“Cuestión de principios”

Lo bueno de lo viejo

Rosa Gronda

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“Cuestión de principios” combina varias líneas narrativas que circulan por los canales de la comedia dramática. Estética y narrativamente, es una película convencionalmente clásica, que se parece a los valores que encarna su protagonista principal, un impecable Federico Luppi que apela a su no tan frecuente costado de comediante.

Basada en un cuento de Fontanarrosa, se trata de la historia del viejo empleado de una empresa rosarina en plena innovación, desde lo edilicio y estructural hasta lo gerencial.

Federico Luppi es un empleado de la guardia vieja, que a pesar de sus méritos nunca ha ascendido a un puesto relevante en su trabajo. El lugar que podría haberle correspondido, le toca al personaje de Pablo Echarri, un joven empresario yuppie, que desembarca en la renovada empresa, luego de varios posgrados europeos, que lo han adiestrado sobre las reglas del marketing y el cinismo. Vive solo y como hobbies obsesivos acumula algunos objetos especiales. El conflicto surge el día en que se entera de que su empleado posee una revista antigua, precisamente la única que le falta para completar su colección privada. Cuando quiere comprarla, Luppi se niega porque ésta tiene para él un valor sentimental.

Ser o no ser

Pero el jefe no se resigna y emprende una cruzada cada vez más agresiva para lograr su objetivo. La dignidad del personaje de Luppi se pone a prueba. Su mujer es la primera en presionarlo para que acepte las sumas cada vez más elevadas de dinero que le ofrece Echarri.

¿Cuánto hay de real convicción en la rectitud irrenunciable que caracterizó la vida del viejo empleado y esta posibilidad tentadora que proviene de alguien a quien en el fondo menosprecia? Las idas y vueltas sobre este dilema ético instalan un tenso suspenso que gira en torno de la decisión final que tomará el protagonista.

Luppi convence con su personaje encantadoramente “demodé” que bordea el ridículo sin caer nunca en él, así como Aleandro (un poco menos) y Echarri compone un personaje tan implacable como el que encarnó en “El método” de Marcelo Piñeyro.

Un costumbrismo risueño es el tono dominante en toda la película, el mismo que a Fontanarrosa le servía para observar personajes de la vida cotidiana, con ingenio y humor.

La parodia tiene un costado agudamente crítico, pero la mirada es siempre tiernamente humana.

Cerca de la gente

Al igual que en “Rosarigasinos”, la ópera prima de Rodrigo Grande, “Cuestión de principios” está filmada íntegramente en Rosario. La comedia, que abre y cierra en el contexto de la ciudad y su río inconfundible, se vertebra y sustenta sobre un relato de un rosarino tan genuino como Fontanarrosa.

Técnicamente la película no tiene mayores objeciones, destacando el montaje, lo que no es de extrañar estando la firma de Miguel Pérez, uno de los mayores referentes del rubro. La banda sonora hace un uso desprejuiciado de música clásica junto a temas de otras épocas como “Venecia sin ti” o un garboso pasodoble, que construyen un tono “angeladamente” costumbrista. A pesar de alguna que otra frase un poco ampulosa, la película se gana igualmente el corazón de la platea.

Se trata de un cine que por su tema y por su forma quiere estar cerca de la gente. El filme abunda en referencias y citas al séptimo arte desde el comienzo. Una de las escenas iniciales registra una charla cotidiana entre compañeros de oficina. Allí, un muchacho joven en un lenguaje muy informal, trata de contar a quienes lo rodean nada menos que el argumento de “El Ciudadano” de Orson Welles. Lo hace en el mismo tono de una charla entre amigos del bar. Una simpática metáfora de lo que respecto del cine parece aspirar el director.

Lo bueno de lo viejo

Un film con humor, emoción y reflexiones sobre los afectos que no tienen precio. Otra película recomendable que suma al buen momento del cine nacional.

Foto: Télam

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BUENA

“Cuestión de principios”

(Argentina/2009, color). Dirección: Rodrigo Grande. Con Federico Luppi, Norma Aleandro, Pablo Echarri, Pepe Novoa, Mónica Antonopulos, María Carámbula, Oscar Núñez, Oscar Alegre. Guión: Rodrigo Grande y Roberto Fontanarrosa, sobre un cuento de éste. Fotografía: Pablo Schverdfinger. Música: Ruy Folguera. Edición: César Custodio y Miguel Pérez. Duración 110 minutos. Apta para todo público. Se exhibe en Cinemark