Juicio oral y público: Día II

Baroni comprometido por

declaraciones de testigos

“Usted está fabulando e interrumpiendo el accionar de la Justicia”, le dijo el jefe de la Comisaría de San Jorge, con quien sostuvo un careo. Se proyectó un video de la primera declaración.

Baroni comprometido por  declaraciones de testigos

El Tribunal cambió de parecer y esta mañana permitieron el ingreso de las cámaras para retratar al imputado. Foto: Amancio Alem

 

Juliano Salierno

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Cinco testigos declararon hoy en el juicio oral y público por el homicidio de la docente Alejandra Cugno. Las versiones comprometieron seriamente la situación del imputado José Luis Baroni, que intentó sin éxito descalificar a uno de los policías que le tomó declaración en Sastre, al día siguiente de quedar detenido.

Pasada la primera jornada, en la que el “Colorado” Baroni intentó delegar culpas en un supuesto vendedor de autos de San Francisco, Córdoba, en la segunda audiencia del juicio dio la sensación de que el pretendido asesino que denuncia no es más que una fantasía, producto de la invención del imputado y sostenida por su defensa técnica.

Aunque ya fue localizado un policía de San Jorge nombrado ayer y de quien se reclamó su presencia en el juicio, nada se sabe del tal Daniel “Tachuela” González, señalado por el propio Baroni como el verdadero asesino.

Declaración filmada

Esta mañana, el Tribunal que componen los jueces María Amalia Mascheroni, Dardo Rosciani y Norberto Nisnevich solicitó la presencia del primer testigo. El subcomisario Edgardo René Guazzaroni, jefe de la Comisaría Segunda de San Jorge, se sentó ante el jurado para responder preguntas de los fiscales Graciela Parma y Juan Pablo López Rosas; así como de los abogados defensores Claudio Villasboas y Miguel Gassmann.

El policía contó cómo fue que dieron con el sospechoso, siguiendo la pista del teléfono celular de la víctima, pero más tarde se explayó acerca del simple interrogatorio sumario tomado en sede policial. Ofreció como prueba nueva un video casero, filmado con el teléfono celular, que luego fue exhibido durante unos 30 minutos, lapso en que la sala quedó en penumbras.

Allí pudo apreciarse que durante la declaración no hubo apremios de parte de la fuerza pública, como denunció Baroni. Pero también es cierto que no existió el pretendido “monólogo” del acusado confesando el crimen de la maestra.

Con la voz quebrada, el detenido lanzó frases cortas en respuesta al interrogatorio policial, al que tal vez pueda reclamársele cierto tono amenazante.

“Sentía culpa”

Guazzaroni dijo que “Baroni pidió declarar en sede policial” y que para ello se cumplieron las “medidas procesales de rigor”. Además, aseguró que el detenido “no soportaba más lo que había hecho. Sentía culpa, una carga”, recordó.

A su turno, Villasboas propuso un careo entre su cliente y el testigo. Dramatizando el acto, Baroni le preguntó al policía si tenía familia y si podía mirar a sus hijos a los ojos después de haberlo torturado, a lo que Guazzaroni le respondió que “no hacía falta ni gritarle porque quería sacarse la culpa de encima”.

“Usted está fabulando e interrumpiendo el accionar de la Justicia”, le cuestionó el jefe de la Comisaría Segunda de San Jorge, que a su vez recordó que “somos funcionarios públicos, somos profesionales y no íbamos a arruinar un procedimiento de semejante importancia por apremiarlo a usted”.

La jueza Mascheroni debió poner orden en varias ocasiones ante el elevado tono de voz y las acusaciones que el imputado hizo contra el policía.

“Falso testimonio”

Cada uno se mantuvo en sus dichos y al finalizar el careo el abogado Villasboas pidió la detención de Guazzaroni por “falso testimonio”, dadas las diferencias existentes entre el video y lo que consta en el acta labrada en la Unidad Regional XVIII.

“No vemos ningún falso testimonio” contestó el fiscal López Rosas, que comprendió “el enojo de la defensa”, pero entendió que “el acta es el fiel reflejo de la realidad”.

Como la presidencia no le hizo lugar al pedido de detención, la defensa planteó la revocatoria y el tribunal pasó a un cuarto intermedio para deliberar. A su regreso, la presidenta del jurado expresó nuevamente su rechazo a la medida privativa de la libertad para Guazzaroni; no obstante eso solicitó la extracción de copias para enviar al fiscal de turno para que investigue si hubo irregularidades.

Los otros cuatro testigos no demoraron más de 10 ó 15 minutos en el banquillo, tiempo suficiente como para terminar de incriminar al acusado, que se mostró con menos ánimo que en la audiencia inaugural, donde se lo notó locuaz y charlatán.


“Alejandra era muy correcta”

El psicólogo del Gabinete comunal de Cañada Rosquín, Marcos Juan Massa, contó que conocía a Alejandra Cugno desde antes de que fuera directora de la Escuela Nº 268 del pueblo. “Era muy correcta en el ámbito laboral. Muy solidaria con su gente”, expresó el profesional de 33 años, citado por la fiscalía.

Massa dijo que conoció de boca de Alejandra que solía alzar a las personas que hacían dedo en la ruta, porque “durante 14 años viajó de ese modo” a trabajar y que “lo hacía por una cuestión de favor”.

A la pincelada que el psicólogo hizo de la víctima se sumaron las declaraciones de Pablo Robledo y Maximiliano Urigoittia, los dos muchachos de 22 y 24 años que la tarde del 6 de julio de 2009 vieron a Baroni subir al Fiat Duna blanco de la maestra. Los dos trabajan en la colchonería de Cañada Rosquín y diariamente realizan el viaje a San Jorge, donde viven junto a sus familias.

Quien más comprometió a Baroni fue su concuñado Ambrosio Santos Videla. El hombre de 51 años vive en zona rural de Colonia Aldao, departamento Castellanos, y se desempeña como tambero.

Videla confirmó que cuando lo conoció, el “Colorado” se presentó como Carlos Roque Ferreyra, y que hace unos dos años “me dijo que ahora se llamaba Baroni”.

Por último, contó que su mujer le dijo que antes de que desapareciera la maestra, lo descubrió encerrado junto con su hija de 12 años, a la que le habría bajado los pantalones y que no llegó a cometer abuso porque intervino a tiempo. Después realizaron la denuncia ante el juez de San Jorge.