La milicia del Cáucaso

La venganza de las viudas negras

La lucha del grupo responsable del atentado del lunes pasado se remonta a las dos guerras ocurridas en Chechenia entre 1994 y 1996.

 

Alberto Galeano

Télam

Las “viudas negras” buscan vengarse de los rusos: les da lo mismo inmolarse en un ómnibus, en un recital de rock o en el subte de Moscú.

Su regreso a la violencia, que cobró 40 muertos el pasado lunes en el subterráneo de la capital rusa, es atribuido por algunos analistas al fracaso de la política del Kremlin para contener el crecimiento de la milicia islámica en el Cáucaso.

La causa de su lucha se remonta a las dos guerras ocurridas en Chechenia, entre 1994-1996, durante la cual los chechenos declararon su independencia tras la desaparición de la Unión Soviética, aunque entre 1999-2002 Moscú recuperó ese territorio con una campaña militar liderada por el ahora primer ministro, Vladimir Putin.

El nuevo líder del movimiento separatistas checheno es Doku Umarov, de 46 años, quien impulsa crear un Emirato del Cáucaso y la jihad (guerra santa), con el apoyo de Al Qaeda y la milicia Talibán afgana.

Umarov, considerado el heredero del abatido líder guerrillero Shamil Basayev, que había propuesto crear un emirato desde el mar Negro al Caspio, declaró también la guerra santa al Reino Unido, Israel y los Estados Unidos, y anunció -hace un año- la reaparición del batallón Riad al Salijin, formado por suicidas.

Entre otras acciones, se le atribuyen el secuestro de la fiscalía de Chechenia en 2002 y la toma de rehenes en una escuela de Beslán en 2004, que fue sofocada por tropas especiales rusas, causando la muerte de 331 civiles, incluidos 186 niños.

Historial

En Beslán, las “viudas negras” -también llamadas “shahidka”- aparecieron en las imágenes de la televisión con explosivos atados a su cintura, tras declarar a la prensa que trataban de inmolarse para vengar con sangre la muerte de sus seres queridos, según las leyes tribales chechenas.

En los últimos años, el gobierno pro-ruso del presidente chechenio, Ramzan Kadirov, inició una campaña de exterminio contra la guerrilla, aunque se estima que unos 500 rebeldes permanecen en las montañas mientras mantienen contacto con células subterráneas que trabajan en las ciudades más grandes del Cáucaso.

Según el investigador estadounidense Ariel Cohen, las “viudas negras” son responsables de 600 de las 900 muertes causadas por atentados o ataques suicidas ocurridos en Rusia desde 2000.

“La jihad en el norte del Cáucaso es una de las causas favoritas para zakat (almas) en las mezquitas desde Dubai, Emiratos Arabes Unidos, a Dearborn, en el estado estadounidense de Michigan. El líder islamista Umarov ha manejado la reactivación del batallón Riad al-Salijin, en el cual las viudas negras son la vanguardia suicida”, dice Cohen, en un artículo en el diario The Christian Science Monitor.

Sorpresa

Los atentados de esta semana, en represalia por la muerte de un grupo de campesinos que habían salido a buscar ajos salvajes en el monte, han sorprendido a las autoridades rusas que prometieron medidas más duras para frenar los ataques separatistas islámicos.

“La lista de medidas antiterroristas debe extenderse. Los métodos no sólo deben ser más eficaces, sino más firmes, crueles y preventivos. Debemos castigar, dar golpes profundos, destruir a los terroristas y a sus guaridas”, dijo el presidente ruso, Dimitri Medvedev, durante una visita a Majachkala, la capital de Daguestán.

Los atentados separatistas cobraron fuerza en la primavera de 2009, luego de que Rusia anunciara el fin de las operaciones militares en ese país del Cáucaso.

Pero, como contrapartida, Moscú presionó al gobierno de Kadyrov para que pusiera fin a los restos de la guerrilla, durante una campaña en la que los sospechosos eran secuestrados y torturados, así como las casas de sus familias quemadas, dijeron informes de organismos de derechos humanos.

Según los analistas Robert A. Pape, Lindsey OïRourke y Jenna McDermit, el gobierno de Kadyrov adoptó medidas de contraterrorismo tan duras que se empezó a ver a Moscú como una fuerza moderada en la región, informó el diario The New York Times..

La mayoría coincide en señalar que un paso inicial para resolver la crisis sería convocar a elecciones libres en Chechenia, con el fin de lograr una salida diplomática en la región y contrarrestar de esa forma el crecimiento del radicalismo islámico.

El asesinato de Natalia Estemirova, investigadora de la organización Memorial en Chechenia, ocurrido en julio de 2009, revivió el problema de la violación de los derechos humanos en ese país del Cáucaso.

Tal vez el conflicto no se resuelva con la línea dura marcada por Medvedev y Kadyrov, sino con el enfoque trazado por el presidente de Ingushetia, Yunus-Bek Yevkurov, que propone un diálogo con todas las fuerzas de la sociedad.