Sergio Marchi estuvo en Santa Fe y dialogó con El Litoral...

“Colón deambulaba y ahora tuvo un vuelco rotundo”

“Colón deambulaba y ahora tuvo un vuelco rotundo”

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Marchi, en dependencias del Ministerio de Trabajo, acompañado por un viejo luchador gremial y ex volante talentoso de Gimnasia, Carlos Della Savia, y por alguien que no necesita presentaciones: Diego Armando Maradona. Fue en julio de 1997, antes de que se produjera el retiro del astro.

Foto: DyN

Enrique Cruz (h)

Conoce el paño. Fue jugador, se involucró rápidamente en la actividad gremial y hace más de diez años que se la pasa “lidiando” con los temas contractuales, con los atrasos en los pagos y los conflictos, que no han sido pocos. Sergio Marchi, además, es un hombre que tiene una especial “ligazón” con Santa Fe. Primero, porque jugó en Unión; y segundo, porque luego de un arranque tumultuoso, ahora disfruta de una muy buena relación con el presidente sabalero, Germán Lerche. Pero a todo eso lo cuenta Marchi, inclusive muy risueñamente, aunque en esta charla con El Litoral se refiere también a otros temas.

—¿Cuál es el escenario actual del jugador argentino, Sergio?

—Favorable, positivo. Las condiciones de trabajo mejoraron en lo económico, en la calidad y en la cantidad. Y esto dignifica. Hoy hay mejores campos de juego, mejor ropa, mejor paga. Hay un convenio colectivo de trabajo que clarifica la relación, los derechos y obligaciones de los clubes y también de los futbolistas. También crecimos en lo social, en lo educacional... Estamos bien.

—¿Todos los clubes acompañan?

—Algunos, no todos. Hay clubes que hace 20 años estaban muy mal y hoy cambiaron para bien.

—¿Cómo están Colón y Unión en ese aspecto?, ¿está dentro de los que hacen bien las cosas o no tanto?

—Colón es un club que hasta hace poco tiempo deambulaba por la divisional, pero que desde hace unos años tuvo un vuelco rotundo. Colón creció en infraestructura, en categoría de dirigentes, en ambiciones, en todo. Nosotros vamos a los clubes y cuando vengo a Colón veo un predio de primera línea como muy pocos lo tienen en el país, me sorprende el estadio, lo vi cuando jugaron Argentina-Panamá y esto de la Copa América será muy bueno para la ciudad. Y Unión es un club que tiene estructura de Primera División pero que está en la B. Y eso le genera algunos problemas.

—¿Los dirigentes entendieron que los contratos deben hacerse a largo plazo?

—El dirigente tiene que velar por los intereses del club y los contratos a largo plazo le da certidumbre y reglas claras. Algunos se resisten al cambio y no se dan cuenta de que el cambio es inevitable. Anteriormente, el dirigente se aprovechaba del futbolista y lo retenía injustamente por dos años cuando no arreglaba su contrato. Colón, por ejemplo, es un club que entendió perfectamente lo que se debe hacer, como lo entendió Lanús, Banfield, All Boys, Estudiantes y Gimnasia de Jujuy.

—¿Grondona está de acuerdo con esto que se da ahora?

—El día que negociamos el nuevo convenio estábamos todos, no sólo Marchi y Grondona. El convenio no es favorable para los jugadores solamente, también lo es para los clubes, aunque algunos no lo entiendan.

—¿“Fútbol para todos” fue un bálsamo para Agremiados?

—Fue una inyección económica importante. Algunos clubes aprovecharon el envión, pero otros no, siguen haciendo disparates... Fijáte que en el caso de Unión también se benefició, porque antes cobraba 80.000 pesos mensuales y ahora supera los 300.000. Y ni hablar de lo que ocurre en Primera, que pasaron de 5 ó 6 millones a 16 por año. Pero siempre concluimos en lo mismo: hay que administrar correctamente.

—¿Se puede esperar una renovación en el fútbol argentino?

—Hace poco estuve en Jujuy y me encontré con un club muy bueno, con un presidente serio. En All Boys pasa lo mismo y aquí, en Santa Fe, Colón está haciendo las cosas muy bien. Ultimamente, Colón vendió dos jugadores y cobró esas ventas. No todos pueden hacer lo mismo... Y otra cosa: la gente cree que si se hacen obras se distrae el fútbol, y no es así. Las obras quedan, no tienen rueditas, nadie se las va a llevar. El hincha de Colón tiene que estar orgulloso de lo que se está levantando.

—Spahn contaba que un refuerzo de buen nivel costaba, en 2009, 350 ó 400 mil pesos en el año y que este año se duplicó la cantidad. Como dirigente de Agremiados, ¿ves contratos que sabés, interiormente, que ni el jugador lo puede firmar ni el club lo puede pagar?

—Justamente, el lunes pasado hablamos de ese tema. Yo digo que los clubes tienen que hacer un presupuesto que sea “pagable”. El límite de la pasión tiene que ser la razón. ¿Qué significa esto?, que si tenés 500.000 pesos para gastar y traés un jugador de 500.000, pues tendrás que jugar con ese jugador y con los pibes del club. No traer a nadie más. Y si necesitás cinco refuerzos, traé jugadores de 100.000, pero no traigas cinco de 200.000 porque no lo vas a pagar. Cada uno tiene que saber hasta dónde ir. Lo que noto es que todos ansían jugar en Primera y ser campeones. En la A hay un solo campeón y en la B hay dos ascensos, ¿y el resto, qué hace?, ¿se funde?, ¿fracasa?

—A veces cumplís y no tenés éxito deportivo y a veces no cumplís y salís campeón...

—Eso es lo que no me gusta. Es injusto cuando un club cumple y no gana, pero gana el incumplidor.

—Te cambio de tema, ¿ves mala intención en el jugador argentino?

—No, no... Mirá, el fin de semana pasada vi que Conca, Montillo y D’Alessandro están triunfando en Brasil. Sacando D’Alessandro, los otros dos no tuvieron éxito en la Argentina, no triunfaron, pero sí lo hacen en Brasil y siendo número diez... En la Argentina se juega bajo presión extrema, hay mucha competitividad y la preparación física es tremenda. Eso lleva a que haya roces.

—¿Quién puede poner límites?

—El árbitro, con el reglamento. Y afuera de la cancha, la Justicia con las leyes.

—Cuando pasó lo de Lamela con Curbelo, ¿te dieron ganas de intervenir?

—Di mi opinión y es lo que te acabo de decir. Ese tema lo debe resolver el árbitro, para eso tiene el reglamento y lo debe hacer cumplir.

—¿Habrá fútbol sólo hasta el 12 de diciembre?

—Sí, es lo que corresponde. La Primera B Nacional tiene dos chances: se coloca una fecha entre semana o se pasa la última para el año que viene y empieza el 6 de febrero. Y en el caso de Primera, se pondrá una fecha entre semana. Hay que prever un partido desempate, está la Sudamericana y muchos clubes han contratado la pretemporada y se podrían perder las reservas.

—¿Qué se hace por los chicos que debutan jóvenes y que ganan dinero en forma prematura?

—Hay noticias importantes y otras trascendentes. Es importante cuando se suspende un partido, pero nosotros trabajamos en las noticias trascendentes, que son las que no tienen prensa. Trabajamos en preparar a los jugadores para la vida. Los chicos llegan jóvenes y hay gente que se les acerca para bien y otros que se acercan para mal. Nosotros los educamos, le pedimos que inviertan y que terminen sus estudios. El otro día lo hablamos en Buenos Aires con Grondona y otros dirigentes, entre los que estaba Germán Lerche. Y llegamos a la conclusión de que hay que trabajar con la juventud, no sólo en los clubes sino también en la selección. Profundizar el aprendizaje de los chicos es nuestro deber.

El actual representante de los futbolistas se refirió a los dos clubes de Santa Fe. En Unión jugó en 1995, pero de Colón habló muy bien. Estuvo en el predio y se fue maravillado.

“Colón deambulaba y ahora tuvo un vuelco rotundo”

Sergio Marchi hoy, a los 50 años, ya con una vasta experiencia como ex jugador y como máximo dirigente gremial. Vino a Santa Fe, charló con El Litoral y recordó sus tiempos en Unión.

Foto: Luis Cetraro

Dos momentos de su vida

“Colón deambulaba y ahora tuvo un vuelco rotundo”

Cuando jugó en Unión

Sergio Marchi aparece acompañado por Aldo Osorio (un delantero que había jugado en Talleres), Carlos Amodeo (venía de Huracán) y Gabriel D’Ascanio (había surgido en Central). Ninguno de esos jugadores triunfó, pero el equipo ascendió.

Foto: Alejandro Villar

Anécdotas “santafesinas”

Sergio Marchi fue contratado por Unión para la temporada 1995-1996. Llegó con 36 años, ya en el final de su carrera. Lo hizo junto a otros jugadores que luego debieron abandonar la institución, como Amodeo y D’Ascanio. Fue el equipo que armó Trullet y que al año siguiente, en 1996, se quedó con el ascenso a Primera División. Claro que cuando lo logró, los protagonistas eran otros jugadores.

—¿Te acordás de aquéllo Sergio?, la gente de Unión te lo agradeció muchísimo...

—Es bueno que me lo hagas recordar. Yo le devolví plata a Unión. No podía quedarme, me di cuenta de que no podía jugar más y había cobrado un dinero que devolví. Por eso me dieron una plaqueta el día que me iba, porque futbolísticamente le fallé, pero como ser humano, no. Equivocado o no, uno es dueño de su silencio y esclavo de sus palabras. Yo hice lo que correspondía, me di cuenta de que no podía más y le dije a Angel Malvicino que no podía continuar, que rescindía y le devolvía la plata.

—¿Lo recuerda a Malvicino?

—Angel era un tipo extraordinario, un viejo cascarrabias y peleador... Me acuerdo que él decía que el futuro del club eran los chicos de la pensión, pero yo le decía que entonces tenía que cambiar, que había que tratarlos mejor... Y nos peleábamos... Yo le firmé el contrato, pero le dije que si veía que la cosa no funcionaba, me iba. Le di un apretón de manos y luego cumplí. Trullet me decía que esperara, pero yo sabía que no podía más. Devolví la plata y me fui. Resultó emocionante para todos.

—¿Cómo te llevás con Colón?

—¿Ahora?... ¡Bárbaro! En otros tiempos no tan bien... Y te cuento una anécdota de Germán Lerche, uno de los dirigentes con mayor proyección y capacidad del fútbol argentino... El día que lo conocí, tenía ganas de matarlo, ja ja... Sí, sí, es así, literalmente. Estaba apoyado sobre una baranda y me dije: “a éste lo tiro’, ja ja... Pero después, empecé a conocerlo, a tratarlo y me sorprendió. Es un tipo inteligente, hábil, astuto, humano. Ustedes no adquieren dimensión de lo que es Lerche en Buenos Aires. Es difícil meterse tan adentro de la AFA como lo consiguió Germán. A eso lo valoro mucho porque es un trabajo desgastante, sacrificado para un tipo del interior y de un club como es Colón, con tantos monstruos al lado. Y sin embargo, Germán la peleó y ahora es un referente de la nueva dirigencia del fútbol argentino.