Inauguraron un lavadero en la cárcel de Las Flores

Presos lavarán autos como un camino a la reinserción social

Trabajarán diez internos. La iniciativa surgió de la Dirección de la unidad penitenciaria, pero fue determinante el aporte de la parroquia Agustinos Recoletos.

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Los presos se mostraron entusiasmados con la nueva posibilidad de trabajo.

Foto: Mauricio Garín

 

Juan Ignacio Novak

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Ariel Rojas tiene 32 años y lleva casi dos y medio preso en la cárcel de Las Flores. Tiene muchas expectativas por la nueva labor que iniciará a partir de mañana. “Nunca se me había pasado por la cabeza que iba a trabajar en un lavadero estando en un penal”, dice, y espera que, cuando recupere su libertad, la experiencia le sirva: “A pesar de mi error, quiero seguir trabajando y hacer las cosas bien”.

Ariel es uno de los reclusos que integrarán el plantel del lavadero “Don Pepe” que fue inaugurado esta mañana en la cárcel. Se trata de una propuesta que surgió de la dirección del establecimiento bajo el objetivo de generar espacios de trabajo como instrumento de reinserción social.

Los internos que desarrollarán las tareas son diez, divididos en dos turnos, todos seleccionados por una comisión de laborterapia. Sin embargo, el secretario de Asuntos Penitenciarios, Leandro Corti, no descartó que con el tiempo se pueda ir incrementando el número de personas involucradas.

La gratificación que recibirán al principio será un estímulo que oscilará entre 150 y 200 pesos mensuales, aunque el funcionario se mostró predispuesto a que “en la medida en que el lavadero vaya generando algún tipo de ganancia, la idea es hacerlos partícipes de parte de ella”.

El trabajo de prueba inicial se realizará con autos de los empleados de la unidad y “también vamos a intentar hacer algo similar con las remiserías de la zona”, confirmó. A su vez, el lavadero estará abierto al público en general.

El nuevo emprendimiento tiene financiación de la Secretaría de Asuntos Penitenciarios y la Dirección de la unidad. Pero las herramientas necesarias -desde las hidrolavadoras hasta las botas- fueron adquiridas gracias al aporte realizado por la comunidad parroquial de los Agustinos Recoletos (ver aparte).

Inauguración

El acto de inauguración se concretó esta mañana con la presencia de autoridades provinciales y de la unidad penitenciaria. En ese marco, el director General del Servicio Penitenciario, Mariano Buffarini, resaltó dos aspectos que tornan significativo al nuevo espacio: mejores condiciones de vida para los internos y garantía del derecho al trabajo.

Corti, por su parte, señaló que “son líneas de trabajo centrales, porque implican la posibilidad de que las personas privadas de su libertad puedan desarrollar actividades de tipo laboral, estrategias de empleo del tiempo y capacitación. Uno de los postulados centrales de la política penitenciaria para la gestión es el fortalecimiento de este tipo de espacios culturales, educativos, laborales, recreativos y deportivos”.

El funcionario afirmó que “hay muchas actividades que la sociedad no conoce, pero que se desarrollan en las cárceles de la provincia y la gente concurre”. Como ejemplo, recordó a la lavandería de ropa de la Cárcel de Mujeres “a la que asisten muchos vecinos del sur de la ciudad”.

Durante las formalidades, también se entregaron medallas, diplomas y un trofeo al equipo de internos que resultó ganador en un torneo de fútbol realizado en las instalaciones carcelarias.

 

“Pepe” Fossati

El nombre del nuevo lavadero es un homenaje a “Pepe” Fossati, un interno emblemático de la cárcel de Las Flores, que estuvo allí por varias décadas y falleció hace algunos meses con más de 70 años. Don Pepe realizaba diversas actividades y es muy recordado entre los presos.

 

La ayuda de los Agustinos

Para que el lavadero sea una realidad el aporte del Ministerio de Acción Social de los Agustinos Recoletos fue fundamental.

Un grupo de jóvenes que asiste a esta parroquia realizó distintos beneficios (entre ellos una venta de pollos) que sumado al aporte de particulares, permitió adquirir los elementos que utilizarán los presos para desarrollar las tareas.

Germán Ramos, de 29 años, es uno de los jóvenes que participaron activamente en esta búsqueda de recursos y sostuvo que el aspecto más significativo del nuevo espacio es inculcar “la cultura de trabajo en aquellos que por una mala decisión terminaron en la cárcel” y “tratar de hacer algo que les sirva para el futuro”.

Fueron alrededor de quince las personas que, desde la parroquia, se involucraron directamente en el proyecto, pero recordó que “hubo muchos colaboradores indirectos”.

10

pesos

es el valor que tendrá el lavado de cada auto. Los trabajos que se realizarán son limpieza externa y aspirado interno.

Es la primera vez que voy a trabajar en un lavadero, pero sé que hay gente que va estar apoyándonos”.

Ariel Rojas,

interno de La Flores.