al margen de la crónica

Más técnica, ¿menos contenido?

En los años ‘50, frente al avance arrollador de la televisión como nuevo espacio para el consumo de productos destinados al ocio, la industria del cine se vio obligada a hacer un replanteo significativo. Y encontró en los grandes temas religiosos e históricos un filón del cual extraer material para moldear películas que, mediante una combinación de grandiosos escenarios con la espectacularidad del naciente Cinemascope, tuvieran el potencial necesario para remontar los alicaídos ingresos de los estudios. Bajo esa premisa se rodaron grandes filmes como “Ben-Hur”, “El manto sagrado”, “Los diez mandamientos”, “Quo Vadis” y un montón de productos mediocres que intentaron, con moderado éxito, subirse al éxito generado por aquellas.

En la actualidad -y también con la intención de disputar nuevas franjas de público- empezaron a surgir más y más películas creadas bajo el formato 3-D. Y parece que la sola alusión a que el producto viene asociado a los famosos “anteojitos” tiene que bastar al espectador como argumento para optar por tal o cual película. Sin que importe demasiado cuál es la historia que se va a contar. Da lo mismo si se trata de una trama poco plausible -con un mensaje aleccionador incluido- ubicada en un planeta lejano (“Avatar”), remakes de viejos clásicos susceptibles de ser recreados con la nueva tecnología (“Furia de titanes”) o si se trata de una obra literaria llevada infinidad de veces a la pantalla grande (“Los fantasmas de Scrooge”). Lo que importa es que las plateas se dejen enmudecer por la superficie, ampulosa y llena de ornamentos, sin prestar atención al fondo, donde poco y nada nuevo brilla bajo el sol.

En pocas palabras, el nuevo rumbo que parece estar tomando el cine-espectáculo ofrece profusas novedades técnicas al servicio de historias cada vez más simples, llenas de tópicos y sin espacio para la creatividad. Y por eso se empiezan a valorar más y más los trabajos de algunos directores que defienden a ultranza el valor de un buen guión, como los hermanos Joel & Ethan Coen o Paul Thomas Anderson.