Mesa de café

¿Santo Tomé kirchnerista?

Erdosain

Los primeros calores de noviembre habilitan la cerveza y el liso y, por qué no, el Gancia acompañado con aceitunas y daditos de queso. El único que se excluye de esa preferencia es Marcial que mantiene una empecinada fidelidad a su taza de té, según él en homenaje a sus antepasados ingleses, un linaje del que se jacta cada vez que lo dejan, aunque ninguno de los muchachos de la mesa ha podido verificar su existencia.

El que inicia la charla es José que lo carga a Abel:

—Acabo de descubrir que en Santo Tomé los peronistas somos gobierno, una muy buena noticia para mí porque hasta el mes pasado estaba convencido de que gobernaban los radicales.

—En realidad, el que gobierna -digo- es un intendente radical, apoyado por una coalición que se llama Frente Progresista.

—¿Frente Progresista o Frente para la Victoria? pregunta Marcial con su habitual mala fe.

—Quedate tranquilo que es Frente Progresista -replica Abel molesto.

—Sin embargo, los que se van son los radicales y los que se quedan son los peronistas -puntualiza José.

—No está prohibido que en el Frente haya peronistas -digo conciliador.

—No está prohibido que haya peronistas -responde Marcial-, pero quisiera saber si está autorizado que haya kirchneristas y, además, organizados como agrupación kirchnerista.

—Oliver no puede prohibir que esto suceda -exclama Abel.

—Una cosa es que no pueda prohibirlo y otra cosa es que él sea el jefe de la agrupación o de la banda -sentencia Marcial.

—No es tan así -digo- son dos o tres funcionarios, nada más.

—Creo que son más -corrige Abel, que se nota a la legua que la situación lo molesta-, pero confío que el tema se va a arreglar.

—El que lo va arreglar es el compañero Piaggio -señala José-, que acaba de sacar la agrupación “Néstor Kirchner” por lo que el peronismo en Santo Tomé va a estar en una situación ideal: será oficialista y opositor.

—Lo que yo no entiendo -se pregunta Abel- es por qué se hacen estas cosas.

—Lo que no se entiende -enfatiza Marcial-, es por qué estafan así al electorado.

—No te parece que estás exagerando -pregunta vivamente Abel.

—Exagero un poco, pero no mucho, admite Marcial para después agregar:

—Yo quisiera que le pregunten al radical que votó por Oliver qué piensa de un gobierno que se presentó como liderado por un radical y con un proyecto alternativo al de las administraciones peronistas y de golpe se entera que los que gobiernan son los peronistas.

Bueno ...-balbucea Abel -gobernar no gobiernan, el que gobierna es Oliver.

—Tanto gobierna -dice José burlón- que sus principales colaboradores son peronistas y a la hora de elegir entre un peronista o un radical como Tepp, eligió a un peronista. Como diría el general -concluye- la única verdad es la realidad. El compañero Oliver se ha dado cuenta de que los radicales sirven para hablar y para hacer un poco de oposición leguleya, pero gobernar gobernamos nosotros.

—Así nos va -acota Marcial en voz baja.

—Me llama la atención que armen tanto barullo por lo que sucede en Santo Tomé, pero no dicen una palabra sobre Cobos en el gobierno nacional. Eso sí es una estafa.

—Qué tendrá que ver mate de leche con ropero provenzal -digo.

—Para comparar con lo de Cobos -reacciona Abel-, habría que imaginarse a Cristina organizando la agrupación “Radicales K” mientras los echa a De Vido y a Fernández porque se oponen.

—Admito que se convoque a peronistas -dice Abel- lo que me parece desopilante es que le den la Secretaría de Cultura a un peronista que hasta ahora la única habilidad cultural que demostró fue la de patear una pelota de fútbol o cantar con voz de soprano “la marchita”.

—Publicó un libro -señalo.

—También Poldy Bird publica libros -observa Abel.

—Yo siempre he creído que entregarle a un peronista una Secretaría de Cultura es como darle a la Mona Giménez la dirección de la Orquesta Filarmónica de Viena.

—No estaría mal -dice José-, sería más popular e iría más gente a los conciertos. Además, ¿no se les ocurrió pensar que Oliver llamó a un peronista porque no hay radicales que sepan ejercer ese cargo?

—Si eso fuera así -responde Abel-, estamos en el horno. Yo creo que lo llamó porque es amigote o porque hay muchos correligionarios que creen que si no están con un peronista al lado son antipopulares.

—Eso se llama consumir o apropiarse del discurso del enemigo o el adversario -explica Marcial-, para después agregar que en política gana el que logra imponer sus creencias y gana por nock out el que, además, las impone sin que el colonizado se dé cuenta.

—Yo creo que estos casos operan como una suerte de cuento del tío -digo-. Oliver cree que convoca al pueblo peronista para gobernar y en realidad convoca a unos cuantos avivados que hace rato fueron raleados del peronismo y ofrecen su camiseta peronista al mejor postor. Cuando lo desplumen se dará cuenta de que fue cuenteado y espero que no sea tarde, que no haya perdido para siempre los votos radicales mientras los votos peronistas se van hacia donde deben ir, de acuerdo con el principio que sostiene que el original, es decir Piaggio, es mejor, mucho mejor, que la copia.

—Se cumple lo que dijo Perón -recuerda José-, en la Argentina hay radicales, socialistas, conservadores, pero peronistas somos todos. Lo de Santo Tome así parece confirmarlo.

—Yo pregunto: ¿a quién vota un peronista de Santo Tomé en las próximas elecciones, a Oliver o a Piaggio?

—Peronistas son todos- insiste José.

—La pregunta real -insisto-, no apunta a quién vota un peronista en las próximas elecciones, sino a quién vota un radical en las próximas elecciones, sobre todo cuando advierto que si gana Piaggio ganan los peronistas, pero si gana Oliver también ganan los peronistas.

—No comparto -dice Abel.

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