Poemas de Amelia Biagioni

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Cada día, cada noche

Cada día

me levanto sin nombre,

y en la nuca

una sombra

tenaz, ajena, a filo,

me acusa desde siempre;

y la culpa

total, indescifrable,

entera, me usurpa,

no sé quién soy, me oculto, huyo,

y me pierdo extranjera.

Hasta sentir,

cada noche,

una luz

fiel, entrañable, mansa,

que vuelca desde siempre

río, libélulas, sol, trébol

en mi cabeza más lejana,

y le apoya

alguna, aquella mano;

y cuando empiezo a recordarme,

un ruido sucio, espeso,

de sombra,

se interpone en la nuca

y despierto

sin nombre.


Post mortem

Me miran con fijeza ya desierta

mis ojos, desde el cuerpo casi frío.

Acaba de arrojarme el pecho mío

cerrándose después como una puerta.

Sin embargo estoy viva, más despierta

que un filo, sin error, sin desvarío.

Qué espantoso llegar a este sombrío

descubrimiento. He muerto y no estoy muerta.

Quiero llorar con llanto y ya no puedo.

Lo que dudé era cierto: Estoy probando

que se acaba la sangre y no la vida.

Nunca podré morirme. Tengo miedo.

¿Quién con eternidad me está nombrando

e infinito se acerca? Estoy perdida.