EDITORIAL

El Enress y su autonomía

El Ente Regulador de los Servicios Sanitarios contará otra vez con un cuerpo directivo que lo conduzca. Lo que debe ser habitual según la Ley 11.220, que rige en materia de saneamiento en la provincia, es sin embargo toda una noticia, porque al actual Poder Ejecutivo Provincial le ha tomado casi dos años remitir a la Legislatura para su consideración los pliegos del Enress.

La semana pasada, la Asamblea Legislativa aprobó a cuatro de los cinco propuestos para integrar el Directorio, en un trámite plagado de acusaciones sobre irregularidades entre el oficialismo y la oposición. El único saldo positivo sea acaso que -por fin- se supera la acefalía. Un organismo de control que para funcionar necesita de la firma de un ministro es, más que oxímoron, un imposible.

Según reutemanistas y obeidistas, los radicales y los socialistas forzaron el reglamento de la Asamblea -e incluso la Constitución- por producir un dictamen fuera del ámbito de la comisión, necesario para el tratamiento de los pliegos por el pleno que forman ambas Cámaras.

En cambio, de acuerdo con lo argumentado por los partidos del gobierno son aquellas dos corrientes del peronismo las que fraguaron el acta de la Comisión Bicameral de Acuerdos para que no haya constancia de su dictamen.

Sendas acusaciones -tan excluyentes como graves- han sido respaldadas con encendidos discursos que exigen una investigación, que no debería demorarse para que la desprolija sesión sea transparentada.

Sobre el perfil de los cuatro nombres que lograron el respaldo de la mayoría (gracias a los diputados provinciales K que dieron quórum) debe decirse que los criterios políticos se impusieron a los técnicos. Tanto en la elección de los candidatos, como en lo atinente a su consideración. Incluso, el hecho de que haya caído el pliego del ex defensor del Pueblo Carlos Bermúdez (ex presidente de la Cámara de Diputados durante el primer gobierno de Carlos Reutemann), ratifica que el color partidario (o las rencillas dentro de cada fuerza) primaron sobre otras consideraciones.

Respecto de la demora, debe admitirse que una profunda crisis -producto del fracasado proceso de privatización de los “90 y de su accidentada salida en 2006- alentaron un debate sobre la continuidad del Enress, o su reemplazo por otro organismo (que por ejemplo también vigile la prestación del servicio de energía eléctrica).

Las discusiones llegaron al extremo de cuestionar la existencia de un ente de control, porque otra vez el servicio ha quedado en manos del Estado. Pero resulta claro que eso ya no es garantía suficiente, y que esa ausencia sería contraria a la efectiva protección de los derechos de los usuarios.

El Enress tiene como función ejercer el poder de policía sobre la prestación del servicio de agua y cloacas en toda la provincia, no sólo sobre Aguas Santafesinas SA. La tarea icluye a otros 340 prestadores como cooperativas, municipios y comunas, que -en condiciones económicas muy desiguales a ASSA que goza de subsidios estatales- brindan estos servicios.