Ahora reclaman el “uso racional”

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Guillermo Luciano (UNER)

Fundavida

Durante miles y miles de años, el hombre practicó la agricultura sin utilizar substancias químicas sintéticas. Hasta la Primera Guerra Mundial, a principios del siglo XX.

En ese entonces crecieron las hoy poderosas industrias químicas, creadas para desarrollar venenos que intoxicaran el enemigo. Terminado el conflicto, buscaron un modo de reciclarse y seguir ganando dinero. Y lo encontraron: inventaron la agricultura química.

En un santiamén terminaron con la milenaria cultura de las rotaciones de cultivos y los barbechos; ya no era necesario, ahora bastaba con intervenir la agricultura con venenos inocuos.

Desde entonces, Monsanto, Basf, Bayer y el resto de las empresas químicas que enferman nuestra gente, nuestros suelos y acuíferos con sus tóxicos, nos han bombardeado desde la prensa común y la científica, mintiéndonos acerca de las bondades y la inocuidad de sus productos.

Desde el DDT, el Malathión, el Parathión, el Endosulfán, el Lindane, el Round-up, y no seguimos porque la lista es interminable, todos han sido presentados oportunamente como panaceas universales para los problemas humanos, especialmente los alimentarios.

Después de un tiempo, y producidos los enormes e irreversibles daños que han provocado, lo reconocen y retiran del mercado.

Obviamente, después de haber embolsado miles de millones de dólares y haber asesinado y enfermado impunemente millones de personas. Ahora, preocupados porque cada día van quedando en evidencia han encontrado una nueva línea argumental que han instalado, no solo en los mentideros de la prensa, sino también en la sociedad común.

Argumentos, que utilizan desde los desprevenidos hasta los cínicos y tramposos que se benefician con el modelo.¿Cuál es la cantidad que se puede consumir racionalmente de una sustancia, órgano acumulable y tóxica para quien la ingiere? Si nos quieren envenenar: ¿Lo racional no será no tomar el veneno?