EN DOS DIAS SE CUMPLEN 20 AÑOS DE LA CAIDA DEL MURO

Merkel se opone a una política de

punto final por el pasado de la RDA

Se mostró partidaria de continuar investigando los crímenes cometidos por dirigentes de la ex República Democrática Alemana, mientras algunos insisten en la necesidad de hacer “borrón y cuenta nueva”.

 

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EFE/AFP

La canciller alemana, Angela Merkel, se manifestó contraria a aplicar la política del “borrón y cuenta nueva” con respecto al pasado de la extinta República Democrática Alemana (RDA).

“Hacer borrón y cuenta nueva significaría querer reprimir algo. Primero que eso no funciona nunca; y segundo, creo que debemos mantener despierta la memoria de lo ocurrido”, señala Merkel en declaraciones que publica hoy el diario “Leipziger Volkszeitung” con motivo del vigésimo aniversario de la caída del Muro de Berlín.

Merkel sostiene que mantener vivo el recuerdo debe ser un compromiso que “debemos a las muchas víctimas del régimen de la RDA y a las generaciones venideras”.

“¿Cómo vamos a explicar lo importante que es la libertad si ocultamos las experiencias de la ausencia de libertad?”, añade.

Berlín celebrará este lunes el vigésimo aniversario de la caída del muro con una gran “Fiesta de la Libertad”, a la que acudirán numerosos jefe de gobierno y Estado.

El acto que se desarrollará a ambos lados del la Puerta de Brandeburgo culminará en el derribo simbólico de un muro fabricado por jóvenes de todo el mundo que ha sido instalado a modo de piezas de dominó en un trayecto de 1,5 kilómetros.

Las piezas, de unos veinte kilogramos cada una, han sido ubicadas siguiendo las huellas del antiguo muro, en el tramo entre la Potsdamer Platz y el Reichstag -el edificio que alberga el parlamento alemán- con la Puerta de Brandeburgo en el epicentro.

El muro simbólico está compuesto por un millar de piezas de poliestireno de unos 2,5 metros de alto, pintadas por 15.000 jóvenes de todo el mundo que han plasmado en cada una de ellas su visión sobre los veinte años de la caída del muro.

“Cada pieza de dominó simboliza una propia historia sobre la caída del muro, desde la perspectiva de la gente joven, a veces pensativa, a veces triste, otras veces a modo de documentación o en forma chistosa”, explica el organizador del proyecto Moritz van Dülmen en un comunicado de presentación de la obra.

Con la caída de las piezas de dominó se pretende recordar simbólicamente a la reacción en cadena que causó en toda Europa la caída del muro de Berlín.

La celebración

La ciudad vive la conmemoración del vigésimo aniversario de la caída del Muro convertida en un escenario mediático para revivir su noche más hermosa, la del 9 de noviembre de 1989, la que precipitó el proceso de reunificación alemana y su resurgir como nueva capital de la potencia europea.

De símbolo de la Guerra Fría al nuevo Berlín que no oculta los estragos de la historia: la escenografía del acto central del lunes, con el derribo de un dominó de 1,5 kilómetros, desde la Potsdamer Platz a la Puerta de Brandeburgo, difundirá por todo el planeta esa imagen de ciudad poderosa, revitalizada desde su desgarro.

Medios de todo el mundo copan el centro de la capital, recorren las huellas dejadas por los 155 kilómetros de Muro que durante 28 años rodearon su sector occidental y entrevistan a ciudadanos corrientes y políticos de uno y otro lado en busca de su testimonio.

La grandeza de la noche del 9 de noviembre consistió en la respuesta espontánea de las decenas de miles de ciudadanos que se lanzaron sobre la frontera. Será difícil que una escenografía, por perfecta que resulte, supere la carga emotiva contenida en las imágenes de entonces.

Para Berlín es una oportunidad de mostrar su actual epidermis, que alterna las cicatrices históricas con la nueva ciudad surgida en lo que durante décadas fue tierra de nadie, junto al Muro, como la Potsdamer Platz.

El 9 de noviembre fue la culminación de la Revolución Pacífica, que de la consigna del “Wir sind das Volk” -“Nosotros somos el Pueblo“- de las primeras marchas minoritarias desembocó en semanas en manifestaciones masivas en todo el país.

La presión era insostenible para la República Democrática Alemana (RDA), presionada además por la “Perestroika” de Mijail Gorbachov. El comunicado que precipitó la apertura de las fronteras, el 9 de noviembre, derribó los últimos diques de contención.

El 3 de octubre de 1990 se firmó el Tratado de Unidad por el que el territorio de la RDA se integró en la RFA. Fue una absorción, que arrasó con el régimen germano-oriental, pero también con los referentes y señas de identidad de sus 16 millones de habitantes.

Merkel se opone a una política de punto final por el pasado de la RDA

Los rostros de las víctimas del comunismo continúan presentes veinte años después del inicio del proceso de reunificación de las dos Alemania. Foto: AFP