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Silueta de verano: entre lo ideal y lo posible

Durante los últimos diez años se ha impuesto en la sociedad y en la cultura en general un modelo de mujer, de cuerpo de mujer, donde lo valorado atenta contra la salud física y psíquica. ¿Qué se valora? ¿Qué cuerpo quieren tener las mujeres hoy?

TEXTOS. GISELA HOLC, Lic. en Psicología de la UBA

Se acerca el verano, y la llegada del primer calorcito pone en una situación difícil a las mujeres de hoy. Empezar a usar ropa de verano, más suelta, más liviana, deja a la mujer con una sensación de mayor exposición corporal. Su cuerpo queda más a la vista. Y ésto la enfrenta con un problema: su propio cuerpo. No porque el cuerpo en si mismo sea o tenga un problema, sino porque la distancia existente entre el cuerpo ideal que una mujer quiere tener y el cuerpo real que tiene, la frustra.

Cada época tiene una moda, hoy nos parece increíble que años atrás se usara la mujer gordita, o rellenita. Eso era lo que se valoraba. Hoy día, el reconocimiento social apunta a la flacura como rasgo esencial. Pero no hay que olvidarse de que, como estamos hablando de moda, toda moda dura un tiempo y después se va, se cambia por otra. Estos son valores temporarios, pero cuando están vigentes imponen su propio peso.

IDEALES Y REALIDADES

Las mujeres buscan tener un cuerpo sin curvas, sin formas, recto, donde todas sean iguales, anulando las diferencias y donde pareciera que lo más importante es la etiqueta del jean que usan. Eso si, ¡las lolas a quirófano!

Es interesante, además, resaltar que el cuerpo de mujer que le gusta a la mujer no es el que le gusta al hombre. Y aquí cabe preguntar: ¿a quién quiere gustar la mujer?

Esta pretensión de igualdad, de verse incluida en un targuet social, la lleva a la mujer a una sensación de frustración, muchas veces llegando a la depresión y a los trastornos de alimentación, ya que pertenecer tiene su precio y no hacerlo tiene su costo.

Aparece así un ideal tortuoso, muchas veces apoyado en el negocio de las nuevas tecnologías de la estética. Aquí hay que saber diferenciar cuándo hacer dieta y tratamientos de belleza son recursos para estar bien en el verano y cuándo el consumo indiscriminado de estos elementos puede convertirse en un atentado contra la salud y la integridad psico-física.

CONVIVIR CON EL CUERPO

Observamos en la actualidad una sobreestimación del cuidado del propio cuerpo: mucho trabajo, dedicación, tiempo y dinero invertido (o gastado) en mantener las apariencias. Esto supone una necesidad de regular la autoestima y de trabajar más en la aceptación de si mismo, del cuerpo y edad actual, pudiendo elaborar la pérdida del cuerpo que ya fue, y poder vivir y convivir en el cuerpo que cada quien tiene hoy.

Es cierto que hay cuerpos que requieren de atención para embellecerlo y está bien hacerlo con dietas y tratamientos, siempre profesionalizados. Pero es necesario discriminar entre la necesidad real de adelgazar y la tiranía de la belleza, ya que estos “valores” están sustentados en la siguiente falsa creencia: delgada=bella=erótica=exitosa=perfecta.

Si bien es verdad que las opiniones sociales o colectivas tienen fuerza, solo se sostienen apoyadas en el soporte individual. Habría que intentar recuperar valores más nobles, más sanos para poder vivir mejor, en plenitud con nosotros mismos y con el medio al que pertenecemos.

EQUILIBRIO

La dieta debe ser variada y no olvidar ningún grupo de alimentos. La regla consiste en no abusar de la cantidad de alimentos hipercalóricos e insanos.

PACIENCIA

Las dietas rápidas que prometen la pérdida de muchos kilos a la semana, a la larga producen problemas de salud, y esos kilos perdidos se recuperan.

DISTRIBUCIÓN

Repartir las comidas en cinco tomas diarias. No hay que saltarse una comida importante. Dos deben ser comidas consistentes y las otras tres más ligeras. El desayuno debe de ser fuerte porque aporta entre un 20 y un 25% del contenido calórico diario.

COCINAR SANO

Se recomienda cocinar al vapor, a la plancha y utilizar el microondas. La cocina natural, además, es más sana y mantiene mejor las vitaminas y minerales de los alimentos.

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