EDITORIAL

Se distorsiona el federalismo

 

Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Chubut, Neuquén, la ciudad de Buenos Aires y, en menor medida, Mendoza y Tierra del Fuego, son las provincias que generan más recursos de los que en ellas se gasta, si se suman los impuestos nacionales, provinciales y municipales que en cada distrito se cobran. El dato revela la distorsión que existe en el federalismo argentino, y expone las condiciones que facilitan el nocivo clientelismo político.

El informe de Correspondencia Fiscal de la consultora de Orlando Ferreres reveló que desde hace al menos una década, Santa Fe aporta recursos para solventar los déficit de otros distritos. En 2008 fueron unos 4.121 millones de dólares. Es el mayor aporte que una provincia hace al país en términos de producto bruto territorial.

Que la provincia haga un aporte federal es una obligación a la que no le cabe discusión; pero que lo haga para solventar distritos que no respetan las pautas de ordenamiento fiscal impuestas desde el Congreso, es algo que los representantes de la provincia en el Congreso debieran al menos debatir.

Más aún, no se explica por qué distritos como San Luis, que exhiben con orgullo sus datos de bienestar social, reciben más de lo que producen, mientras Santa Fe aporta más de lo que recibe, a pesar de sus altos indicadores de necesidades sociales, laborales y de infraestructura.

El federalismo es la suma de Estados independientes que se unen con el objeto de conformar la Nación; son las provincias las que le ceden a la administración federal su derecho a cobrar impuestos para financiar al país y compensar a los distritos más relegados mediante un esquema de distribución fiscal con fundamentos solidarios.

El gobierno central, sin embargo, relaja los compromisos federales de ordenamiento fiscal y convalida las deudas imprudentes, con el objeto de prometer financiamiento y alinear voluntades que consolidan su poder, pero que debilitan al país.

No se puede admitir que Buenos Aires tenga que aumentar gravámenes, o que en nombre de Tierra del Fuego se cobren impuestos en todo el territorio nacional. Es inadmisible que Santa Fe tenga que mendigar por sus cuentas en rojo cuando es la provincia que más superávit genera y la que menos recibe en términos relativos, aun cuando muestra buenas notas a la hora de administrar sus asuntos.

El Congreso no cumple con el mandato constitucional de hacer una nueva ley de coparticipación federal; muchas provincias consolidan sus imprudentes deudas y se escudan en financiamientos clientelares; el gobierno central sostiene la potestad inconstitucional de generar impuestos sin coparticiparlos, o aun de distribuir lo que califica como “reparaciones históricas” a discreción del Poder Ejecutivo.

No hay excusa partidaria posible. No la tienen ni la administración provincial ni los representantes santafesinos en el Congreso. La salud, la educación, los desocupados, pero también los atribulados productores, industriales y comerciantes santafesinos, merecen que sus representantes peleen por lo que legítimamente corresponde.