El conflicto entre las dos Coreas

La situación militar entre Corea del Sur y Corea del Norte es cada vez más difícil y los observadores internacionales consideran que, de aquí en más, el desenlace puede llegar a ser imprevisible. La advertencia es digna de ser tenida en cuenta porque la disponibilidad de armamentos nucleares le otorga a este conflicto una dimensión que va más allá del potencial económico de estas naciones.

En principio, daría la impresión de que el país provocador fue Corea del Norte, que un tiempo atrás hundió una nave de Corea del Sur con el saldo de más de veinte marineros muertos. A partir de ese momento, el estado de beligerancia ha ido en aumento, una tensión previsible porque se trata de dos países que desde hace más de cincuenta años se consideran enemigos e íntimamente aspiran a conquistar al otro territorio o a unirlo bajo sus principios.

Como se recordará, Corea se separó en su versión comunista y capitalista después de la Segunda Guerra Mundial. La ruptura se terminó de concretar después de un conflicto que estuvo a punto de transformarse en la tercera guerra mundial debido a la participación beligerante de China, Estados Unidos y la URSS. La guerra mundial no se produjo, pero para tener una idea aproximada del nivel del conflicto importa saber que el saldo de muertos entre las dos Coreas superó el millón de personas.

A partir de ese momento, ambos países se lanzaron a competir en un nivel parecido al de las dos Alemanias. De alguna manera, uno y otro se trasformaron en las vidrieras del régimen que decían defender. Los resultados de esta confrontación están a la vista. La ventaja de Corea del Sur en todos los rubros de la economía, la sociedad, la ciencia y la política es abrumadora, confirmando una vez más que, en las actuales condiciones civilizatorias, el capitalismo -con todos sus defectos y vicios- es infinitamente superior al comunismo y lo supera incluso en aquellos puntos que el comunismo dice defender y por los cuales no ha vacilado en sacrificar las libertades y la calidad de vida de la población: la igualdad y las conquistas sociales.

Corea del Norte hoy padece una dictadura dinástica y autocrática que empobrece y hambrea a su población. El presupuesto estatal está destinado casi exclusivamente a armamentos, a tal punto que ha llegado a darse la paradoja de que, mientras en las cotidianas hambrunas mueren cientos de miles de coreanos, el Estado dispone de la tecnología nuclear más avanzada obtenida gracias a la colaboración de los científicos que en Pakistán también contribuyeron a darle a ese país el rango de potencia nuclear.

Es de esperar que en el conflicto que nos ocupa el arbitraje internacional funcione, aunque las modalidades del régimen comunista no permiten alentar demasiadas esperanzas. Al respecto, importa saber que en estos momentos está por asumir el poder en Corea del Norte el tercer heredero dinástico del régimen que prometió terminar con las lacras políticas, económicas y morales del capitalismo.