¿Qué más pedir?: ganó, gustó, goleó y llegó a la punta...

Unión sacó anoche el Quini

y es la primera vez que juega

A la solidez de sus números para esta campaña sorpresiva, el equipo de Alí le agregó anoche el fútbol que todos estaban esperando: 5 a 1 a Platense. Punta a la vista.

 

Darío Pignata

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A la frase futbolera y popular que “Unión tiene más c... que la Ritó” la dejaron descansar anoche por un ratito. Es que este equipo, el de los goles agónicos y las jugadas milagrosas, se regaló un fútbol de alto vuelo para aplastar a Platense en Santa Fe. La exhibición en rojo y blanco tuvo de todo: un gol de carambola (el primero de Correa), un toquecito de calidad de Ricky Acosta en el segundo, una avivada de Saucedo en tiro libre, la pared feliz de Jorge Torres y el golazo de Saucedo desde más allá de la mitad de la cancha, colgando a un Hernando que todavía debe estar enredado en el 15 de Abril. De todos modos, es justo decir que el mismo experimentado arquero de Platense fue el responsable de que no le llenaran más la canasta en Santa Fe, aunque los daños y perjuicios que Unión le ocasionó son importantes: Ricardo Kuzemka, el entrenador de turno, se quedó sin trabajo.

En el contexto de un festival tatengue, adentro y afuera de la cancha con la caravana a bocinazos para desafiar el frío polar de anoche, el del correntino Saucedo fue el gol más espectacular de los últimos tiempos en Santa Fe, incluso superando aquél de Martín Zapata contra Talleres. Es que, esta vez, después de una pérdida de pelota irreparable de los volantes calamares, el capitán y nuevo ídolo de Unión la clavó desde su propio campo. El balón debe haber recorrido entre 50 y 55 metros, metiendo al “Toto” Hernando con pelota y todo adentro del arco de la Redonda. Fue el 5-1, broche perfecto para una noche inolvidable para todos en López y Planes. El “¡Sauceeedo... Sauceeedo...!”, con la letra “e” alargada que bajó de las tribunas marca el nacimiento de un nuevo ídolo para la gente. Que no se lo ganó sólo con goles y golazos, por más que ya lleva 4, todos sirvieron para ganar y todos, desde afuera del área. En cualquier caso, los remates espectaculares decoraron el premio de un jugador que pone en todas como si fuera la última, la pide siempre, nunca se esconde como 5 tapón, va hasta los pies de los zagueros o laterales y es capaz de jugar con tanta precisión en la corta como en la larga (cambios de frente, pelotazos frontales). Viene del fútbol grande: tapado en Estudiantes de La Plata por un tal Juan Sebastián Verón, hizo experiencia en Godoy Cruz de Mendoza el año pasado. Hasta que Pumpido y Alí lo buscaron para que marcase presencia en esta divisional, algo que rápidamente consiguió en un aspecto: mete tanto que contagia al resto. Por eso no dudaron, sin Matías Donnet, en darle la cinta de capitán.

El secreto extremo

Si algo le estaba faltando al Unión invicto, era mayor agresividad para llegar al área de enfrente. Uno conoce a la perfección la vieja idea de Nery y la reinventada del Turco: para ellos, el 4-4-2 es el mejor de todos los esquemas. Y en ese sentido, el corazón del equipo siempre pasa por los carrileros. Anoche, el “Coqui” Torres y “Ricky” Acosta la rompieron: llegaron siempre, participaron en jugadas de gol y llegaron a sacudir la red de Hernando una vez cada uno.

Lo que hicieron anoche es lo que deben intentar hacer siempre desde la raya y como carrileros: ir, viajar y llegar. Por afuera o haciendo la diagonal. Los goles de ambos reflejan la perfección teórica llevada a la práctica. En el del pibito, llegando al área cuando la jugada nace del otro lado: centro de Cólzera por izquierda, se pasa Guerra de 9 y “Ricky” Acosta que la acaricia al gol, entrando por derecha; en el de Torres, puro slalom del “Coqui”, pared con Guerra, mano a mano con Hernando y gol de zurda.

Ayer, por primera vez en el campeonato, los carrileros fueron los verdaderos “motorcitos” del equipo. Los viejos pistones, los olvidados peones. A esa explosión se sumó un partido increíblemente raro de los dos delanteros, porque Guerra jugó bien con la pelota y Cólzera fue desequilibrante. Lo de raro es porque Unión hizo cinco goles y los delanteros no se anotaron en la lista de premiados.

Por Donnet, como Donnet

Las dos decisiones futbolísticas que tomó el Turco Alí fueron futbolísticamente productivas. Pensó en darle, con los cambios, lo que al equipo le faltaba: juego, agresividad, profundidad. Al no convencer Pagés en Caballito, se pensó en “Ricky” Acosta y el chico se bancó el carril, siendo casi ideal su segundo tiempo. Hoy, más allá de la casualidad de marcarle a Platense y llegar a la punta, como le sucedió a Matías en su debut esa noche en que el equipo de Pumpido goleó 5-2 en Vicente López, la frescura de este chico, que ya tiene dos goles en pocos minutos de profesionalismo, es para ilusionar a los hinchas tatengues.

Lo de Cólzera también fue un acierto. Porque el ex Rafaela y Huracán, que es rápido, tiene otros recursos para acompañar a Guerra en la ofensiva: se puede tirar atrás, salir de la marca y arrancar con espacios, por más que lo mejor lo haga desde la raya, como cuando le quebró cintura al marcador y sacó un centro-gol para Acosta en el 2-0. No tiene problemas de perfil y puede ir sin dificultades técnicas por los dos lados.

Nace un equipo

En todo proceso nuevo -éste lo es totalmente: dirigentes, director deportivo, cuerpo técnico, refuerzos-, los resultados siempre son importantes para darle confianza a la idea de juego. Por eso el valor de ese penal que se fue arriba en Mendoza o el empate agónico en Caballito contra Ferro. No por sumar un punto en sí... sino por el empuje anímico que le da a un equipo el hecho de saber que no pierde.

El invicto le permitió a Ojeda recuperarse después de un mal arranque; a Correa, adaptarse al fútbol argentino; a los carrileros, encontrar su verdadero nivel, y al doble cinco, manejar los tiempos del equipo desde la base. Que Unión aparezca puntero en las primeras siete fechas es una verdadera sorpresa para todos los extraños y para algunos propios también. No por la punta en sí, sino porque muchos de estos jugadores terminaron envueltos en el fracaso que armó Quiroz hace apenas unos meses. Que Unión aparezca arriba es importante. Pero también vale lo mismo o el doble que el césped del 15 de Abril se califique con 10 puntos, que Casasol sea lo que hoy es, que el plantel quede “casi” al día, que los empleados cobren y que a los hinchas les den ganas de volver a la cancha como está pasando.

“Nos cuesta mucho, porque se nota que la decepción de la gente era más grande de lo que pensábamos”, me decía anoche el presidente Luis Spahn antes del partido.

Igualmente, mejor que este arranque, imposible. Invicto. Puntero. Menos de un gol en contra por partido. Casi dos tantos de promedio a favor cada 90 minutos. Ganó cuatro, empató tres. Ganó, gustó, goleó y quedó arriba. Bien arriba. ¿Qué más pedir? Se sacó el Quini anoche y, lejos de ser un seguidor obsesivo, es la primera vez que Unión juega. Al fútbol, claro está.

5-1: el mejor de todos

Ahí aparecen los jugadores de Unión para treparse sobre la humanidad del capitán Gonzalo Saucedo. Fue el gol más espectacular de los últimos tiempos: pateó desde 52 metros.

Foto: Mauricio Garín

4-0: pared y gol de Torres

Una corrida impresionante de Jorge Torres como carrilero izquierdo, tocando y buscando la pared con Claudio Guerra. Quedó mano a mano y la clavó al lado del caño.

Foto: Mauricio Garín

2-0: “Ricky” Acosta

La aparición refrescante más importante del fútbol de Unión: lo fueron llevando de a poco a “Ricky” Acosta y anoche el Turco Alí le tiró la camiseta como titular. El pibito le pagó con una gran actuación y un bonito gol como carrilero derecho. La gente de ilusiona con este chico.

Foto: Mauricio Garín

1-0: el uruguayo Correa

Se lo perdió Claudio Guerra, se le escapó a Hernando, apareció el travesaño y el charrúa Nicolás Correa marcó su primer gol con la camiseta de Unión en el ascenso.

Foto: Mauricio Garín

3-0: Saucedo de tiro libre

Estaban festejando todavía los hinchas el tanto de “Ricky” Acosta hasta que llegó un tiro libre. Todos esperaban el centro y Saucedo le pegó al primer palo. Golazo.

Foto: Mauricio Garín