Bajo la espada del desarraigo

Por Belkys Larcher de Tejeda

“Objetos amados”, de Alba Yobe de Abalo. Editorial Dunken, Buenos Aires, 2009.

En las manifestaciones artísticas en general y en particular, en la literatura, se trata siempre de representar la realidad circundante. El escritor entonces, puede intentar una imitación de la misma o re-crearla utilizando su imaginación y fantasía.

Ese cambio de actitud del escritor, en cierta manera determinará las características de la obra, según haya una unidad entre él y la realidad lírica o se aparte de ella para contarla en forma objetiva narrativa.

Cuando los hechos narrados, basados en el mundo real, asumen carácter de testigos, de documentos de lo ocurrido, podemos hablar de testimonio literario. Porque la historia pasa por sus páginas, tal cual ocurrió con la fluencia inmigratoria en nuestro país.

De eso se trata este nuevo aporte a la literatura santafesina y nacional con valor testimonial.

El nuevo libro de narrativa breve de Alba Yobe de Abalo está estructurado en base a 17 relatos, relacionados por el hilo unitivo que les da el título y explicitado en el prólogo por la autora.

Desde el vamos, todos aparecen atravesados horizontalmente por la dolorosa espada del desarraigo, de la añoranza, del extrañar la tierra, la gente, los lugares, las cosas que se tuvieron en un momento y se perdieron.

A su vez, cada capítulo es un relato en sí mismo, es una espina punzante buscando recuperar algo de ese ayer abandonado en tiempo y espacio. Constituyendo un intento de mantener latente el recuerdo de lo que ya fue.

El tono rayano en lo elegíaco, apunta mucho más allá de las remembranzas del pasado, porque atañen a la propia vida. Quien nunca ha dejado su espacio vital, ése que conjuga color de infancia y calor de abrazo, tal vez no puede dimensionar la verdadera pesadumbre interior, que impregna el ánimo de quien se aleja para incorporarse a un mundo totalmente diferente.

Desde el ámbito natural, con el valor que asume entonces el determinismo geográfico en los seres humanos, hasta la imposibilidad de comunicarse en una lengua desconocida, la ignorancia, de costumbres, vestimentas, de acciones simples y cotidianas como manejarse en la cocina. Todo involucra aspectos básicos que hacen, que en estas circunstancias, las pequeñas cosas se constituyan en auténtico refugio para quien ha emigrado de su terruño.

La connotación afectiva alude a dos mundos indisolublemente asociados por cosas materiales, en algunos casos. Pero en otras, surge la honda raigambre del idioma materno, de una música, valores espirituales intangibles que resultan más difíciles aún de hacer perdurar. Y más aún cuando se refiere a la identidad de un pueblo.

Porque de eso se trata: de prenderse a algo concreto para que no muera esa parte del propio ser: el recuerdo de un bienestar anterior. Por eso también hablé de elegía al comienzo, es decir: la lamentación por un bien perdido. Si entendemos que la felicidad es la suma de pequeños momentos, luchar contra el olvido, alimentar la memoria aferrándose a mínimos objetos amados, creando su particular sentido de pertenencia, valen también ellos, como brevísimas chispas de dicha y plenitud recuperadas.

Seguramente, las personas a quienes Yobe de Abalo entrevistó para escribir estas pinceladas narrativas, se sintieron tocadas por la emoción evocadora y agradecidas de poder compartir sus historias con los lectores. Nuestro país, es tierra de inmigrantes y como tal, muchos de nosotros podemos rastrear nuestros orígenes en tierras lejanas. Este libro, tal como reza en el subtítulo es “un refugio para la añoranza”, y quien más quien menos, los argentinos en general, sabemos perfectamente de qué se trata.

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