En el Gran Rosario

Un estudio que realizó el investigador de la UNR, Carlos Crucella, señala que casi el 70 por ciento de las empresas que poseen hasta 5 empleados no realiza aportes jubilatorios a sus trabajadores.

Germán de los Santos

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Las denominadas microempresas, que tienen no más de cinco empleados, poseen el nivel de empleo “fraudulento”, es decir, no registrado o “en negro”, como se lo conoce popularmente, más alto de la estructura económica: supera el 70 por ciento en el Gran Rosario. Este dato se desprende de un estudio que realizó el economista Carlos Crucella, integrante del Consejo de Investigación de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), quien tomó como referencia para realizar el análisis los datos de la Encuesta Permanente de Hogares que elabora el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

En un documento de estudio que publicó hace pocos días, el especialista sostiene que el 68,9 por ciento de los establecimientos de hasta cinco asalariados no realiza el descuento jubilatorio a sus trabajadores. Incluso, en las denominadas microempresas, el 56,1 por ciento de los empleados no posee ningún beneficio, como vacaciones pagas, aguinaldo, licencia por enfermedad y obra social. Sólo el 32,5 por ciento de los trabajadores que se desenvuelven en este sector tienen todos estos derechos laborales garantizados.

La mayor proporción de ocupados en relación de dependencia a los que se les efectúa el descuento jubilatorio corresponde a aquellos con una ocupación permanente (86%) y la menor a los trabajadores del servicio doméstico (10,3%).

“Cuando tenemos asalariados en negro no sólo se ven perjudicado sus derechos corrientes de trabajador: no tendría derecho a indemnización, obra social y vacaciones pagas sino también los diferidos, porque no está inscripto en el sistema previsional y no va a tener jubilación”, advirtió.

Características

En diálogo con El Litoral, Crucella reveló que “el sector de los denominados microemprendedores es el mayor demandante de mano de obra asalariada, pero a su vez es también el que genera más puestos de trabajo en negro”.

Tras el análisis de estos datos se desprende, según el especialista, que “desde el Estado debe de orientarse una política para ese sector. Si las empresas chicas no pueden hacer frente a las obligaciones previsionales de sus empleados hay que buscar un modo de financiarlos para que puedan hacerlo. Porque no se puede afirmar alegremente que está bien lo que hacen estas empresas, porque en el fondo el empleo que están creando es en negro”.

Sin embargo, en los datos procesados y analizados por el economista de la Universidad Nacional de Rosario se destaca que más allá del problema de las microempresas donde hay un alto nivel de informalidad que no tiene solución a corto plazo a nivel general han mejorado los indicadores sobre trabajo no registrado en los últimos cuatro años.

“El empleo asalariado “fraudulento’, presente tanto en el sector público como privado, que remite a modalidades que buscan ocultar la existencia de una relación de dependencia con el empleador, experimentó un marcado retroceso, reduciendo su magnitud al 60 por ciento de la existente tres años y medio atrás”, señaló Crucella en el documento, quien concluyó que “como consecuencia de esta evolución, la estructura ocupacional asalariada exhibe un perfil que, si bien dista mucho de poder considerarse satisfactorio (sólo el 63% de los obreros y empleados pueden disfrutar de la totalidad de estos beneficios y tres de cada diez no tiene acceso a ninguno), resulta significativamente mejor que el existente tres años y medio atrás”.

Salarios

Otro de los puntos, según el economista Carlos Crucella, que es consecuencia directa del empleo fraudulento es la diferencia de salarios entre los trabajadores registrados y en negro. “En el Gran Rosario los salarios que cobran los trabajadores en negro son mucho más bajos que los que cobra un empleado en blanco que tiene la misma dedicación horaria. En algunos casos está diferencia llega a la mitad. Es decir, los trabajadores no registrados no sólo pierden derechos corrientes y diferidos sino también salario. Pero hay algo también a lo que se presta poca atención, que es que no se puede pagar trabajadores en negro salvo que se facture en negro. Es decir no se puede pagar sueldos en negro con plata en blanco”.

“Cuando uno dice que el 40 por ciento de los asalariados cobra en negro hay una parte muy importante de la renta generada en la región que no se declara. Este empresario o patrón no paga tampoco Ingresos Brutos, Ganancias, entre otros tributos. Y esto no se tiene demasiado en cuenta. Porque no sólo se está estafando al trabajador y al fisco sino a todos. Y muchas obras y políticas estatales no se pueden llevar adelante por esta evasión.

Las microempresas generan

empleos pero de baja calidad

Mejora en los ingresos de los trabajadores en la provincia

Según datos difundidos por el Instituto Provincial de Estadísticas y Censos (Ipec), el ingreso individual en los 31 aglomerados de Santa Fe se incrementó entre un 48,7 por ciento en el tercer trimestre de 2003 a 56,2 por ciento en el segundo trimestre de 2009.

El informe advierte que el ingreso medio del 10 por ciento de las personas con menores ingresos presenta un “importante aumento” desde 74 pesos a 216. El incremento es del orden del 192 por ciento. En el Gran Rosario, la suba fue desde 83 hasta 228 pesos (175 por ciento), mientras que en el Gran Santa Fe el crecimiento fue menor desde 102 pesos a 213 (109 por ciento).

El 10 por ciento de individuos con menores ingresos percibió entre 2003 y 2009 un promedio del 1,3 por ciento del ingreso total. En los dos principales aglomerados de la provincia el porcentaje fue igual: es decir, ese grupo de personas obtuvo en ese lapso el 1,6 por ciento.

El 10 por ciento de los que más ganan pasó desde los 2.457 pesos a los 5.669. El incremento fue del 131 por ciento. Este sector acapara el 34,2 por ciento del total de ingresos. En el aglomerado rosarino, el sector que posee mayores ingresos absorbió el 31,6 por ciento, mientras que, en el Gran Santa Fe, 10 por ciento de las personas con más dinero alcanzó al 31 por ciento. Como en la serie anterior, el Gran Rosario le sacó ventaja al aglomerado santafesino. El primero pasó de un ingreso de 1.357 pesos a 4.817 (255 por ciento); en tanto, en el Gran Santa Fe, la suba fue menor: desde 264 a 4.715 (108 por ciento).

Entre 2003 y 2009, señala el documento del Ipec, se observa “un fuerte crecimiento del valor del ingreso que el 50 por ciento de la población ocupada percibe como máximo.

En este lapso se produjo, de acuerdo con los datos analizados por el organismo, entre las personas que poseen ingresos por ocupación “un decrecimiento paulatino” del coeficiente de Gini, un indicador que mide la desigualdad en la distribución del ingreso en los 31 aglomerados provinciales, con una disminución que alcanzó el 7,2 por ciento. En Rosario y Santa Fe “hay una mejor distribución del ingreso de la ocupación principal en relación con el total nacional”.

Las microempresas generan  empleos pero de baja calidad

El trabajo realizado por la UNR señala que quienes trabajan en estas microempresas generalmente están en negro y sus salarios son inferiores.

Foto: Archivo/El Litoral