Capacitación de Intel para Los Sin Techo

La informática, una oportunidad

para los barrios más postergados

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Acortar la brecha digital. En Villa Hipódromo, unas treinta personas probaron en las netbooks los programas y los softwares. Foto: Guillermo Di Salvatore

Durante tres fines de semana, un grupo de madres del movimiento participó de un curso sobre computación. El objetivo es que trasmitan los conocimientos adquiridos a niños y adultos en distintos centros comunitarios.

 

De la Redacción de El Litoral

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Mirta Mendoza vive en barrio Los Hornos y desde hace años trabaja con Los Sin Techo. Tiene claro que la computadora “es el arma que nos hace falta a todos, en especial a los marginados”. Pese a que ya es abuela -tiene un nieto que va a cuarto grado-, reconoce la importancia de aprender cosas nuevas. Y esa certeza la llevó a participar de un curso de informática dictado por profesionales de Intel para integrantes del movimiento creado por el padre Atilio Rosso.

“Nos vamos con un conocimiento muy valioso, lo que se aprende es un tesoro personal que nadie te puede quitar”, afirmó a El Litoral en el cierre de la instancia de formación. Y recordó que el propósito de su participación es que la información adquirida “no quede dentro de mí, sino que la pueda ir sembrando entre los chicos del barrio”.

Su contacto con las nuevas tecnologías no es nuevo. Desde hace unos tres años trabaja bajo el convencimiento de que “el niño del barrio y de la villa no nace discapacitado para aprender, sino que no tiene las oportunidades, ya que desde que está en el vientre de la madre viene remando en contra”. Por eso Mirta, cumple un mandato que, dice, le trasmitió el propio padre Rosso: participar de todos los cursos posibles para mejorar en la vida diaria.

Esta vecina fue una de las más de treinta personas que, a lo largo de los tres primeros sábados de octubre, participaron en el curso “Tecnología y Comunidad”, promovido por la firma fabricante de procesadores de computadoras Intel y dirigido en Santa Fe a capacitadores del Movimiento Los Sin Techo.

En el mismo -apoyado por la Fundación Bunge y Born- participaron tanto madres que pertenecen al programa “Primero Mi Primaria”, que entrega netbooks a alumnos de primer grado como aspirantes a capacitadores del programa apoyo educativo.

Reproducir capacitadores

La instancia de capacitación en la que participaron integrantes de la agrupación creada por el padre Rosso para ayudar a los barrios más postergados es promovida en todo el país por Intel y se materializa a través de la Fundación Evolución. Consiste en educación no formal para generar alfabetización digital, trabajo en grupo y pensamiento crítico.

Daniel Finquelevich, coordinador nacional de Intel Aprender, explicó que lo que se pretende es “generar capacitación para coordinadores o docentes que trabajen en centros tecnológicos comunitarios”. A su vez, el encargado del curso señaló que la labor realizada en Santa Fe resultó paradigmática, dado que permitió “reproducir capacitadores”.

“Hubo dos grupos bien marcados: madres y capacitadores. Las madres sabían mucho de comunidad y los capacitadores, de tecnología. La conjunción de los dos hizo que se generasen cosas interesantísimas”. De hecho, en el cierre de la actividad se presentaron diversos proyectos vinculados con problemáticas propias de los barrios. “Esto, llevado a los chicos, genera compromiso”, finalizó Finquelevich.


9

aulas informáticas

tiene el Movimiento Los Sin Techo. Todas cuentan con una red Wi-Fi.

1.200

niños

que se encuentran en edad escolar asisten al Programa de Apoyo Educativo.

Los chicos aprenden jugando

José Luis Albornoz, coordinador del área de Computación del movimiento, señaló que el objetivo es el apoyo escolar asistido por computadora. “Utilizamos las computadoras para que los chicos puedan aprender lo esencial del colegio; todo va en forma paralela con la planificación escolar”.

Las salas de informática del movimiento están distribuidas en los barrios Centenario, San Lorenzo, Arenales, Villa Hipódromo, Pompeya, Chaqueño, Alto Verde, La Loma y Loyola, donde los chicos asisten dos veces por semana.

“Con todo lo atractivo que tiene la computadora, los chicos aprenden jugando a usar la computadora y adquieren conocimientos que son claves”, explicó.