Al margen de la crónica

¿Adentro o afuera?

En épocas de plena organización de despedidas de año, reencuentros, balances, en los múltiples grupos en que hoy se resuelve (o disuelve) nuestra vida social, uno de los puntos cruciales es la decisión de “adentro” o “afuera” como lugar para la reunión. El tema no es menor: si es por las temperaturas, la noche santafesina trae un alivio y la posibilidad de disfrutar en patios, terrazas, plazas y hasta en la calle. En cambio si es de día, hay que encontrar resguardo para el calor bajo un techo y si es con aire acondicionado, mejor.

Y luego está el tema de la lluvia: uno puede espiar el pronóstico del clima, incluso el extendido, pero luego todo se resolverá en cuestión de minutos y así pasó, por ejemplo, anoche: sábado de diciembre, decenas, cientos de reuniones, agasajos, despedidas familiares o reuniones de mayor convocatoria al aire libre desarmadas en minutos por la tormenta y la lluvia inapelable posterior. Un cumpleaños, por ejemplo, que se desarrollaba aprovechando el descampado de Saavedra y la vía -cercana a Mariano Comas- se vio abruptamente interrumpido, y hubo que desarmar el pelotero y las mesas para los mayores en cuestión de segundos. En Candioti Sur, en la plazoleta a espaldas de la vecinal y de la Biblioteca Zola, con corte de calle incluido, buena parte del barrio debió salir a las corridas, mientras se protegían equipos de música y demás. Todos empapados. Por cierto, cuando hay encuentros o espectáculos masivos, la situación es mucho peor, por cuanto hay inversión “de riesgo” de por medio.

En general, por estos días, la pulseada la gana el amigo “con quinta”, con buen patio o con terraza prometedora. Y en la discusión familiar de organización -una pyme, realmente- la opción “afuera” gana adeptos por una cuestión de comodidad de los comensales, cercanía con la parrilla o la chopera y posesión de tablones y caballetes; a alguien se le ocurre plantear el incómodo y antipático “¿y si llueve?”.

Vuelta a empezar: los más previsores ganan terreno y así suman votos quienes tienen una cochera amplia, un quincho, un living generoso, pues, se argumenta, esa gente puede dar la doble oferta -adentro, afuera- y alternar una y otra en cuestión de segundos.

También los locales gastronómicos combinan buenos patios o la vereda, con sus locales cubiertos y la lluvia o la tormenta súbita generan movimientos que no tienen que ver con ningún descanso. A moverse, a salvar la pizza, a agarrar a los chicos, a trasladar a máximo velocidad a personas y objetos hacia adentro, a salvo del chaparrón...

Y si bien todo el año uno debe pensar en la logística y en la infraestructura para una fiesta, estas cuestiones pasan a peligroso segundo plano en diciembre, donde el espíritu gregario, el ánimo de clausura, la onda irrefrenable de festejo y de encuentro le ganan a los espíritus naturalmente más previsores y cautelosos. Adentro o afuera, lo importante es la reunión que, como se sabe, no se suspende por lluvia...