Una semana con temas legislativos y judiciales

La ley y la trampa

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Kirchner fue elegido titular de Unasur por los presidentes de la región y fue saludado por Chávez.

Foto:Telam

El Congreso demostró que puede trascender la guerrilla partidaria. Lo más probable es que sigan mandando los negocios y el chicaneo.

 

Sergio Serrichio

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CMI

El Congreso de la Nación demostró en los últimos días que puede ser escenario de debates serios, honestos y sentidos sobre cuestiones de hondo interés social, como el que precedió a la media sanción, en Diputados, del proyecto de ley que habilita el matrimonio entre personas del mismo sexo, e incluso sancionar, a contrapelo de presiones sectoriales, normas a favor del interés general, como la reforma a la ley de contrato de trabajo que prohíbe a los bancos cobrar cargos por el uso a través de cajeros automáticos del dinero que los asalariados perciben en las llamadas “cuentas-sueldo’.

Si no es presa de las chicanas entre el kirchnerismo y el no (o anti) kirchnerismo, el Congreso podría incluso repetir la faena con el proyecto de ley de servicios financieros que presentó el ex banquero cooperativo Carlos Heller, un aliado del oficialismo respetado por muchos legisladores de oposición, para borrar los últimos vestigios de la ley de Entidades Financieras, puntal de la política económica de la dictadura.

Esa esperanza es, en todo caso, modesta: bajo el “relato’ del fin a otra ley del Proceso, es probable que el kirchnerismo busque arrimar negocios a sus amigos y facilitar el acceso del gobierno a nuevas fuentes de liquidez.

Hecha la ley

Así, por caso, la prohibición de que una entidad detente más del ocho por ciento de los depósitos del sistema (¿se aplicará a los bancos Nación y Provincia?) y ciertas disposiciones sobre las entidades extranjeras podrían servir, más que a la desconcentración, a que gane la Ban-K.

¿Exagerado? En tiempos del gobernador Néstor Kirchner, los Eskenazi se hicieron del banco de Santa Cruz, para luego, durante su presidencia, engullir a los muchos más grandes bancos de Entre Ríos y Santa Fe. En el camino, además, compraron el 15 por ciento de YPF, que pagarán en cómodas cuotas con los dividendos que prometió distribuirle el vendedor y socio, Repsol, tras los buenos oficios de Néstor.

Cristóbal López, otro amigo del flamante secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), hasta hace pocos años una mojarrita del mundo de los negocios, es hoy empresario todoterreno, constructor, recolector de residuos, productor olivícola, autopartista y petrolero integrado, gracias a las numerosas licitaciones que ganó en el sur y a la planta refinadora y las 360 estaciones de servicio que, por 110 millones de dólares, acaba de adquirir a Petrobras. Es, además, actor clave en la convergencia entre el kirchnerismo y el macrismo en torno del juego en Capital Federal y en movidas similares en la provincia de Buenos Aires. Y hay muchos ejemplos más.

Bajo su pátina progre, el proyecto de Heller también podría servir para que así como el gobierno se agenció de los 100.000 millones de pesos acumulados en las ex AFJP y, más recientemente, de las reservas del Banco Central, en el futuro manotee nuevas fuentes de liquidez a través de la orientación del crédito o la estatización del seguro de depósitos, latas que al kirchnerismo le hacen agua la boca. Porque así como el humorista Diego Capusoto describió una vez al kirchnerismo como “menemismo con derechos humanos’, una definición alternativa podría resaltar la diferente filosofía de negocios: en nombre de “los mercados’ bajo Menem; adornados de relato épico, en la era K.

Amén de negocios, lo que está en juego es la sustentabilidad del modelo oficial, basado en un constante y fuerte crecimiento del gasto público, pero con escaso acceso al crédito internacional (lo que de última podría ser una bendición; con menos combustible, el incendio de Argentina 2001/02 y el de Grecia 2010 hubieran sido más limitados).

Venezuela y los medicamentos

En todo caso, mientras la Argentina y el mundo siguen las peripecias del derrumbe griego y sus repercusiones en Europa y en la economía global, la Justicia argentina parece querer desentrañar algunos misterios de los últimos años, como los opacos negocios con Venezuela y el financiamiento con sabores medicinales de la campaña electoral tras la cual la presidenta y su vice llegaron en 2007 adonde están ahora.

El comercio con Venezuela es turbio al punto de que intercambios realizados al amparo de acuerdos bilaterales entre dos Estados se canalizaron, a cambio de comisiones de nada menos que el 15 por ciento, a través de intermedios radicados en terceros países.

Aún antes de entrar en detalles, como que la Argentina compraba a Venezuela (o, peor aún, en triangulaciones con Venezuela) combustible de inferior calidad al que, por otra parte, vendía a terceros países a precio más bajo, el número de acuerdos con Caracas llama mucho la atención.

Según los registros de la cancillería, bajo los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, la Argentina firmó 181 tratados bilaterales con Venezuela. Desde que asumió, la actual presidenta firmó 119 de esos tratados con su par venezolano, Hugo Chávez, contra 32 que suscribió con Chile, el segundo en el ranking. Casi huelga decirlo: los Kirchner firmaron con Chávez más tratados que con todos los demás países latinoamericanos sumados, y más del doble de los firmados por los demás presidentes argentinos (democráticos o de facto) con el país caribeño en los últimos 40 años.

Tampoco es casual que, según dijo Chávez, una prioridad de la gestión de Kirchner como secretario general de la Unasur será reimpulsar el proyecto de Banco del Sur. Juntos, tenemos casi 400.000 millones de dólares en reservas, se ufanó el mandatario venezolano.

En tanto, en la investigación de la llamada mafia de los medicamentos, Gabriel Brito, el arrestado titular de Global Pharma (y aportante de 310.000 pesos a la campaña “Cristina, Cobos y vos’) podría ser el primer arrepentido, consideró la ex ministra de Salud, Graciela Ocaña, que hizo punta con las denuncias de corrupción en el uso de los fondos del Pami y, en general, del sistema sanitario.

¿Prevalecerá la discusión medular de cuestiones de interés social o el chicaneo político y legislativo que hace que hasta los hallazgos judiciales más concretos terminen diluyéndose en el fango? La apuesta oficial es obvia. La de la oposición es, cuanto menos, confusa.


Desmentida

La empresa Palmat, involucrada en el escándalo de las coimas a empresarios argentinos para poder colocar sus productos en Venezuela, se defendió de las acusaciones y aseguró que realizó “un trabajo legal y transparente. Soy un hombre de trabajo. Llego al otoño de mi vida con una posición sólida, gracias a mis esfuerzos cotidianos. Soy un hombre de valores y conducta ética”, aseguró el presidente de Palmat, Roberto Wellisch, quien a través de un comunicado salió a declarar sobre la cuestión por primera vez desde que estalló el escándalo.

Remarcó que la compañía “tiene más de 30 años de trayectoria, dedicada a la intermediación comercial”, y puntualizó que durante ese tiempo representó empresas productoras y consumidoras de insumos, así como de partes y maquinarias. “Quiero exponer mi posición públicamente sobre un caso que ha generado distorsión de la realidad y que afecta mi persona y la de un equipo de profesionales que se siente orgulloso de su trabajo en Palmat”, afirmó Wellisch.