El sábado, junto a Infusión Kamachuí

Un Pez en aguas santafesinas

La banda liderada por Ariel Minimal se presentará este sábado en el Teatro Luz y Fuerza, mostrando las canciones de su última placa y repasando su discografía.

Ignacio Andrés Amarillo

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El sábado, desde las 21, al Teatro Luz y Fuerza (Junín 2957) llegará por primera vez la banda capitalina Pez, para presentarse junto a los locales de Infusión Kamachui.

Pez viene presentando su última placa (que sólo lleva el nombre del grupo) y espera que para este año salga a la luz un disco en vivo. Por su parte, los locales aprovecharán la noche para estrenar la primera parte de su nuevo disco bipartito titulado “Equinoccio”.

Las entradas anticipadas tienen un valor de $ 20 y podrán adquirirse en Megaforce (Galería Colonial, local 33), Point (25 de Mayo esquina Obispo Gelabert) o vía consulta a [email protected].

Canciones mínimas

Para conocer más sobre la actualidad de su propuesta, El Litoral se contactó con Ariel Minimal, fundador y referente de Pez (y ex Fabulosos Cadillacs), cuya alineación se completa con Pepo Limeres (piano eléctrico y órgano), Franco Salvador (batería y voz) y Fósforo García (bajo y voz).

—¿Qué hay de continuidad y de diferencia entre el nuevo material y el anterior, “El porvenir”?

—De continuidad se asemeja en cierta cuestión estilística que a grandes rasgos podríamos denominar punk rock. En cuanto a las diferencias, de lo que se habla y las vivencias ocurridas en el período de tiempo entre un disco y el otro.

—Es el segundo disco conocido por el nombre de la banda (el anterior fue de 1998). ¿Qué puntos de comparación entre aquél y éste?

—Que ninguno de los dos tiene título y cierta cuestión básica en la composición e interpretación de las canciones.

—Las canciones son muy cortas. ¿Hay una búsqueda de síntesis creativa?

—No es que logramos una síntesis. Son cuestiones estéticas. Prácticamente no hay solos en el disco y las canciones quedaron reducidas a su mínima expresión, pero no implica que hayamos logrado ni buscado una síntesis de nuestro trabajo.

—“Cada canción, corazón, va cruzando el tiempo”, dicen en “Al tun tun”. ¿Hay algo transhistórico en las canciones, alguna cuota de eternidad?

—Uno no deja de fantasear con que las canciones nos sobrevivan y que algo remotamente nuestro quede flotando por ahí cuando nosotros ya no estemos, porque la realidad indica que no hay nada mas efímero que unos pobres tipos como todos nosotros.

Camino propio

—¿Qué se gana y que se pierde con la independencia?

—No cambió absolutamente nada. Está todo igual. El negocio es el negocio, los artistas son los artistas y, si uno es lo suficientemente hábil, puede ser parte de ambos mundos, porque no olvidemos que buscándole la vuelta uno puede hacer ciertos negocios por fuera del negocio sin dejar de ser artista. La cuestión de la independencia no significa nada, sólo es otra pregunta en los reportajes, acá lo que importa es la música. Estamos bastante más viejos, pero mantenemos las mismas ganas y las mismas convicciones.

—En una época de fugacidad y crisis de la industria, los artistas sacan sus discos de manera muy espaciada. Pez está sacando un disco cada año o año y medio. ¿Es una forma de rebeldía? ¿O sólo seguir el ritmo creativo de la banda?

—El concepto de rebeldía dejo de tener sentido cuando cumplí 16 años. Uno hace lo que tiene que hacer, de la mejor manera que pueda o, por lo menos, muere en el intento.

—La propuesta de Pez fue mutando a lo largo de los años. ¿Se puede saber cuál será la próxima encarnación de la banda?

—Por suerte, no tengo idea de lo que voy a hacer la semana que viene. Todo se va viendo: paso a paso, como Merlo, y centímetro a centímetro, como los Tres Chiflados.

—Ustedes le rehúyen un poco al mote de “banda de culto”. ¿Es ése acaso el “nicho” para las bandas que están buenas, pero no que acceden a la masividad?

—De lo que digan los demás sobre nosotros, no te puedo explicar nada, ya que a duras penas puedo explicar lo que pienso yo sobre nosotros.

—Este proyecto tiene casi 17 años. ¿Cómo se sostiene en el tiempo?

—Si miro para atrás, me da un vértigo bárbaro, por eso ni miro y para mañana todavía falta un día.