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El paisaje ribereño y su agreste atractivo natural es otro de los magnetismos de Gualeguaychú.

Gualeguaychú, con o sin bufanda

La ciudad entrerriana no es sólo sinónimo de carnaval: sus complejos termales, el turismo rural, la navegación y una exquisita gastronomía son una verdadera invitación al viajero durante todo el año. Un destino posible para disfrutar en estas vacaciones de invierno.

TEXTOS. SANDRA BONETTO.

Si el punto de salida es Buenos Aires, serán tan sólo 220 kilómetros de completa autovía, o casi tres horas, las que separen al viajero de esta ciudad entrerriana, tan convulsionada últimamente por su emblemática lucha ambientalista. Si la partida se hace desde Santa Fe, serán 352 kilómetros: desde Paraná, luego de cruzar el túnel subfluvial Hernandarias habrá que tomar la RN 12 hasta el cruce con la RP 39 y el tramo final por la RP 20 hasta llegar a destino.

En cualquier caso, Gualeguaychú se posiciona como una atrayente opción no sólo para las fines de semana de tres días, ni para disfrutar de las atractivas propuestas veraniegas, sino que se convierte en un sitio ideal para compartir en familia estas vacaciones de invierno. Cualquier ocasión y estación es buena para llegarse hasta allí y aprovechar un nutrido abanico de alternativas.

Es que no sólo el Carnaval del País es una excusa para ir a Gualeguaychú; hay un sinfín de actividades que se pueden disfrutar durante todo el año. Los apacibles paseos en bote o catamaranes por el sereno y serpenteante río homónimo son una opción distinta, ya que permiten una vista inigualable de la ciudad. Los románticos pueden elegir una cena en un velero para una velada de amor y los amantes de la pesca, la pueden practicar embarcados.

LA CALIDEZ DE LAS TERMAS

Una propuesta ideal para este receso invernal es internarse en las cálidas aguas de las termas. Los centros termales permanecen abiertos durante la temporada para los visitantes que quieran olvidarse del frío exterior sumergidos en estas reconfortantes aguas. Esta actividad relajante se puede complementar con alguno de los variados de programas de spa que pueblan la oferta recreativa, ya sea en el casco urbano o en un entorno más agreste.

En este distrito hay dos complejos termales. El primero de ellos, Termas del Gualeguaychú, está estratégicamente ubicado a tan sólo 5 minutos del centro de la ciudad, “en el corazón turístico”, emarcadas en 20 hectáreas de cautivantes verdes.

“El agua de nuestro pozo termal es mesotermal, mineralo medicinal, con una temperatura de 37 a 42 grados en las piscinas termales -cuentan-. De acuerdo a sus características físico químicas, son cloruradas - sulfatadas - sódicas y poseen amplias acciones terapéuticas”.

Con respecto a los servicios, ofrece cuatro piletas termales de agua salada, con temperaturas ente 37º y 42º, dos de ellas cubiertas, además para los días cálidos 2 piletas estivales de agua dulce a temperatura natural. A la calidad de sus piletas se le agregan hotel, bungalows, campings, restaurante, drugstore, alquiler de batas y sillas, regionales, teléfonos, Internet, juegos para niños, área protegida, parrillas, quinchos, y excelente lugar de esparcimiento.

La otra opción es Termas del Guaychu, el nuevo complejo con piletas de aguas termales transparentes y humeantes con temperatura de hasta 40ºC, asentado en medio de un amplio paisaje campestre con mucho verde, ubicado sobre la ruta 14 km. 64,5.

“El agua que alimenta nuestras piletas es un agua congénita, que nunca salió a la superficie desde el periodo Jurásico. Esta permanencia de casi 200 millones de años la ha transformado en un agua termo mineral con grandes contenidos de sólidos disueltos, cuyas características fisico químicas la definen como un agua sódica con alta cloruracion y con contenidos de sulfatos, calcio y potasio, entre otros minerales, lo cual agrega a las condiciones relajantes que de por sí tienen las aguas termales, características terapéuticas”, explican sus propietarios.

Ofrecen, además, servicios de restaurante, alquiler de reposeras y terrazas con vista panorámica, entre otros.

Un paraíso para el descanso

Gualeguaychú es una invitación permanente al descanso. La geografía llama al descubrimiento y a la contemplación de ríos, arroyos, bosques, aromitos, ñandubayes, sauces y ceibos que conforman cautivantes paisajes.

A un paso del ruido de la ciudad está el parque Unzué, de 120 hectáreas de extensión, que aguarda tras el ex-puente La Balsa (hoy Méndez Casariego).

El Parque Chico tiene clubes náuticos donde existen amarras y servicios para embarcaciones, lugares de pesca -actividad que se desarrolla todo el año-, juegos infantiles, áreas de recreación y servicios. En el sector grande, de paisajes mas tupidos y vegetación autóctona, se encuentran espacios específicos para deportes: el Club Hípico, el Velódromo, el Kartódromo, Club Carpinchos, la Pista de la Salud y el Centro Recreativo (CEC), que se ven favorecidos por este incomparable marco natural, que además es zona de picnic y un lugar especial para la práctica de caminatas.

El lugar cuenta con alquiler de caballos y bicicletas, y ofrece la laguna del Parque, donde los más chicos pueden interactuar con la fauna del lugar (patos, nutrias y ñandúes, entre otros) bajo la atenta mirada de los guardaparques.

El paseo de la Costanera, construido hace setenta años, es la mejor vidriera silenciosa de ríos y de verdes. Esa tentación natural espera a unas pocas cuadras del centro de la ciudad.

A todo esto se suma la variedad en balnearios y campings que ofrece la ciudad sobre el río Gualeguaychú y sobre el río Uruguay el balneario Ñandubaysal, que espera con selvas en galería, con la posibilidad de observar carpinchos, vizcachas, ciervos, ñandúes y más de 250 especies de coloridas aves.

El turismo rural se presenta como excelente paseo para disfrutar en familia. Las casas de campo abiertas al turismo, combinan la paz y la tranquilidad, templadas por el crepitar de un hogar a leña con actividades de granja para los más pequeños, como trabajos de huerta u ordeñe de vacas. Las cabalgatas campestres están a la orden del día.

Lo cierto es que los amantes de la naturaleza encuentran su lugar en Gualeguaychú. Este capítulo de la geografía entrerriana es un buen escenario para la contemplación de ríos, arroyos, bosques, sauces, ñandubayes y ceibos que se pueden apreciar durante las caminatas.

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Dos complejos termales atraen a los turistas.

+datos Matencuentro, celebrando la vida

A mediados de agosto, el Matencuentro que tiene previsto realizarse en Gualeguaychú “nos reunirá a matear con nuestros gauchos, nuestros jóvenes y la familia, alrededor del fogón y una serie de espectáculos artísticos de primer nivel, con la presencia del mate, como alguien más entre nuestra gente”, convocan desde la página web.

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Situada a 352 kilómetros de Santa Fe, la ciudad entrerriana afamada a nivel internacional por la lucha de su pueblo en defensa del río y en contra de la papelera asentada en la orilla vecina de Uruguay, recibe a visitantes todo el año.

+ información

www.gualeguaychuturismo.com

COSTUMBRES CON OTRO RITMO

El circuito “Pueblos del Sur de Entre Ríos” enlaza encantadores parajes que abren sus puertas al visitante para convidarlo con un exquisito paseo por la historia y su inmenso horizonte verde. Así, muy cerca de Gualeguaychú se presentan Urdinarrain, Larroque, Irazusta, Talitas, Parera, Britos, Aldea San Antonio, San Juan y Santa Celia; Gilbert, Santa Clara, General Almada y Escriña, manteniendo vivas las costumbres de los inmigrantes y las tradiciones gauchas, en su gastronomía y en su forma de vivir a paso lento, rasgo ya extinguido en las grandes metrópolis.

Quien guste de la buena mesa puede saborear exquisitos pescados de río como el dorado, pacú, boga o surubí, además de las tradicionales e infaltables parrilladas. La producción artesanal de quesos, dulces y escabeches, o el apasionante proceso de fabricación de mates de todos los estilos y materiales, son también opciones recreativas que se pueden experimentar con sencillez.

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