Llegan cartas

Reparación histórica

Ricardo Carreño

Señores directores: Las fuerzas de la dominación de la Argentina, tan proclives a admirar a los héroes imperiales de los cuales fueron históricamente sus cipayos, siempre tendieron un manto de olvido sobre los nuestros. En pleno auge de la revolución industrial los ingleses habían saturado su mercado interno con su producción de manufacturas y se lanzaban a la conquista de nuevos mercados en las nacientes naciones americanas mediante la fuerza de su poderío militar. Ante el ataque de la escuadra anglo-francesa que surcaba el río Paraná todas las provincias ofrecieron su apoyo al gobernador Juan Manuel de Rosas para repeler el mismo.

Mientras el general San Martín desde su retiro se ofrecía al servicio de la Nación y felicitaba al gobernador de Buenos Aires como defensor de la independencia americana, el departamento de Estado de Estados Unidos enviaba una nota de felicitación por la defensa del americanismo y el diario The Journal of Commerce le dedicaba el siguiente titular “Verdaderamente él es un gran hombre y en sus manos ese país es la segunda república de América”. Todos los periódicos de Chile lo elogiaban excepto los que estaban en manos de los conocidos de siempre, los unitarios.

El autor del himno nacional con entusiasmo patriótico cantaba: “morir antes heroicos argentinos/ que de la libertad caiga este templo/ ¡Daremos a la América alto ejemplo/ que enseñe a defender la libertad!”.