El domingo pasado fue Gabbarini, el de Independiente; anoche, Monzón, el de Huracán...

Colón hace figuras a los arqueros rivales

En un partido que no fue bueno, los sabaleros hicieron más por la victoria, menos lo más importante: meterla.

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El tucumano Ricky Gómez, muchas veces tapado por Machín en el andarivel, corrió mucho como siempre. Le sigue faltando claridad en el manejo.

Foto: DyN

 

Enrique Cruz (h)

(Buenos Aires / Enviado Especial)

Es cierto que ya son siete partidos sin ganar; es cierto que el nivel del equipo no es el que se exhibía en otras épocas del Turco, pero también es cierto que ya van tres cotejos en los que a Colón se le escaparon los tres puntos por el canto de una uña o por la excepcional actuación de los arqueros. Con San Lorenzo, había que aguantar un par de minutos más o definirlo de contragolpe (lo que Mohamed pensó al incluir a Lucero y a Acosta en la parte decisiva). Y luego, ante Independiente y Huracán, la vocación ofensiva de los sabaleros chocó contra la gran actuación de Gabbarini y de Monzón, grandes responsables de los resultados que se llevaron sus equipos y que terminaron cotizando los puntos logrados.

Eso sí, lo que importa rescatar en este proceso es que la recuperación futbolística del equipo se viene acentuando y afirmando partido tras partido. Todavía sin el peso específico propio de los dos torneos anteriores, si bien se observa un rendimiento más compacto del equipo, abandonando definitivamente aquellos fantasmas que se posaron sobre la cabeza del entrenador, fundamentalmente, luego de las dos derrotas ante Banfield y Arsenal

Sólo la comparación con aquellos partidos sirve para darse cuenta de que hay una idea recuperada y de que, sobre todo, hay niveles individuales que han crecido y se empiezan a insinuar como en los mejores tiempos. Esto, como siempre se dice, va en beneficio del equipo: si las individualidades responden, el conjunto aparece. Ni más ni menos.

Monzón, apellido ilustre

Justo un apellido como ése le vino a amargar la noche a Colón. Monzón, el de las grandes epopeyas boxísticas, era un confeso y seguidor simpatizante sabalero. Éste, el de los guantes, pero no para pegar sino para atajar, fue el responsable de que Colón no se llevase los tres puntos. Y, en parte, también la escasa precisión de quienes tuvieron chances ciertas y las desaprovecharon.

Es que hubo cuatro mano a mano en el primer tiempo y tres jugadas más en el complemento que le dejaron servido el resultado a Colón. Monzón intervino directamente en dos de Moreno y Fabianesi y una del Bichi en el primer tiempo, y en un remate de Rivarola en el segundo, todos con destino de gol. También es cierto que Pozo, quien en el primer tiempo había sido un mero espectador, le tapó un mano a mano de gol a Franzoia y tuvo que desviar un par de remates peligrosos de Toranzo. Pero de ninguna manera se puede comparar la directa incidencia de uno y de otro: Monzón incidió más en el resultado que Pozo.

Más en las áreas

Así, Colón marcó diferencias sobre Huracán en las áreas, pero sin gol. Defendió bien el equipo de Mohamed, particularmente en el primer tiempo. Y atacó más y mejor que Huracán, con mayor profundidad y determinación. Luego, en el manejo de la pelota en el medio, no hubo grandes distancias futbolísticas. El escaso vuelo creativo de ambos hizo que el partido se tornara monótono en varios pasajes, pero en las zonas decisivas hizo un poco más Colón, aunque le haya faltado lo más importante que tiene el fútbol: el gol.

Es indudable que la presencia de Garcé imprime otro tipo de seguridades al equipo. El “Chino” es el más tiempista de todos. Sabe cuándo tiene que salir, cuándo debe quedarse y, si se equivoca en algún movimiento, lo suple con velocidad para recuperar la posición perdida. Esto no lo pueden hacer Goux, ni tampoco Merlo o De Miranda. En línea de cuatro, cualquiera de los nombrados se las arregla para armar una dupla central medianamente segura; en línea de tres, la presencia o no de Garcé es estimulante o depresiva para el funcionamiento defensivo del equipo. Y anoche, con la complementación de Candia, terminó siendo una carta de garantía hasta que se fue de la cancha lesionado (uno de los grandes problemas de Garcé, a quien lo persiguen demasiado las lesiones)

En el área de enfrente, Colón tuvo anoche a volantes que la pisaron y se pusieron en posición de gol. El que se “destacó” en este aspecto fue Moreno y Fabianesi, aunque no haya estado fino para definir. Pero lo bueno es que no todo quedó reducido a Fuertes o a la compañía de Ríos (de poco peso en los últimos metros), sino que hubo opciones para Moreno, para Rivarola y hasta para Candia que le dieron alternativas a Colon. Suficientes para ser más que Huracán en la generación de situaciones de peligro ante el arco adversario.

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Maxi Caire luchando arriba, de cabeza, para no dar ventajas. El rubio ex Almagro y Nástic de España logró tener continuidad en Colón de la mano de Mohamed.

Foto: DyN


Banco sin solución

En un partido discreto, los mejores momentos en cuanto al juego se produjeron en el segundo tiempo. Entonces, esa convención de volantes a la que apostaron Mohamed y Rivoira se fue desintegrando. Toranzo tomó la manija en Huracán y empezó a sobresalir, mientras que el Turco Mohamed creyó, como todos, que en el banco había dos jugadores desequilibrantes y capaces de darle el golpe de nocaut al rival: Bertoglio y Lucero.

Sin embargo, el ingreso de ambos no coincidió con los mejores momentos de Colón. Bertoglio trató de jugar a las espaldas de Esmerado, aunque con poco éxito. En el mano a mano con los defensores rivales no pudo pasar; y Lucero armó un par de jugadas a su estilo, pero no las terminó bien. Es cierto que Lucero es desequilibrante y lo ha demostrado, desempeñándose por el sector izquierdo. Pero pregunto: ¿no sería bueno que alguna vez intentase por el otro lado? ¿Y por qué no alguna por el medio? Son interrogantes cuya respuesta radica seguramente en lo que el jugador es capaz de producir jugando por izquierda, pero podría alternar alguna vez, sobre todo cuando enfrente se encuentra con un defensor que le toma la mano rápidamente.

Boca y después...

Hay sobradas motivaciones hasta el final. La primera que tiene Colón a mano es volver a la victoria ante Boca, al que siempre es bueno ganarle por más que no pase un buen momento. Y después, la Copa Sudamericana no deja de ser un buen objetivo para una mitad de año que ya aparecía complicada en cuanto a la generación de objetivos desde el mismo inicio. Es que Colón se disponía a jugar y a priorizar la Copa Libertadores, con lo cual el torneo local pasaba a un segundo plano. Después de la eliminación copera, dos triunfos consecutivos hicieron pensar que se podía volver a pelear arriba como en los anteriores. Y este bajón lo puso ante otra instancia, la de volver a ser internacional con la Sudamericana.

Hace algunos días, el presidente de Colón habló del campeonato, del deseo de pelearlo y de llegar alguna vez, por primera vez, a inscribir el nombre de Colón como ya lo hicieron Banfield o Lanús, por ejemplo, en los últimos tiempos. “El campeonato caerá por decantación”, dijo varias veces Mohamed, quien sueña con ser alguna vez, y por primera vez, campeón como técnico en el fútbol argentino. La gente también lo quiere, quizás como nadie. Y el club se está preparando institucional, económica y deportivamente para lograrlo. Mientras tanto, hay que seguir luchando, trabajando y preocupándose por las cosas que verdaderamente importan y que son aquellas que engrandecerán a Colón. No son pocos los frentes abiertos por la dirigencia: la ampliación del estadio, el proyecto de inferiores, el predio y, en breve, el hotel. Y lo deportivo también forma parte de esos frentes de batalla, aunque esto último depende de los avatares propias de una competencia. Haber peleado los dos torneos anteriores, entrar en la Libertadores y disputar por la Sudamericana no es poco. El campeonato, como dijo Menotti, no debe ser una obligación, sino una aspiración. Y Colón aspira a eso: sus jugadores, su técnico, sus dirigentes y su gente, que son los únicos que van a luchar para conseguirlo.

Pozo no pidió el cambio

El momento de mayor susto se dio cuando Pozo salió a buscar una pelota al costado izquierdo de su área, se arrojó al piso y, al levantarse, tiró el balón afuera para ser atendido. El problema fue en la parte de atrás de su rodilla derecha y se temió por una lesión, no sólo pensando en Colón, sino en el futuro del arquero como posible integrante del plantel que jugará el Mundial de Sudáfrica para la Argentina.

“Lo de Diego no es grave, tiene una dureza”, señaló Pedrito Eusebio cuando abandonó el vestuario visitante en compañía del presidente, Germán Lerche; del vice Rubén Moncagatta y otros directivos.

Luego, Pozo admitió que se trataba de una contractura (demoró la salida porque le tocó el antidoping junto con Garcé) y que no era nada importante. “No solicité el cambio, más allá de que el Turco lo tuvo a Andrés Bailo cerca de él para ponerlo, por si hubiese sido necesario. Pero yo le pedí que no me sacara porque me sentía bien”, dijo el arquero, quien, sin embargo, mostraba dificultades para patear.

Después, Pozo definió este momento de Colón como de “poca liga” y dijo que el equipo saldrá adelante “porque estamos jugando bien y somos el equipo que dio batalla en los otros dos torneos”.

Por su parte, Ariel Garcé sufrió un fuerte golpe en una de sus piernas y por eso le pidió el cambio a Mohamed sobre el final del encuentro. Si evoluciona bien, jugaría ante Boca.


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La pelea en las alturas: entre Candia y Garcé (de espalda) le ganan el duelo a Eduardo Domínguez. No hubo goles en el Palacio.

Foto: Télam

/// SÍNTESIS

HURACÁN 0

COLÓN 0

Cancha: Huracán.

Arbitro: Jorge Baliño.

Huracán: Monzón; Filipetto, Goltz y Eduardo Domínguez; Machín, Esmerado, Peralta y D. Rodríguez; Toranzo; Clara y Franzoia. AS: Calviño. Estuvieron en el banco: Jerez, Villán, Alan Sánchez y L. Nieto. DT: Héctor Rivoira.

Colón: Pozo; Candia, Garcé y Torres; Caire, Moreno y Fabianesi, Capurro, Rivarola y Ricardo Gómez; Fuertes y Ríos. AS: Bailo. Estuvieron en el banco: Quilez, Ramírez, Bauman. DT: Antonio Mohamed.

Cambios: en el segundo tiempo, a los 10 min, Bertoglio por Gómez (C); a los 24 min, Lucero por Ríos (C); a los 34 min, Balvorín por Franzoia (H); a los 37 min, De Miranda por Garcé (C); a los 45 min, Benegas por Peralta (H).

Amonestados: en Colón, Capurro, Moreno y Fabianesi, Caire, Rivarola y Candia.