Al margen de la crónica

Pequeñas causas, grandes efectos

 

Un minuto en la boca y toda la vida en las caderas” no es sólo un dicho popular, sino una realidad que ahora ha sido comprobada científicamente por un grupo de investigadores suecos.

Los expertos descubrieron que incluso un corto período de cuatro semanas de sobrealimentación y falta de ejercicio puede tener efectos a largo plazo sobre el peso y el índice de grasa corporal y cambiar la fisiología de un individuo, aunque luego se ponga a dieta.

Esta es la conclusión de un estudio realizado por Asa Ernersson y un equipo de investigadores de la Universidad sueca de Linköping, que se publica hoy en la revista Nutrition & Metabolism.

Los investigadores redujeron la actividad física de 18 individuos al tiempo que aumentaron en un 70% su ingesta de calorías durante cuatro semanas, mientras otro grupo de control comió y se ejercitó con normalidad.

Los individuos del grupo experimental ganaron una media de 6,4 kilos, que consiguieron perder en su mayoría en los seis meses siguientes.

Pero un año más tarde su índice de grasa corporal era mayor que al inicio del experimento y las diferencias eran aún más significativas dos años y medio después.

“La diferencia de peso a largo plazo entre el grupo experimental y el de control sugiere que hay un efecto prolongado sobre la masa de grasa después de un corto período de consumo excesivo de comida y de mínimo ejercicio”, señaló Ernersson.

El estudio aporta nuevas pruebas de que incluso un breve tiempo de sobrealimentación y falta de ejercicio puede potencialmente cambiar la fisiología de un individuo y hacer que sea más difícil bajar de peso y mantenerlo luego, afirma el estudio.

“Pequeños cambios de comportamiento pueden tener efectos prolongados sobre la salud”, concluyó su autor principal.