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confitería polo norte, en san martín entre mendoza y primera junta.

Hace 80 años, o cuando la gente creía en un futuro venturoso...

En 1929 la ciudad contaba con una Guía del Turista. Recorrer sus textos e ilustraciones permite vislumbrar una ciudad pujante y en pleno desarrollo, y reflexionar sobre los cambios sucedidos en estas ocho décadas.

TEXTOS. ARQ. CRISTINA SUSANA GALETTI. FOTOS. GUÍA DEL TURISTA.

Corría el año 1929. Nuestro país, granero del mundo, rico, con esperanzas. Los inmigrantes llegaban, por miles, desde sus patrias hambreadas en busca de un futuro para sus hijos, dejando atrás, quebrados por la angustia, los corazones de sus mayores. Argentina prometía.

El trigo, esa espiga dorada que aseguraba el pan, hacía de Santa Fe una de las provincias elegidas, seguramente, también, por las historias que contaban los compatriotas que los habían precedido y estaban “sacando la cabeza fuera del agua”.

Santa Fe, ciudad puerto. Gran portal de entrada pero sobre todo de salida de los frutos de la tierra. Todo se movía a un ritmo desconocido hasta entonces. Ya Estanislao Zeballos, en su “Descripción amena de la República Argentina La región del trigo”, publicado en la década de 1880, reflejaba, luego de su paso por nuestra ciudad, lo efervescente del panorama social y económico que se vislumbraba por entonces.

UN RECORRIDO HISTÓRICO

Fue hacia 1928 cuando, por pedido del entonces intendente municipal, el Dr. Ignacio J. Costa, el Sr. Camilo Suárez, funcionario del municipio, comienza con la redacción de una Guía del Turista que saldría a la luz en 1929, luego de varios meses de intenso trabajo de redacción y compaginación.

La guía, con 246 páginas y 146 fotografías de la ciudad de Santa Fe, fue impresa en los talleres de la “Imprenta La Unión” y, para la época, significó un emprendimiento editorial de suma importancia.

Respecto de sus contenidos, la publicación, resulta, 80 años después, de gran significación para investigadores e historiadores pero, también, todo un ejemplo para nuestros dirigentes actuales y futuros. Su autor realiza una amplia descripción de la historia de la ciudad, desde el momento de su fundación sobre el río de los Quiloazas por Dn. Juan de Garay, el momento de su traslado y partición de tierras, su lento crecimiento y describe, “el antes” de ese momento de pujanza en que estaba inmerso este fiel testigo del momento, haciendo un pormenorizado análisis de la evolución de la ciudad y sus avatares.

PRODUCCIÓN Y COMERCIO

Sin embargo, y a pesar de lo encomiable de toda esta información introductoria, lo que más nos fascina a muchos de quienes, periódicamente, volvemos a releerla, es esa imagen de ciudad que se nos presenta en sus páginas.

Se hace una amplia reseña de los pormenores para la concreción de las obras que darían a Santa Fe, definitivamente, el carácter de “ciudad puerto”. El autor dedica varias páginas y fotografías a reflejar la actividad de aquellos días. Ver las imágenes de los diques de nuestra estación fluvial “abarrotados” de ultramarinos y barcos de cabotaje parece, hoy, algo lejano.

Siguiendo con la reseña de las actividades productivas narra y muestra el comienzo y crecimiento de las exposiciones rurales. Y recorre las calles de la ciudad con fotografías que dan cuenta de la intensa vida comercial que se está gestando. Vemos, con cierta tristeza, cuántas cosas ya no están. Y en este punto, también hay que alabar a los gestores de esta guía, en primer lugar, por dejarnos el legado de un registro fotográfico de la realidad de entonces pero, también, por rescatar del olvido y la decadencia una arquitectura que “recomendaban preservar”; tal el caso de la casona conocida como “Casa de los Aldao” actual sede de la Junta Provincial de Estudios Históricos.

LA CIUDAD COTIDIANA

Hay un pormenorizado detalle de las obras públicas en ejecución, como por ejemplo la pavimentación de la Avda. Siete Jefes, o recientemente inauguradas como los edificios destinados a Comisarías en el ámbito de la ciudad. Los centros de salud, el parque Juan de Garay, los paseos y plazas. Toda una “radiografía” de la realidad cotidiana de los santafesinos.

Es tan amplia la información que nos entrega esta publicación que, creemos, es mejor “verla que contarla”. Un ejemplar de la Guía puede ser consultado en el Archivo General de la Provincia, organismo al que agradecemos la posibilidad de habernos permitido digitalizar esta obra, otra manera de preservar para nuestras generaciones futuras esta valiosa información.

Agradecimiento:

Un merecido reconocimiento para los gestores de esta Guía del Turista 1929 de la Ciudad de Santa Fe. A.G.P.S.F. Prof. Graciela González

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una vista del parque oroño y el puente colgante.

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el puerto, en plena actividad.

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legislatura de la provincia.

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edificio del mercado, ubicado en santiago del estero y urquiza, por entonces próximo a habilitarse.

Resulta interesante evaluar los servicios que prestaban las empresas de transporte de pasajeros, con sus recorridos, horarios, frecuencias, tarifas y demás datos útiles, tanto dentro del ámbito urbano como interurbano, figurando también los horarios de balsas y lanchas hacia y desde Paraná.

Una información sumamente útil para el potencial visitante y/o turista la constituye el apartado “Indicaciones útiles sobre tráfico”, donde se consigna el sentido de circulación de las principales calles y avenidas de la ciudad.