Ley sobre matrimonio homosexual

Una cuestión personal

El tema parece ser ya una pulseada entre Néstor Kirchner y Jorge Bergoglio. Las dudas sobre los números para la sesión del miércoles.

Guillermo Villarreal

DyN

El debate por el matrimonio homosexual se convirtió en una confrontación de fuerzas, ya no partidarias, sino personales entre el ex presidente Néstor Kirchner y el cardenal Jorge Bergoglio, quien es visto por el gobierno como el líder moral de la oposición. Cada uno a su estilo delineó estrategias cuidadas, y no tanto, para llevar agua a su molino en un tema que, según quien lo analice, puede igualar derechos o modificar el concepto de familia y matrimonio en la legislación argentina. El enfrentamiento se hizo evidente cuando el ex mandatario deslizó la existencia de presiones por parte de la Iglesia para frenar el proyecto de ley aprobado en Diputados y que el 14 de julio deberá dirimirse en el recinto del Senado. Kirchner replicó así la advertencia de Bergoglio en cuanto a que la iniciativa parlamentaria para legalizar el casamiento entre personas del mismo sexo conlleva “una presión destructiva al plan de Dios”.

La reacción del ex mandatario demostró además el malestar que existe en la Casa Rosada por el fracaso del oficialismo para imponer un dictamen de mayoría en la Comisión de Legislación General, que optó por otro -no querido por el kirchnerismo- de unión civil sin adopción propuesto desde la oposición.

Desde la Iglesia también denunciaron aprietes a los senadores oficialistas para que aprueben el proyecto originario de matrimonio homosexual. “Habrá que estar muy atentos porque el kirchnerismo puede recurrir a una serie de jugarretas como invitar al viaje de la presidenta a China, que coincide con el tratamiento en el recinto, a senadores que se oponen al proyecto para evitar así que voten en contra”, dijo Justo Carbajales, director del Departamento de Laicos de la Conferencia Episcopal Argentina.

La denuncia eclesiástica tenía asidero. La senadora sanjuanina Marina Riofrío, que se opone al proyecto, se sumó a la comitiva presidencial diciendo que “no podía rechazar la invitación” y asumiendo el consiguiente costo político. Kirchner pretende que la ley se sancione sí o sí, por lo que no dudó en llamar por teléfono a los senadores oficialistas y aliados, contrarios al proyecto, para convencerlos so pena -trascendió- de cortar el flujo de dinero a las provincias. Tal es la injerencia del ex presidente en este tema que, pudo confirmarse, forzó la renuncia del senador tucumano Sergio Mansilla a la Comisión de Legislación General, al negarse éste a cambiar su voto. En su lugar, impuso a su par jujeña Liliana Fellner, una incondicional de la Casa Rosada.

A la calle

En tanto, la Iglesia movilizó sus cuadros -además de familias y alumnos de colegios católicos- para demostrarle a los senadores que la mayoría de los ciudadanos, sobre todo del interior del país, no quiere que se trastoque el concepto de familia. Para esto apeló a manifestaciones callejeras, algunas masivas, en las provincias donde se realizaron audiencias de consultas motorizadas por la senadora sanluiseña Liliana Negre de Alonso, presidenta de la Comisión de Legislación General.

Una estrategia de presión que, según el oficialismo, la legisladora consensuó con Bergoglio para demorar y embarrar la discusión del proyecto en el recinto, cargos que Negre de Alonso negó. La Iglesia sumó en su objetivo opositor la recolección de firmas a un petitorio elaborado por la Universidad Católica Argentina, que consiguió más de 600.000 adherentes en oposición al proyecto y que fue entregado en el Senado. En tanto, Bergoglio se puso al frente de la “marcha naranja” -color que identifica la propuesta por la familia- frente al Congreso que católicos, evangélicos, judíos y musulmanes harán el martes 13 de julio, en vísperas del tratamiento del proyecto en el recinto del Senado. Mediante una carta, la máxima autoridad eclesiástica del país exhortó a participar activamente de esa movilización organizada por los credos y recomendó expresarse sólo llevando banderas con consignas positivas para el matrimonio varón y mujer.

Bergoglio instó además a una jornada de oración para este domingo con esta misma intención y a leer en las misas de todo el país la declaración del Episcopado sobre “el bien inalterable del matrimonio y la familia”.

Rosario

Unas cuatro mil personas participaron ayer del acto de cierre del acampe, iniciado el último miércoles, contra el proyecto de ley del matrimonio gay, en la tradicional plaza Pringles, del microcentro rosarino, organizado por distintas instituciones religiosas y la Red Familia.

La manifestación contó con la presencia del arzobispo de Rosario, monseñor José Luis Mollagham, y de numerosos pastores de las Iglesias Cristianas Evangélicas.

Durante el acto, se desplegó una bandera nacional de unos 60 metros de largo, se realizaron representaciones artísticas y se leyó un manifiesto dirigido a los tres senadores nacionales por Santa Fe, donde señalan que “el futuro de nuestra patria Argentina se cimienta en la familia y cómo vaya la familia irá la sociedad”.

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Una cuestión personal

Rodeada por su marido e integrantes del gabinete, Cristina Kirchner llamó desde Tucumán a profundizar el modelo. Foto: EFE

Cristina defendió el proyecto

La presidenta Cristina Fernández respaldó el proyecto de matrimonio gay y advirtió que si las mayorías restringen derechos de las minorías se entraría “a una etapa fea de la sociedad”, mientras el vicepresidente del Episcopado, Luis Villalba, alertó que la iniciativa “pretende orientar la cultura del pueblo”.

Ayer, en el marco de las celebraciones por el Día de la Independencia, el gobierno y la Iglesia volvieron a cruzar posiciones por el proyecto para incluir el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Sin mencionar la palabra matrimonio, la presidenta reclamó que “todos tenemos la responsabilidad de hacer una sociedad más igualitaria y para que las mayorías y las minorías tengan los mismos derechos”. Puntualizó además que mientras el kirchnerismo tuvo mayoría parlamentaria “jamás se le negó un trato igualitario a ningún ciudadano y mucho menos a las minorías. La independencia no es solamente para liberarse del yugo colonial. También tiene que servir para dar mayor igualdad”, dijo en San Miguel de Tucumán.

En la catedral tucumana, el arzobispo Villalba insistió en advertir que en el debate por el matrimonio homosexual “está en juego una ley que pretende orientar la cultura del pueblo”, por lo que llamó a los cristianos a un mayor compromiso para recuperar el respeto por la familia. Varios obispos aprovecharon ayer las liturgias de acción de gracias por la fiesta patria para expresar su posición contraria al proyecto.