Al margen de la crónica

Gran detective de celuloide

Está viejo, cansado y en las arrugas que surcan su rostro, los ojos tristes y la manera en que enciende el cigarrillo, se adivina su resignación. Sin embargo, hace frente a la adversidad con la compostura de siempre. Es Philip Marlowe, el quijotesco y romántico investigador privado creado por el escritor Raymond Chandler. Y es también Robert Mitchum, el actor, ya por entonces un mito viviente. El film es “Adiós Muñeca”, que ayer (8 de agosto) cumplió 35 años desde su estreno en Estados Unidos.

Basada en la genial obra homónima esta película es icónica en su género. No sólo por su brillante trama y sus actores secundarios (Charlotte Ramplig y John Ireland bordan sus papeles) sino por su principal protagonista, Mitchum, quien lleva con su natural talento a la pantalla grande la, para muchos, mejor interpretación Marlowe. Su inconmensurable trabajo está a la altura de los que hizo en “Retorno al pasado” (1947) y “La noche del cazador” (1955). Pero cobra trascendencia si se considera que la criatura de Chandler ya había sido encarnada por Humphrey Bogart en “El sueño eterno” (1946), James Garner en “Marlowe” (1969) y Elliot Gould en “El largo adiós” (1973).

Aunque Mitchum repitió con oficio al personaje en 1978, no superó la grandeza que logró darle en el film de 1975. Que buena parte de su mérito debe al director, el cinéfilo Dick Richards, quien diseñó una cuidada puesta en escena que remite, con toques nostálgicos, a los clásicos del policial negro de los 40’. Algo similar a lo que hizo Roman Polanski en “Barrio Chino” (1974).

Alguna vez el propio Chandler manifestó que el actor más cercano a la idea que él se había forjado de Marlowe era Cary Grant. Sin embargo, y por más que duela a los admiradores de Bogart (quien, qué duda cabe, fue un actor descomunal) el mejor Marlowe de la historia del cine, hasta ahora, lleva el rostro de Robert Mitchum.