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El taller de Ieio

Jorge Macinsky, inmigrante checoslovaco, fundó hace 60 años un taller de reparación de amortiguadores que en la actualidad está a cargo de su hijo. A meses de su fallecimiento, sus nietos le rinden un homenaje.

TEXTOS. MARIANA RIVERA

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El taller mecánico de los Macinsky prosperó en estos 60 años.

Carla Macinsky se comunicó con De Raíces y Abuelos para recordar y homenajear a su abuelo Jorge Macinsky, a quien cariñosamente decían “Ieio”, un laborioso inmigrante nacido en la ex Checoslovaquia que dejó su tierra cuando tenía un año.

El tierno recuerdo que guarda ella, sus hermanas y primos de ese abuelo, quien falleciera a principios de este año, la llevó a rendirle un sentido homenaje, ya que el próximo 30 de diciembre se cumplen 60 años de que fundara el taller de reparación de amortiguadores La Hidráulica, ubicado en el corazón del barrio Fomento 9 de Julio de nuestra ciudad, en la avenida Aristóbulo del Valle al 4900.

En base a una pequeña reseña de la vida de su abuelo que escribió su abuela Nollis, Carla aportó algunas otras referencias respecto a su abuelo Ieio y acercó a esta sección de la revista Nosotros esta historia que compartimos con nuestros lectores.

“Mi abuelo murió este año, hace unos meses. Queríamos hacer una fiesta para el festejo de los 60 años del taller pero estamos todavía tristes por su fallecimiento. Creo que a través de esta nota podremos tener un recuerdo lindo para la familia y para los vecinos y conocidos del taller, ya que mi abuelo fue el primero que se fue a vivir a ese barrio”, contó.

Jorge Macinsky, “Ieio” para sus nietos, nació el 7 de abril de 1926 en la entonces Checoslovaquia. En 1927, cuando Jorge, el más chico de sus cuatro hermanos, tenía un año, su padre (Nicolás Macinsky) vino a la Argentina por la guerra y entró a trabajar al ferrocarril en Laguna Paiva, provincia de Santa Fe, en la construcción de los nuevos ramales de vías.

En junio de 1935, don Nicolás Macinsky trajo a su esposa, doña Ana Ferko, y a sus cuatro hijos: dos mujeres y dos varones, de 15, 13, 11 y 9 años, respectivamente. Al llegar a la Argentina, su padre lo anotó en el primer grado para que aprendiera el idioma castellano.

A los 13 años, por un accidente, Jorge Macinsky fue internado y cuando le dieron de alta se quedó en la casa de un amigo de su padre para las curaciones y atenciones que requería su salud. Cuando estuvo bien -aclaró Carla-, contento tomó el tren y se fue a su casa. El padre lo vio llegar y le dijo: “¿qué estás haciendo aquí?, andá de vuelta a Santa Fe en busca de trabajo”.

Un sueño logrado

Al llegar a Santa Fe -continuó-, luego de un viaje en tren, buscó trabajo por distintos talleres y, afortunadamente, consiguió en el del señor José María Riestra como aprendiz. Trabajó allí casi tres años y se enteró que en otro taller había un empleado que reparaba amortiguadores, a quien contrataron y así fue cómo aprendió el oficio.

Por otra parte, la reseña escrita por la abuela de Carla menciona que “en la empresa de Visentini Hermanos, de la cual tenía muy buenos recuerdos, todos lo llamaban “rusito’ por su apellido. Él se reía y no les decía nada. Tiempo después alquiló un garage y se puso a trabajar por su cuenta. Comía y dormía ahí mismo porque quería juntar dinero para comprarse un terreno y tener su propio taller”.

Y su sueño se pudo concretar: cuando tenía 23 años, el 30 de diciembre de 1949, Jorge Macinsky fundó La Hidráulica, en avenida Aristóbulo del Valle 4954. A partir de allí, en la familia vinieron tiempos mejores, ya que había mucho trabajo, para que el quería trabajar.

En 1952, Jorge se casó con Nollis Norma Florida y tuvo tres hijos: Norma, Jorge y Sara. En 1954 mudó el taller a un galpón más grande, adonde funciona en la actualidad, que está a cargo de su hijo, Jorge Carlos, y de Luis Dolñak, “quien es considerado un miembro más de la familia ya que se encuentra trabajando desde 1962, cuando tenía 14 años. Ambos llevan adelante con esfuerzo y dedicación este taller”, destacó Carla.

En este sentido, agregó que “mi papá siguió el oficio de su padre y está encargado del taller. Tienen un único empleado, Luis, quien trabaja desde los 14 años y por eso es considerado como de nuestra familia”.

Por último, Carla reflexionó: “A pesar de todo lo ocurrido desde que dejó su país, Jorge era muy agradecido a la Argentina. Tuvo la oportunidad de ir dos veces a Europa, en 1985 y 1988 a visitar y conocer nuevos parientes, que había dejado hacía cincuenta años, pero no le gustó cómo vivían porque “se notaba que no eran felices realmente’, tal como explicó. Disfrutó de la presencia de nueve nietos, quienes siempre lo vieron como un gran ídolo por cómo enfrentó la vida desde niño y salió adelante con mucho esfuerzo y responsabilidad. Hoy ya no está con nosotros porque falleció el 12 de enero de este año pero nos dejó gratos recuerdos en nuestros corazones. Como decía el fundador checoslovaco del taller: ¡No hay país más lindo que mi Argentina!”.

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El primer taller La Hidráulica funcionó al frente de donde está actualmente.