XVIII Congreso de Aapresid

La producción de alimentos debe duplicarse hacia el año 2050

Esta meta es clave para atajar la creciente demanda alimentaria que sobre todo impulsan China y la India. En Rosario además se realizaron talleres técnicos-productivos de los principales cultivos extensivos.

Gastón Neffen

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Enviado especial a Rosario.

La presión demográfica sobre la oferta de alimentos es una noticia vieja. En 1798, el economista inglés Thomas Malthus decía que el crecimiento de la población iba mucho más rápido que la posibilidad de multiplicar “los peces y los panes”. Pero la revolución industrial, y más adelante la revolución verde, lograron superar este encrucijada en la mayor parte del mundo.

Ahora, los referentes de las multinacionales que investigan las tecnologías para producir alimentos vuelven a hacer la misma advertencia, en una nueva versión del paradigma malthusiano. “No todos podrán ser alimentados en el futuro”, dijo Manfred Kern (de Bayer CropScience Alemania) en el XVIII Congreso de Aapresid.

Se refería a que si las cosas siguen como hasta ahora, no va a ser nada fácil duplicar la producción de alimentos para atajar la demanda alimentaria que se proyecta para el 2050. Hay que tener en cuenta que en los próximos quince años, la población mundial va a crecer en más de 3.000 millones de personas (se estiman 9.100 millones para el 2025 según la FAO).

En su conferencia, Kern planteó que la mayor dificultad será pensar cómo engordar a los animales que luego vamos a comer. Es decir, cómo producir más granos y subproductos forrajeros para alimentar a los cerdos y pollos que quieren comer en China y la India, los dos mercados que más apalancan la demanda de alimentos.

En este escenario, el especialista de Bayer aseguró que “el suelo es más valioso que el oro” y que debe profundizarse el manejo responsable de este recursos para evitar la degradación y la desertificación. Además dijo que la innovación genética en semillas y en nuevas tecnologías de agroquímicos van a ser clave para intensificar y hacer eficiente la agricultura.

La agroindustria argentina está muy bien posicionada para hacer un aporte significativo en la carrera contra la crisis alimentaria global. Uno de los referentes de los agronegocios en la región, Gustavo Grobocopatel (del grupo Los Grobo) recordó que la Argentina es uno de los países más importantes del mundo en producción agropecuaria. “Es que se encuentra anclado en la región del planeta con mayores posibilidades de crecimiento en la producción de alimentos”, opinó.

Desarrollar el cluster biotecnológico nacional, que tiene centros de investigación importantes en Santa Fe y Rosario, podría abrir posibilidades todavía más interesantes, lo mismo que incrementar las exportaciones de carne porcina, aviar y bovina (es decir, soja y maíz con más valor agregado), y toda la creciente gama de productos congelados. “Argentina ha sido un fuerte adoptante de biotecnología agropecuaria. Sin embargo, nuestra participación en la investigación y el desarrollo vinculados a estas soluciones ha sido escasa”, señaló Grobocopatel.

Los talleres de soja, maíz y trigo

En los congresos de Aapresid, los paneles técnicos-productivos de soja, maíz y trigo tienen el objetivo de actualizar las prácticas de manejo agronómico: elección de variedades e híbridos, estrategias de fertilización y manejo eficiente del agua, entre otras cuestiones. También se mostraron los ensayos con algunas de las nuevas tecnologías disponibles en semillas.

En la conferencia específica sobre soja, Fernando Salvagiotti (INTA Oliveros) destacó la importancia de ajustar las decisiones de manejo a los recursos con los que va a “jugar” ese cultivo (clima, suelo y el acoso de plagas y enfermedades). Salvagiotti explicó que en la falta de una asociación correcta entre las tecnologías adoptadas y la oferta ambiental está una de las principales causas en las diferencias de rinde que se dan entre lotes que están “pegados” uno al lado del otro.

La gestión de la oferta de agua será el otro eje clave. En la zona núcleo, la demanda hídrica del cultivo es de 500 a 600 milímetros para la soja de primera, y entre 400 y 500 mm para la de segunda. La cantidad de agua que se pueda acumular en lo que queda del invierno y el comienzo de la primavera será fundamental en el marco de un año que se proyecta como “Niña”.

En el panel de maíz, el investigador Gustavo Ferraris (INTA Pergamino) hizo foco en las ventajas de las estrategias de mantenimiento y reconstrucción de fósforo en los suelos, un nutriente que cuando falta tiene un serio impacto en los rindes. Es que el déficit de fósforo afecta el crecimiento del cultivo porque reduce la eficiencia para capturar radiación solar.

En Rosario, Ferraris contó que se están ensayando fuentes complementarias de este nutriente como fertilizantes líquidos y abonos orgánico, una posibilidad poco explorada en cultivos extensivos, que provienen de explotaciones aviares, porcinas y bovinas.

En el mismo panel, el economista Jorge Ingaramo (asesor de Asagir) aseguró que “agregar valor en maíz es duplicar la producción de carnes”. Este analista cree que el camino es la sinergia entre agricultura y ganadería, que básicamente supone transformar granos forrajeros en proteínas de origen animal. “Brasil lo hizo, siguiendo el ejemplo de Estados Unidos, y la Argentina podría hacerlo en esta década. Con este esquema se podría duplicar la producción de las tres carnes principales: bovina, aviar y porcina”, destacó.

En relación al trigo, Pablo Calviño (director técnico de El Tejar) y Daniel Miralles (Fauba) señalaron que en la campaña que está en marcha no hay margen para distraerse. Con agua en los perfiles de suelo y muy buenas condiciones de mercado (por la sequía en Rusia y Europa del Este) sería un verdadero pecado perder rindes por no hacer las cosas bien.

Miralles comentó cómo ajustar la fecha de siembra para esquivar las heladas en los momentos claves del cultivo (una cuestión que hay que definir para cada región). “El daño por heladas es uno de los factores abióticos que tiene mayor impacto en las pérdidas de rendimiento en los cereales de invierno”, sostuvo. En este sentido, el especialista de la Fauba recordó que para el trigo la mayor susceptibilidad a las heladas se ubica en el periodo que media entre el estado de bota y la antesis, ya que los primordios florales están expuestos al congelamiento.

Por su parte, Calviño insistió en que hay que caracterizar cada lote según su potencialidad productiva, “y dejar de pensarlo como un cuadrado”. Dijo que el manejo por ambientes es una de las prácticas recientes que mayor impacto ha tenido en el desarrollo de la agricultura.

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El stand de El Litoral. En el evento se repartieron suplementos de Campolitoral entre los 2.000 participantes del congreso.

Foto: Campolitoral

DuPont AgroSoluciones presentó su paquete de novedades tecnológicas en Rosario. Por ejemplo, la línea de semillas Arvales TM, que en la campaña que viene contará con maíces templados, subtropicales y sorgo granífero. Entre los híbridos templados, se mostraron materiales con buen comportamiento al Mal de Río Cuarto y que también se adaptan a los planteos para silo, en los que se busca forraje de alto volumen y calidad. En el caso de los maíces subtropicales se presentaron híbridos que aseguran estabilidad y rinde en los lotes del NEA y el NOA, con mayor protección contra gusano cogollero y barrenador del tallo (evento Herculex). El portfolio de sorgo granífero mostró variantes con bajo contenido de tanino, ciclo intermedio a largo y con muy buen perfil sanitario.

En relación a la protección de cultivos, la empresa promocionó su producto Stinger, el fungicida que controla las enfermedades más importantes en soja como mancha ojo de rana, enfermedades de fin de ciclo y roya; y el insecticida Coragen, un productor recomendado para el control integrado de plagas.

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