EN MADRID

España homenajea a Francisco Ayala

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El día que falleció el autor fueron a darle el pésame a su esposa desde el Rey de España, los Príncipes de Asturias hasta el presidente del Gobierno.

Foto: ARCHIVO EL LITORAL

El escritor fue recordado en Madrid cuando hubiera cumplido 104 años. El autor de “El jardín de las delicias” falleció el 3 de noviembre pasado.

DE LA REDACCIÓN DE EL LITORAL

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El escritor Francisco Ayala recibió un homenaje en la Biblioteca Nacional de Madrid el pasado 16 de marzo, día en el que hubiera cumplido 104 años, protagonizado por la música y por su obra. No hubo discursos ni retórica funeraria porque, como afirma su viuda, Carolyn Richmond, “él no lo hubiera querido en absoluto”.

“La música habla más que nada; es el arte puro y el que más le gustó a Francisco”, asegura Richmond en una entrevista en la que confiesa cómo se siente tras el fallecimiento, el pasado 3 de noviembre, de ese testigo lúcido del siglo XX que fue su marido -“nadie me ha querido en la vida; sólo Francisco“- y cuenta cómo procura cumplir los deseos que él tenía sobre su propia muerte.

“Francisco siempre decía que al morir quería desaparecer, y yo le he ayudado a hacerlo”, comenta la hispanista estadounidense en su casa de Madrid, rodeada de fotografías y cuadros que mantienen vivo el recuerdo de quien fue uno de los mayores intelectuales españoles del siglo XX. Ganó el Premio Cervantes y el Príncipe de Asturias de las Letras, entre otros muchos.

Ayala tuvo una salud envidiable casi hasta el final de su vida, pero “a medida que se iba haciendo más anciano, hablaba mucho de su muerte” con su mujer. “Él quería dejarme libre porque veía que se había convertido en una especie de carga para mí. Necesitaba muchos cuidados y mucho cariño. No le gustaba que me separara de él”, y ella no lo hizo.

Fue una dedicación “full time”, recuerda esta mujer de la que Ayala no se cansaba de decir que no podía “vivir sin ella”. Lo fue “todo” para él.

LEGADO

El día que falleció el autor de “El jardín de las delicias“ fueron al sanatorio a darle el pésame a Carolyn Richmond desde el Rey de España, los Príncipes de Asturias, el presidente del Gobierno y varios ministros hasta decenas de escritores y amigos del matrimonio, pero no hubo ceremonia de ningún tipo.

Ese deseo de “desaparecer” que tenía el escritor llevó a su viuda a depositar “las cenizas en una urna biodegradable y enterrarla bajo un limonero” de la Fundación Francisco Ayala, en Granada, al sur de España. “Polvo eres y en polvo te convertirás”, cita Richmond. “No hay ni una placa que lo recuerde. Es lo más próximo a desaparecer que pude hacer”.

“Lo pasamos muy bien juntos. Éramos muy amigos y había mucha complicidad entre nosotros”, asegura la hispanista, que lleva días respondiendo “uno a uno a los centenares de telegramas y de cartas de pésame” que le llegaron. “Es un proceso muy bonito porque hay cartas preciosas en las que algunas personas me recuerdan momentos compartidos con Francisco”.

“Yo me pregunto en estos meses: ¿en qué consiste la realidad, en lo que estamos viviendo o en lo que recordamos? Y a veces pienso que los recuerdos son más reales que la vida”, añade Richmond, quien, como “en el fondo” es escritora, quiere “contar estas experiencias por escrito”.

El homenaje de Madrid se hizo coincidir con el 104 aniversario del nacimiento de Ayala y estuvo presidido por la Reina Doña Sofía. Fue presentado por el poeta Luis García Montero y el cantante Miguel Ríos y, luego, el actor Juan Diego leyó cinco fragmentos breves de obras del escritor, mientras sonaban diferentes piezas musicales, entre ellas “la última que Ayala escuchó antes de morir”, y se proyectaron fotografías del novelista granadino.

“Creo que este homenaje no le hubiera molestado a Francisco. Lo que no hubiera querido es un acto con discursos sobre él. Nada de elogios ni de retórica funeraria”, asegura Carolyn Richmond, que tiene previsto quedarse a vivir “en Madrid”.

“Aquí está mi casa, mi vida; si volviera a Nueva York, sería como separarme de Francisco. Aquí él sigue conmigo y puedo dedicarme a la Fundación y a su obra, que es muy importante: me ha dejado un legado que es un tesoro y que hay que cuidar”, afirma.

Experta en la obra de su marido, Richmond tiene “muy avanzada” una edición crítica de “El jardín de las delicias” y prepara con ilusión el IV tomo de las Obras Completas de Ayala, que publica Círculo de Lectores-Galaxia Gutenberg. Saldrá en otoño y reunirá los textos autobiográficos del escritor.