Es la gran figura pero todavía no pudo hacer un gol...
La paradoja de Messi
Es el hombre más desequilibrante del Mundial, el jugador al que todos temen, el elegido como figura en cada partido de la Argentina. Pero Messi no está contento, porque a la “Pulga” le falta algo obvio: el gol.
Redacción de El Litoral
DPA
Sus primeras palabras tienen que ver con su realidad. “El hecho de no llegar al gol no me preocupa. Obviamente, me gustaría poder convertir; pero, bueno, no pasa nada”, dijo Messi ayer en la fría Polokwane.
Sudáfrica 2010 acababa de ver el tercer triunfo consecutivo de los de Diego Maradona y su pase a los octavos de final del Mundial. Messi había debutado como capitán de la Argentina -el más joven de la historia- y la emoción se apoderó de él en los minutos previos a un partido durísimo, que dejó fuertes marcas en las piernas del crack.
¿Se le puede creer a Messi cuando dice que “no pasa nada”? Difícilmente. Bastaba con escrutar su rostro, su mirada, con atender al tono de su voz. Mañana, cuando apague las velas por su vigésimo tercer cumpleaños, sería una apuesta segura pensar que los tradicionales tres deseos se resumirán en tres letras, en un mantra: gol, gol, gol.
Comprensible, en un hombre que viene de mover 47 veces las redes en la temporada europea que acaba de terminar; lógico, para un delantero que no deja de estrellar remates en los palos y de servirles goles a sus compañeros. Esperable en un goleador que no festeja desde el penal que le marcó a Iker Casillas en la derrota de noviembre ante España.
Sus compañeros deberían hacerle un monumento a Messi. Así, Gonzalo Higuaín le debe gran parte de su “hat-trick” ante Corea del Sur: en los tres goles Messi fue hombre clave en la jugada, y en el segundo casi se puede decir que anotó él, porque el afortunado rebote en un palo permitió que el delantero del Real Madrid sólo tuviera que empujar la pelota.
Si hasta el gol de apertura de aquel 4-1, el tanto en contra de Park Chu Young fue tras un centro de Messi que rebotó en la pierna del joven hombre del Mónaco.
Ante Nigeria fue el arquero Vincent Enyeama -ayudado “por Dios”, según el portero- el que impidió clarísimas posibilidades de gol del argentino.
Y ante Grecia estrelló un tiro en el poste y otra jugada suya le dio el rebote a Martín Palermo para que el veterano delantero de Boca Juniors siga alimentando su particular leyenda.
Nada es para siempre. Sergio Romero, el hombre que desde el arco tiene toda la perspectiva de lo que hacen o dejan de hacer sus compañeros, cree que a partir del choque con México las cosas cambiarán.
“El enano es un “crack’, lo único que le faltó nuevamente es hacer un gol, pero tuvo todas las oportunidades, ni siquiera el palo lo pudo acompañar. Pero en los octavos va a convertir todos los goles que no hizo hasta ahora”.
El antecedente es bueno, porque aún está en el recuerdo el golazo de Messi a México en la Copa América 2007. Pero, mientras el ansiado gol llega, Messi podría consolarse revisando algunas estadísticas.
El delantero del Barcelona es, junto a Romero y Martín Demichelis, el único que jugó los tres partidos completos, lleva 20 disparos al arco en tres partidos y es, por diferencia, el argentino que más le apuntó a la portería rival.
Suma 217 pases, el 73 por ciento de ellos con buen destino. Juan Verón tiene 219, pero la cifra de Messi demuestra, por si hacía falta, que no sólo juega, sino que hace jugar, que es “el” hombre fundamental. Si todo sigue el camino exacto de sus sueños, tendrá cuatro partidos más para desquitarse.