LA FOTO /// París era una fiesta

LA FOTO /// París era una fiesta

Los fuegos artificiales iluminan el cielo de París, en cercanías de la Torre Eiffel, en la noche de ayer, cuando Francia celebró el Día de la Toma de la Bastilla, en 1789, su fiesta nacional. A pesar de que la fortaleza medieval conocida como la Bastilla sólo custodiaba a siete prisioneros, y ninguno de importancia, su caída en manos de los revolucionarios parisinos supuso simbólicamente el fin del Antiguo Régimen absolutista y el punto inicial de la Revolución Francesa. La rendición de la prisión, símbolo del despotismo de la monarquía francesa, provocó un auténtico sismo social tanto en Francia como en el resto de Europa, cuyos ecos llegaron hasta la lejana Rusia. El 4 de agosto de 1789, en la llamada “Noche de la locura”, la Asamblea Nacional Constituyente abolió el feudalismo, eliminando las prebendas que recibía el clero y los derechos señoriales de los nobles (como por ejemplo, el privilegio de no pagar impuestos, del que gozaban). En cuestión de horas, los nobles y el clero perdieron sus privilegios. El curso de los acontecimientos estaba ya marcado, si bien llevó cuatro años la implantación del nuevo modelo.

Foto: Agencia EFE