EDITORIAL

Santa Fe como destino turístico

Con una inflación importante impactando en los salarios y una crecida del río que ocupó a la Costa santafesina completa e incluso inundó algunos complejos, el año en materia de turismo venía a “media marcha”, salvo honrosas excepciones. Sin embargo, la ocupación en los días anteriores y posteriores a la Semana Santa fue prácticamente total, devolviéndole a la Costa ese buen gustito que disfrutó en el último tiempo, cuando era habitual observar plazas completas no sólo los fines de semana. El buen dato incluye una novedad, Santa Fe capital tuvo una importante ocupación de sus plazas hoteleras. A diferencia de lo sucedido históricamente fueron más las personas que eligieron Santa Fe para pasar unos días de descanso o vacaciones.

Antes, cuando la Costa era un destino sólo para pescadores, conocedores o iniciados, la Semana Santa marcaba el punto de inflexión en que la actividad “dormía” hasta la primavera siguiente. Una suerte de letargo que logró revertirse, a pura inversión privada y algo de acompañamiento oficial, aunque siempre menor al que realizan en plazas turísticas ya consolidadas. Estas inversiones aportaron fondos frescos “externos” al circuito acotado del corredor para finalmente trasvasar algo a otros actores sociales, no sólo a los dueños de los complejos.

El fin de semana pasado, con un otoño luminoso, fresco, soleado y agradable, sin mucho viento (algunos sostienen que es la mejor época del año por estos pagos, por cuanto la primavera, con registros térmicos similares, es más ventosa), el turismo, volvió a mostrar a pleno su potencial.

Resta saber si se trata, como en el pasado, de un episodio que se agota con la Semana Santa, o si, por el contrario, es un pico en una actividad sostenida, que es lo deseable y lo que ha venido sucediendo en los últimos dos o tres años, al punto de incrementar la oferta hotelera y otro tipo de infraestructura relacionada con el ocio de los visitantes: comedores, estaciones de servicio, hospedajes de muy diferente gama, alojamientos privados en temporada, guías de pesca y todos los insumos relacionados, despensas, supermercados, kioscos, en fin, todo aquello vinculado con el consumo de la gente que viene a gastar determinado dinero en sus vacaciones.

Bienvenido, entonces, este flujo que hay que sostener e incrementar. Es menester que las incipientes inversiones no se retraigan y que aparezcan otras, que sigan consolidando al corredor turístico costero como una alternativa de vacaciones y un nuevo destino con comodidades para todos y posicionando a la ciudad de Santa Fe -ahora con un casino, entre otros atractivos- como la base o el punto de partida para ese derrotero. Se trata de una retroalimentación: si más gente viene, más gente estará dispuesta a dar lo que el visitante quiere o exige. Si esa persona o esa familia encontraron lo que querían es probable que vuelvan o que recomienden a la Costa y a Santa Fe como un destino apetecible.