curso”, opinó.

En este sentido, explicó que quizás esta pasión por el tango la contagian a sus alumnos. “Cuando conocí a Daniel teníamos un grupito de 4 ó 5 personas y nos había agarrado algo así como una pasión por el tango. Terminábamos de salir de una clase y nos juntábamos en una casa para ver videos de Gabito o Miguel Ángel Sosa para querer sacar pasos. Es como que no nos alcanzaba la clase y queríamos seguir investigando y aprendiendo. En su momento estaba el Canal de Tango por televisión -que después sacaron- que también mirábamos y grabábamos. Nos fue envolviendo y por eso decidimos que esto era un viaje sin retorno”.

Y concluyó: “Recomendaría aprender tango porque es nuestra música nacional, lo que nos caracteriza en el mundo. Esta sensual y particular forma de vivir el tango nos atrapó. Los curiosos tendrán que abstenerse porque es algo que te atrapa, pero te tiene que gustar”.

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Carolina y Daniel también se presentaron en el Mundial de Tango realizado en Buenos Aires.

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Jóvenes y adultos mayores participan de los talleres.

REPRESENTANTES DE SANTA FE

Carolina y Daniel hacen distintas presentaciones de tango en eventos culturales, como el Ciclo de Tango en los Patios y en clubes barriales, auspiciados por la Municipalidad.

Además, desde hace dos años son convocados por el Ballet de Cámara de la ciudad, dirigido por Fernando Coraza, para actuar en el Día Nacional de la Danza que se celebra en abril, conducido por “Pipi” Rivero.

En este sentido, Carolina recordó que “fue para esa fecha cuando Pipi Rivero nos impulsó para ir al Festival Nacional de Tango de La Falda. Posteriormente, nos invitaron a bailar en el shopping Altos de Rosario y ahí nos convenció. Al festival, que se desarrolló del 17 al 19 de junio, concurren orquestas de tango, pero el día previo se hace la competencia de los bailarines”.

En este sentido, comentó que “nosotros nos presentamos en dos categorías: tango salón y tango escenario. Fuimos los únicos representantes de Santa Fe, ya que las demás parejas eran de Córdoba.

En la categoría escenario, el jurado tuvo que elegir entre la que fue la pareja ganadora y nosotros. Estamos orgullosos de haber participado y obtenido el segundo puesto en este certamen nacional. Fue una buena experiencia y, también, el 22 de agosto participamos por primera vez del Campeonato Mundial de Tango”.