DEBATES SOBRE LA PRÁCTICA COMUNICACIONAL

Los niños que no importan

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Los medios los muestran como víctimas o victimarios, no se detienen en sus historias particulares.

Foto: ARCHIVO EL LITORAL

Los niños pobres son considerados simplemente pobres, y en esta construcción social tienen mucho que ver los medios de comunicación. De esto hablaron Marcela Lapenna y Daniel Fossaroli, con años de trabajo en el lomo en defensa de los derechos de la niñez.

 

Ana Laura Fertonani

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“Un menor atacó a un niño” sentencia el titular de un diario. Marcela se agarra la cabeza, aún no alcanza a comprender qué rasgo de la pobreza anula la infancia, “para la gente es un pobre, no importa la edad que tenga”.

—¿En Santa Fe hay niños en los semáforos?

—Sí.

—No entiendo, la gente ve llorando a un nene y le pregunta: “qué te pasa”, pero ve llorando a un niño pobre y pasa de largo.

Marcela Lapenna es coordinadora del Centro de Día de la Asociación Chicos de la ciudad de Rosario y llegó junto a Daniel Fossaroli, que hace veinte años construye la radio comunitaria Aire Libre y es secretario general de Farco, también de Rosario. El tema que los convocó fue “Estigma y pánico moral, los pobres como peligro social” en el marco del Seminario de Buenas Prácticas Comunicacionales que llevan adelante el Inadi y otras instituciones. El espacio -destinado a periodistas y comunicadores- pretende el debate de la práctica comunicacional.

Ambas instituciones vienen trabajando desde hace tres años en un proyecto que privilegia la niñez y pretende generar un debate profundo en la sociedad.

ESTIGMAS

“La imagen que la sociedad recibe de nuestros niños tiene que ver con lo que llega a través de los medios y éstos muestran a los chicos y chicas como víctimas o victimarios, sólo en esas escenas. Es difícil que se muestre la vida cotidiana de un niño en su barrio y las particularidades de su vida”, señala Marcela.

La evidencia más contundente de estas prácticas tiene que ver con la información policial: allí los niños pobres son definidos como “menores” y suele no respetarse la privacidad contemplada en casos de chicos de otro sector social.

La también psicóloga considera que “es cuando aparecen y se producen estigmatizaciones que generan prejuicios, mitos y que dificultan que la gente se acerque a ese chico, que le pase por al lado viéndolo como un niño, un par de nuestros hijos. Por eso, los comunicadores son aliados fundamentales para poder generar una cultura de cuidados para la infancia”.

Desde esta posición, la asociación que coordina y la radio comunitaria armaron un proyecto de comunicación que pretende incidir precisamente en las representaciones sociales que la gente construye sobre los niños.

“Creemos que, como comunicadores populares, quienes tienen que tomar el protagonismo en la palabra son los propios actores”, sostiene Daniel. Él cuenta que la campaña que habla de los niños los convocó principalmente a ellos y a los diferentes actores sociales que trabajan con la infancia.

“Intentamos a través de ese trabajo producir algún debate social que tienda a modificar esta realidad. Sería muy cómodo hacer comunicación desde un pedestal diciendo cómo debería ser la realidad, la realidad la tenemos que construir entre todos. Cuando hablamos de infancia pensemos en nuestros hijos y ahí nos va a generar una responsabilidad terrible, porque si hablamos de infancia y pensamos en los menores nos da miedo”.

EL PODER DE LA PALABRA

¿Qué haría cada uno de nosotros viendo a nuestro hijo en la calle pidiendo?¿Estaríamos discutiendo la edad de imputabilidad para meterlo preso? ¿Los niños son violentos y provocadores del mal en la sociedad?, se pregunta Daniel. Él está convencido de que ni se juzga, ni se sabe, ni se conocen los rostros y nombres de quienes generan tanta miseria.

“Pocas personas se están adueñando de millones de hectáreas en nuestro país condenando a miles de niños a vivir en la miseria; son familias que históricamente han ocupado sus espacios y se ven obligados a emigrar a grandes ciudades para vivir en la miseria, porque ya no hablamos de pobreza y eso provoca violencia. Y no se escucha hablar de los responsables de eso, no se sabe quiénes secuestran adolescentes para condenarlos a la prostitución, quiénes consumen prostitución infantil, de eso no se habla”.

—También publicaciones de niños en los semáforos o prostitución en la vía pública históricamente suelen provocar políticas de limpieza por parte de los gobiernos, muchas veces intención contraria a la que suele tener el comunicador.

Marcela: —El proceso de llegar a la calle fue largo y salir de la calle también es largo y requiere de muchos actores. La ilusión de resolverlo de golpe con un operativo de higiene urbana es algo que ya sabemos que no funciona y en todo caso lo que pasa es que el chico que vendía flores en un bar y la gente lo conocía no lo haga más y se prostituya. Si no atacamos las causas van a ir tomando diferentes modos que coloquen a los chicos en situaciones más indignas y de mayor riesgo.

—¿Cómo es desde los márgenes tratar de generar un debate social?

Daniel:—Existen márgenes, pero nosotros queremos que no existan más, nos sentimos en una sociedad. Con 20 años de historia, hoy estamos en condiciones de disputar el poder de la palabra y lo estamos haciendo, estamos disputando estos sentidos.

Tercer encuentro

El próximo encuentro sucederá el 10 de mayo también en el auditorio de ATE y la temática a desarrollar será: Pueblos originarios y afrodescendientes. La diferencia étnica y el prejuicio social. Aportes de FM Bajo Flores. Se trata de la radio comunitaria de uno de los barrios más pobres del sur de la ciudad de Buenos Aires. Desde hace catorce años, este medio conducido y dirigido por vecinos y vecinas es el lugar donde confluyen organizaciones, instituciones y diferentes actores de nuestra comunidad y de los demás barrios cercanos.

/// el dato

/// análisis

La policía

Marcela Lapenna

Nosotros entendemos que no es la Policía el actor privilegiado para trabajar con los chicos; ni ellos están formados para eso ni los chicos les dan la bienvenida cuando intervienen. Cuáles son los otros actores que tienen que intervenir, me pregunto. Si hay un grupo de chicos aspirando poxi, a quién tiene que recurrir la población si quiere hacer algo; si llaman a la policía es porque el resto de la sociedad, el Estado y la sociedad civil no generó ninguna otra herramienta a disposición para el cuidado de los chicos. La Policía no va a ocuparse del cuidado, no tiene las herramientas para hacerlo, y lo que se logra es seguir criminalizando al niño.

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Marcela Lapenna, Daniel Fossaroli y la representante del Inadi en Santa Fe, Estela Vallejos, dispararon sobre las prácticas establecidas.

Foto: LUIS CETRARO

Chicos

De las infancias fuera de la “lógica” se encarga la Asociación Chicos, un programa destinado a niños y adolescentes que viven o trabajan en las calles de Rosario. “Trabajamos en un foro local de organizaciones sociales, en un espacio nacional, en la atención concreta de los chicos y en la militancia en el campo de la infancia intentando generar espacios de aceptación de los derechos de los chicos”, cuenta Lapenna.

“Muchos están en situación de calle pero otros también en situaciones de abuso y de violencia, por eso hay una estructura de actividades artísticas recreativas, espacio de capacitación laboral para que puedan entrar en un proceso de restitución de sus derechos vulnerados”.

A través de las actividades los chicos descubren sus potencialidades, aprenden otras formas de relación, pueden pensarse de manera diferente. Además, el centro de día les provee diariamente de desayuno, almuerzo y merienda y de un lugar donde recurrir cada vez que lo necesitan.

Al Centro de Día -Mendoza 1247- asisten anualmente entre 250 y 350 niños de 12 y 18 años de edad.