El pescador pescado

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De “Le Navigateur” (1923), de Paul Klee.

Por Raúl Fedele

“Within Piscator”, de Letaldo de Micy. Edición crítica, estudio preliminar, traducción y comentario a cargo de Rubén Florio. Alción Editora, Córdoba, 2009.

En edición bilingüe, con la excelente traducción que incluye iluminadoras notas e introducción de Rubén Florio, acaban de publicarse los “Versos del monje Letaldo sobre un pescador que fue tragado por una ballena”, un breve, delicioso y riquísimo poema medieval, encontrado a mediados de 1800 en un códice de la Biblioteca Nacional de París.

De su autor, el monje benedictino Letaldo de Micy no se sabe demasiado: estuvo en los monasterios de San Mesmin y de Micy, donde encabezó una rebelión que lo obligó a refugiarse en Le Mans hacia el 1010. Su trabajo en hagiografías varias lo revelan con un espíritu crítico, refractario al método mecánico y homogéneo que había anquilosado ese género religioso. Pero, como escribe Florio, “es en su poema De quodam piscatore quem ballena absorbuit (más conocido como Within piscator -compuesto en los últimos años del siglo X o principios del XI, según coincidencia generalizada de todos los críticos), donde mejor se aprecia su talento de escritor, su destreza en el metro heroico (adaptado al gusto de la época), su conocimiento de la cultura latina pagana y cristiana, su sagacidad para combinar equilibradamente materiales de un tema común a ambas, logrando un relato de estilo particularmente elegante y de notable fuerza creativa”.

Los 208 hexámetros que conforman el poema cuentan la historia de Within, un pescador que es devorado por una ballena.

Un venerable viejo ha contado estas aventuras al narrador, quien comienza humildemente rogando la benevolencia de sus oyentes (“Aunque Píndaro me prestara las cuerdas de su lira y con su voz me asistiese el vate tracio que todo lo encanta y obliga a los ríos a fluir hacia atrás, y cuya cítara arrebata por doquier bosques suspensos de armonía, ni siquiera así podría componer el magnífico poema que en mente tengo y me esfuerzo en forjar con rústica sensibilidad”).

El suceso tiene lugar en la isla de Gran Bretaña, “antes llamada Albión”, una vez habitada por bárbaros y que ahora “bajo el pontificado de Gregorio entona píos cánticos en honor de Cristo, mientras que poco antes sólo sabía mascullar en lengua bárbara”. Allí vivía Within, hábil pescador, que al alba se interna en el mar. De repente surge un enorme monstruo y se traga al pescador y a su barca. “Estaba Within sentado en la popa, cuando, de pronto, aparece encerrado en un ciego antro”.

En el vientre del monstruo, “como en oscura cárcel”, Within (“dentro de”: nombre que ya marca su destino) recuerda a sus hijos y se duele de su situación, pero se sobrepone: “El coraje nunca se manifiesta cuando la fortuna sonríe: en los infortunios lo mejor es tener alto el espíritu”. Prepara una fogata. “El humo, elevándose hacia las alturas, pugnó por salir al aire libre, pero, impulsado hacia abajo por la impenetrable espalda del monstruo, busca la boca, los ojos, las orejas y las fauces del pagano enemigo y emerge con violencia para disiparse en la brisa ingrávida”. En medio de las olas tumultuosas, la bestia es comparada ahora al Etna, “que, rugiendo, vomita vapores de sulfuro y lanza hasta los astros lucientes cenizas salidas de su vientre”. Y el pasaje termina con una admirable sentencia, considerando la ulterior vuelta de tuerca que se opera en la historia del pescador pescado: “No hay ningún lugar adonde huir: dentro, lleva consigo a su enemigo”

A la agresión del fuego, Within añade el ataque con su cuchillo contra las paredes de su prisión. “El acero corta las vísceras, atravesando profundamente las cavidades interiores, hiere el estómago, se adentra en recónditos lugares del corazón...”. Extenuado, “el huésped se sienta en medio de la vasta bóveda” y se refocila con trozos de su anfitrión, “procurando alimentar su carne con esas carnes y con ese cuerpo su cuerpo”.

Así transcurren cinco días. La exangüe ballena es finalmente arrojada a la costa, al puerto de Rochester, ciudad natal de Within. Los pobladores concurren a contemplar “el opimo despojo”. Con cuchillos y hachas trepan sobre la bestia para conseguir el mejor botín. “Se dirigen hasta la empinada cumbre y, sirviéndose de sus sólidas segures, redoblan los golpes y ensordecen el litoral con su gritería y se acercan a las vísceras más profundas con cada herida”. Within los oye y comienza a su vez a gritar pidiendo socorro.

Los lugareños huyen despavoridos al oír surgir voces de las entrañas de la mole inerte. El obispo los incita a rezar y exorcizar al demonio, y regresan hacia el enorme despojo para aspergerlo de agua bendita. “¡Siniestro poder”, lo conjuran, “en nombre del Señor, revela públicamente tu identidad!”.

“Soy Within”, responde la voz, y contando su aventura, clama que lo liberen para “contemplar la luz y ver mi añorada patria”.

Y los vecinos trabajan hasta que “escuálido, Within sale a la superficie, tal como una tórtola que, al inicio de la primavera, ha perdido sus plumas en medio del invierno...”. La luz lo enceguece y no logra distinguir ni el paisaje ni la gente que lo rodea, pero “a falta de la vista, se sabe acompañado por el sonido de una voz o el contacto de una mano”: La muchedumbre lo rodea y festeja. “Como si fuese un rey, pasa revista a la escuadra que lo aclama”. El reencuentro con la mujer y los hijos, y el regreso a la casa cierran el poema.

Desde luego, más allá de la lectura folclórica y costumbrista, el texto está lleno de referencias, sugerencias y resonancias arquetípicas, partiendo del suceso central en sí -del relato bíblico de Jonás a Pinocho- y de la lucha con la ballena -paradigma del mal, el “pagano enemigo” que obsesionará al capitán Ahab-.

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“Leyenda Marina”, de Urbano Lugrís.