Al margen de la crónica

Convidados de piedra

La semana que pasó fue pródiga en reuniones y movilizaciones vinculadas a las posibles habilitaciones de grandes superficies comerciales en las principales ciudades de la provincia. Una ley del año 2002, que muy pocos miraron o reglamentaron en los últimos años, fue utilizada por comerciantes de varios lugares de la provincia, que lograron en principio prolongar por tres meses la habilitación de nuevos tipos de esas instalaciones por parte del gobierno provincial.

Las políticas de desregulación de los años ‘90 facilitaron la instalación y la fuerte presencia de cadenas internacionales en las principales ciudades del país, que cambiaron los ejes del comercio mayorista y minorista. Hipermercados, supermercados, autoservicios cobraron dinamismo y cambiaron todo el sistema de comercialización, con horarios extendidos, fuertes promociones y la posibilidad del consumidor de comparar a la hora de elegir. Después se fueron sumando nuevos jugadores al mercado y cadenas nacionales también cobraron peso en el mercado. A esto hay que añadir la particularidad de cada zona, donde también son fuertes cadenas locales, uno de cuyos ejemplos es la ciudad de Santa Fe, en la que al menos cuatro firmas compiten de igual a igual con otras nacionales e internacionales. Lo mismo ocurre en Rosario.

El planteo defensivo de los comerciantes es entendible y hasta es lógico su poder de lobby sobre legisladores, funcionarios y concejales en cada ciudad. Las quejas de los comerciantes locales por el avance de foráneos se da en los localidades del interior por la llegada de capitalinos y rosarinos.

En dicho marco vuelve a aparecer desprotegido un actor clave en este proceso: el consumidor. Quizás su escasa capacidad individual para hacer sentir su opinión sea el motivo por el cual generalmente desde el poder se toman decisiones ignorándolo, o bien, escuchando a aquellos que, organizados a través de cámaras o centros, tienen capacidad para influir y llevar las agujas de la balanza hacia su lado favorito.