Un debut sin previo aviso


Arce tuvo su bautismo de fuego

Al arquerito tatengue le tocó reemplazar a Limia de manera inesperada.

 
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El antes y el después del pibe

A la izquierda, Arce se abraza con Gustavo Nepote, entrenador de arqueros rojiblanco, cuando estaba por iniciar su trabajo precompetitivo. A la derecha, el saludo final con Mauro Maidana luego del 0-2.

Foto: Flavio Raina

Alberto Sánchez

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Con 18 años (nació el 8 de abril de 1992), Ignacio Arce debutó anoche defendiendo la valla tatengue. Lo hizo frente a Patronato, y si bien recibió los dos goles con los que el conjunto de Paraná derrotó a Unión, no tuvo responsabilidad en ninguno de ellos: “Me sentí muy tranquilo, lástima que no se pudo ganar, pero hay que levantar cabeza para el próximo partido. Al principio sentía la ansiedad por querer jugar, pero al agarrar la primera pelota, tomé algo más de seguridad, creo que lo hice bien, pero hay que seguir trabajando”, contó el guardavalla rojiblanco.

A continuación, Arce analizó la caída ante Patronato: “Ellos arrancaron el partido esperando a ver lo que hacíamos nosotros, no generaron muchas cosas en todo el partido. En el primer tiempo nosotros nos desesperamos un poco por querer atacar, pero ellos estaban más pendientes por esperar y contraatacar con la movilidad y velocidad de Jara, pero no era nada del otro mundo”.

El arquerito nacido en Paraná debió jugar por una rara descompostura que sufrió Oscar Alejandro Limia en la concentración en Casasol, después de levantarse de la siesta ayer por la tarde: “La verdad es que quería y esperaba estar dentro de la cancha para demostrar lo que sé. A pesar de la derrota intenté hacer lo mejor para el grupo, durante la semana que viene veremos qué puede pasar, pero estoy tranquilo. Siempre hay que estar bien atento, me tocó atajar por la enfermedad de Ale (Limia), pero me sentí muy bien, sabiendo que debo demostrar que estoy a la par de él”.

Arce contó la jugada del penal que abrió el marcador: “Fue una jugada rápida, por ahí pensás que la pelota pega en el palo y entra, como quizás pensó Cristian (Gaitán), y por eso la sacó con la mano, son jugadas a las que las tenés que resolver rápidamente y sobre la marcha. Después estuve cerca de atajar el penal, adiviné la esquina pero Jara le pegó fuerte y contra el palo”.

“Estoy tranquilo”

—¿Cómo viste la derrota desde el arco?

—Se nos fue el partido de las manos y nosotros no tuvimos la suerte de meterla, porque oportunidades tuvimos.

—¿Qué te pasó en la jugada que casi termina en gol de Patronato?

—La quise parar y se me fue un poco larga, por eso me la robó Jara. Asumo el error, pero me va a servir como experiencia, así que ahora sé lo que tengo que hacer para la próxima.

—¿Es tu forma de atajar, asumiendo esa clase de desafíos?

—Por ahí tengo esas cosas medio raras, algunos dicen que son locuras, pero son cosas que me salen, sé que hay que saberlas manejar y no enloquecerse porque si te equivocás te convierten un gol.

—Lo que pasa es que en primera división hay más compromisos.

—Sí, por supuesto, pero mi forma de juego siempre fue ésa, por lo menos en inferiores. Sé que acá es otra cosa, pero estoy tranquilo porque recibí el apoyo de todos mis compañeros.

De Paraná.

Además de Ignacio Arce, nacido en Paraná en abril de 1992, otro de los futbolistas oriundos de la capital de Entre Ríos y que jugó anoche fue Fausto Montero, que nació en octubre de 1988 (cumplirá 22 años). Pero además, en el banco de suplentes estuvo Emanuel Moreno, también nacido en Paraná en marzo de 1990 (20 años), quien se quedó con las ganas de debutar.

 
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/// análisis

Cada vez más jovencitos

Enrique Cruz (h)

Le iba a tocar en cualquier momento al pibe Arce, como ya había ocurrido con Ojeda (a la misma edad de 18 años) o con Caprio. Entre el titular (Limia), y el suplente (Arce) hay varias “generaciones” de diferencia. Limia tiene el aplomo que brinda la experiencia, algo fundamental en un puesto como el arquero. Arce tiene mucha juventud, demasiada para ocupar un lugar en el que una equivocación significa un gol.

El arquero se recibe de arquero cuando le hicieron 100 goles, dicen algunos. El arquero se recibe de arquero cuando el jugador de campo empieza a mirar de reojo el almanaque, dicen otros. En este último concepto, estoy convencido de que es así: un arquero alcanza la plenitud cuando está más cerca de los 30 años que de los 20; y el pibe Arce ni siquiera llegó a los 20.

Hubo excepciones en el fútbol argentino, como la de Luis Islas, por ejemplo. Pero hasta el “Pato” Fillol fue el gran e indiscutible arquero cuando ya había pasado largamente los 25 años.

Los últimos tiempos han marcado una tendencia con el tema de los arqueros en Unión. Trípodi se tuvo que ir para triunfar porque en Unión se le hacía imposible atajar; y algo parecido le pasó a Ojeda, resistido por la gente hasta que el destino lo puso en el camino —en el plantel, para mejor decir— de Argentinos Juniors y fue el arquero campeón de Borghi.

Hay una coincidencia en estos nombres: los tres estuvieron en la Selección. Y de aquéllos dos —Trípodi y Ojeda— un ex arquero como Hugo Tocalli se cansó de hablar maravillas, demostrando que no estaba tan equivocado. El pibe Arce, por si alguno no lo sabe, hace un tiempo largo que viene recibiendo convocatorias para selecciones. Dicen que es desfachatado en su forma de atajar, que quiere tener un estilo más emparentado con los arqueros salidores que con los que se ven dominados por la sobriedad... Es su elección. La cuestión es que ataje bien... Y que se lo espere y le respeten los tiempos normales de un arquero.

Anoche, el pibe redondeó un buen primer tiempo, tiene tendencia a atajar adelantado y se equivocó en un par de salidas en el segundo tiempo. Pero todos hablan muy bien de él. Y hay que apoyarlo.