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Seis décadas de genialidad

Diseñador visionario, Pierre Cardin, aclamado en todo el mundo por su diseños de formas geométricas, ha sabido mantener la frescura y las líneas futuristas a lo largo de su carrera. El cosmos sigue siendo su fuente de inspiración

TEXTO. CARMEN MARTÍN. FOTOS. EFE REPORTAJES.

Con gran visión de futuro, Pierre Cardin inyectó una bocanada de aire fresco a la moda francesa de la posguerra, subió al hombre a las pasarelas, lanzó el “prêt à porter” moda lista para lucir- y fue pionero en la diversificación de productos.

El clásico y elegante París de los años “50 no era el escaparate idóneo para que se vieran y se entendieran los extravagantes y atrevidos diseños de Cardin. Con tesón y gran capacidad de trabajo sus creaciones con formas geométricas que obviaban las curvas de la mujer se fueron encajando con la nueva estética femenina que llegaba de Londres.

Aunque nació en 1922 en San Biagio di Callalta, muy cerca de Venecia (Italia), su pasión por la moda le llevó a instalarse en París, ciudad en la que se formó en los talleres de Paquín, Elsa Schiaparelli y Christian Dior, genios de la costura de la época, y donde diseñó ropa para las películas de J. Cocteau.

Soñaba con trabajar junto a Balenciaga, maestro de maestros, pero ante la dificultad de acceder a él, Cardin decidió abrir su propia casa de moda en 1950 con diseños de inspiración futurista y cortes arquitectónicos.

Un año después, con escaso capital y treinta empleados, el diseñador veneciano, que evitó imitar a los deseados y admirados Balenciaga y Dior, presentó su primera colección, que enloqueció a la sociedad parisina. El éxito fue abrumador, comenzaba la edad de oro de la alta costura.

Su éxito a nivel internacional le llegó en 1956 con el diseño de lo que entonces se denominó moda “flou”. Innovador y atrevido, Cardin en 1958 creó la primera línea unisex. Su osadía en el diseño le costó la expulsión de la Cámara Sindical Francesa de la Costura, de la que hoy es su máximo exponente.

Al año siguiente, hizo historia cuando presentó su colección prêt-à-porter, y fue también el primero en lanzar una colección de alta costura masculina. Después llegaron las medias de colores, el famoso panty negro tupido, la moda infantil y la introducción del color en la ropa de hombre.

“Típicos de Cardin son los recortes de formas redondas o romboidales que parecen provocar un efecto tridimensional”, según cuenta Charlotte Seeling en el libro “Moda. El siglo de los diseñadores”.

Con gran sentido del humor, este ingenioso diseñador encontró el equilibrio entre la minifalda y la maxifalda dejando gran parte de su largo al descubierto, bien con trasparencias, bien con perforaciones en la tela.

SU MÁXIMA: OTORGAR LIBERTAD

Lauren Bacall, Jeanne Moreau, Evita Perón o los Beatles fueron algunos de los artistas y famosos que lucieron los diseños de Cardin por medio mundo, hecho que le llenaba de orgullo, pero lo que realmente le emocionaba era que sus creaciones facilitaran la vida a la mujer y ésta pudiese conducir y moverse con plena libertad.

Cardin visualizó con claridad cómo sería la moda del futuro y era consciente de que para triunfar en la moda era necesario aunar creatividad y espíritu empresarial. Una vez más, se anticipó a otros diseñadores y estableció relaciones comerciales con Japón y China y comenzó a crear licencias bajo su nombre por todo el mundo, negocio que le ha servido para trabajar con libertad absoluta, aunque hay quien opina que la concesión de licencias ha ensombrecido su talento. Hoy su firma está presente en más de cien países y emplea a más de 180.000 personas, distribuidas en 700 fábricas.

Más allá de la moda, Cardin también rubrica perfumes, líneas de accesorios, muebles, objetivos decorativos, vajillas e incluso mermeladas. No dudó en comprar el Théâtre des Ambassadeurs y convertirlo en el Espace Cardin, destinado a difundir el trabajo de jóvenes talentos del arte.

LA MODA, SU PRIMER AMOR

El diseñador también ha debutado como empresario teatral y productor cinematográfico, además de invertir sus beneficios económicos en el sector inmobiliario, adquirir los restaurantes Maxim’s y abrir una cadena hotelera con el mismo nombre.

En una conferencia en el American College de Atlanta en 1996, Pierre Cardin explicó que “había diseñado todo tipo de cosas, desde sillas hasta chocolate, pero la moda es aún mi primer amor”.

El tiempo le dio la razón y lo que en un principio escandalizaba hoy se ha convertido en un clásico. Ahora, acaba de celebrar su sesenta aniversario en el mundo de la moda con una gran fiesta en su restaurante Maxim’s de Paris, histórico lugar de las noches mundanas de la capital francesa, a la que acudieron Nicolás Sarkozy y su esposa, Carla Bruni, entre los casi mil invitados. Por su talento y su brillante carrera empresarial ha recibido numerosos premios, entre ellos el prestigioso “Dedal de Oro” que entrega la Academia de Bellas Artes Francesa. Cardin es el único diseñador que lo ha conseguido en tres ocasiones.

Cuenta también con numerosas condecoraciones, entre ellas la de Gran Oficial de la Orden del Mérito de la República Italiana y la de Comandante de la Legión de Honor francesa, y es además embajador extraordinario de la Unesco.

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