Con el sello de la excelencia

Con el sello de la excelencia Perfil

Luis Gorelik comenzó a dirigir a los 22 años.

En una charla bien predispuesta, mate de por medio, el maestro Luis Gorelik desandó para Nosotros algunos tramos de su trayectoria de 25 años como director de orquestas, y redefinió conceptos claves como federalismo, liderazgo e inclusión, pero asociados al tema que lo convoca: la música.

TEXTOS. NANCY BALZA. FOTOS. EL LITORAL Y GENTILEZA L. GORELIK.

Luis Gorelik se toma un respiro en pleno ensayo al frente de la Orquesta Juvenil de la Escuela de Música 9.901 que, a la vez, supone un paréntesis -no muy prolongado, por cierto- en su habitual trajín por el mundo, al frente de las más prestigiosas agrupaciones sinfónicas. Era octubre cuando se produjo esta charla, justo cuando el año ya estaba acelerando su paso y la fecha del concierto que una vez más lo tendría sobre un escenario santafesino estaba cerca.

Gorelik vive en Buenos Aires pero viaja asiduamente por la Argentina y otros países. Entre 2007 y 2010 fue el Director de la Orquesta Sinfónica de Salta, con la que grabó el CD doble Concierto del Bicentenario, para Sony Music. Y desde marzo de 2010 está al frente de la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos, cargo que le resulta “muy placentero”. Al respecto, asegura que “se está poniendo en valor la Orquesta Sinfónica, que es una de las más antiguas del país, y se está encarando el proyecto de una forma que, ideológicamente, me resulta muy compatible en cuanto a que se realizan conciertos, no sólo en la sede natural de la orquesta, que es Paraná, sino a lo largo y a lo ancho de toda la provincia de Entre Ríos”.

UNA FORMA DE FEDERALISMO

Para la fecha en que se concretó esta entrevista, llevaba seis meses al frente de la agrupación y había realizado seis conciertos en Paraná y otros tantos en el interior de la provincia: en Gualeguay, Concepción del Uruguay, Gualeguaychú, Galarza, Concordia y Larroque. Precisamente, el cierre de temporada, en el que se interpretó la 9a. Sinfonía de Beethoven, se hizo al aire libre, el 12 de diciembre, en Concepción del Uruguay.

- ¿Qué significó esta experiencia?

- Es algo que, por mi ideología, me motiva mucho. Porque creo que una orquesta sinfónica que está subvencionada con los recursos públicos de una provincia y, de hecho, está pagada por todos los contribuyentes, debe retribuir su trabajo a toda la población. Y la población está en la capital pero también en otros lugares de la provincia. En cierta forma, a veces se da un efecto centralista en las propias provincias, similar al que se da con Buenos Aires en relación con el resto del país. Entonces, al federalismo no sólo hay que predicarlo, sino también ejercerlo. Y ésta es una forma de hacerlo. Obviamente que significa un esfuerzo grande para los propios músicos: no es lo mismo ir a tocar al teatro que viajar y volver a las 6 de la mañana. Es un esfuerzo para la provincia porque hay gastos de viáticos, transporte y demás, y es un esfuerzo personal para todos los que estamos involucrados, desde el primero al último. Pero la respuesta de la gente en estos auditorios es tan efusiva, tan emotiva, tan receptiva, que compensa con creces el esfuerzo que uno hace.

- Además, este criterio de descentralización rompe con el prejuicio de que la música clásica es sólo para algunos elegidos.

- Totalmente, la música es para todos y los culpables de ese estigma de elitismo, en muchos casos somos los propios músicos. El músico, cuando va con una orquesta sinfónica a tocar al interior de la provincia, no va a evangelizar a nadie; va a compartir lo que hace, con humildad y excelencia. De la misma forma que lo hace en un teatro, también lo va a hacer en una iglesia de la localidad más chica. Y la gente, sin que se diga nada, lo percibe. Por eso, estos meses en Entre Ríos han sido muy gratos para mi. Además continúo con mis actividades conjuntas con la Sinfónica Nacional a la que dirijo mucho en Buenos Aires.

En el transcurso del año pasado, Gorelik estuvo dirigiendo en Montevideo, en ciudad de México, en Río de Janeiro, en San Pablo y, de vuelta en la Argentina, en el Teatro Colón. “Pero siempre trato de mantenerme en contacto con los jóvenes; es algo que me motiva mucho”, asegura. Durante varios años, dirigió la Orquesta Nacional Juvenil de Israel y, desde esa experiencia y las que viene sumando desde entonces, afirma que el contacto con los jóvenes, especialmente con los adolescentes, le da una perspectiva muy enriquecedora.

EL LIDERAZGO

- ¿Cuándo empezó a dirigir?

- Empecé bastante joven a dirigir. Tengo 47 años y mi debut en el Teatro Colón fue a los 22, dirigiendo la Filarmónica de Buenos Aires. Llevo 25 años dirigiendo profesionalmente, siempre perfeccionándome, siempre estudiando. Afortunadamente, una disciplina artística es algo que va poniendo siempre desafíos nuevos y obliga a reinventarse, como se dice ahora. A los 22 años fui director titular de la Orquesta Filarmónica de Mendoza. Un caso raro porque fui el director titular más joven. Después hice un corte para dedicarme solamente al estudio; estuve en Israel unos cuantos años estudiando y trabajando, y tuve la oportunidad de dirigir algunas orquestas maravillosas como la Filarmónica de aquel país. Permanecí fuera del país 20 años y volví hace cuatro, de los cuales dediqué tres a dirigir la Orquesta Sinfónica de Salta.

- ¿Recuerda cómo fue esa primera vez que dirigió a una orquesta?

- Es una experiencia muy fuerte la dirección de orquesta y se vive distinto en diferentes momentos de la vida. Siempre es un compromiso el ejercicio del liderazgo, en cualquier rubro. En ese aspecto, soy un poco a la antigua y creo que el liderazgo debe ejercerse desde un compromiso personal muy fuerte, y debe irradiarse lo que uno trabaja hacia adentro. Uno no puede exigir a los demás nada que no se exija a si mismo y eso ocurre en cualquier área. El liderazgo artístico es algo especialmente complejo porque se trata de aunar voluntades, en algunos casos muy disímiles. Los músicos tenemos un narcisismo muy alto y al liderazgo hay que ganarlo legítimamente, con una gran autoexigencia, con humildad real. Hay que ser inteligente para absorber lo que viene, poder replantearse cosas que uno hizo de una manera y después descubre que hay formas mejores de hacerlas. De hecho cuando empecé a dirigir, muy joven, quizá no tenía conciencia de lo que significaba pararse frente a cien músicos tan calificados y eso me ha ido viniendo después, con los años. Probablemente en ese momento lo hacía con un alto nivel de inconciencia. Entonces, cuando más conciencia se tiene, más reparo se logra de lo que no se sabe y falta aprender. Afortunadamente es un crecimiento continuo.

- ¿Siempre participó de orquestas como director? ¿No como intérprete?

- Soy guitarrista, originalmente. Nunca participé de una orquesta sinfónica aunque he tocado conciertos con orquestas, como solista, con obras como el Concierto de Aranjuez.

INCLUSIÓN CON EXCELENCIA

- Usted destaca que lo motiva especialmente el trabajo con los jóvenes.

- Con los jóvenes hay que tener una actitud muy firme en cuanto a que, desde el primer día en que empiezan a tocar dos notas en el instrumento, hay que transmitirles que la música es una actividad de excelencia. Es cierto que hoy en día hay escuelas y métodos más participativos que apuntan a otro enfoque, y me parece perfecto. Pero creo en la música, igual que en el deporte competitivo, como una actividad de excelencia. Eso no significa que todos los jóvenes que están tocando ahora vayan a ser músicos profesionales el día de mañana. Es muy probable que muchos de ellos quieran hacer otra cosa con sus vidas. Pero el recorrido que han hecho en estos años es muy significativo y deja una huella muy grande en un chico que a los 8 ó 9 años toma un instrumento y hasta los 18 tiene que estudiar varias horas por día, estar en una orquesta, medirse permanentemente y subir al escenario. Después, a lo mejor va a querer estudiar Medicina o lo que fuere, pero ese rigor del trabajo le va a dar una ventaja cualitativa sobre muchos otros chicos que no han hecho ese camino. Otra cosa que me motiva es que la música es una poderosísima herramienta de inclusión social. La orquesta puede tener un perfil más orientado a lo social o no, depende de la institución, pero de todas maneras la música es inclusiva. Si se toma una orquesta, donde todos están todos tocando y tienen un objetivo común, eso ya los incluye a ellos y a sus familias que los apuntalan. Es una herramienta que en nuestro país lamentablemente no se ha desarrollado lo suficiente; creo que todavía no hay conciencia del poder de inclusión social que tiene la enseñanza artística hecha en forma masiva.

VÍNCULOS Y GUSTOS

- ¿Va a volver a Santa Fe?

- Sin dudas. Tengo una relación muy querida con esta ciudad, en primer lugar porque he dirigido muchas veces a la Orquesta Sinfónica de Santa Fe. De hecho, después de la orquesta del Teatro Colón con la cual debuté, la primera orquesta que me invitó como director fue la Sinfónica de Santa Fe hace unos cuantos años. A partir de ahí mantuve una relación bastante permanente, incluso cuando estaba fuera del país pude venir a dirigir y además son prácticamente los mismos músicos que están tocando en la Sinfónica de Paraná. La mía es una relación permeable con la Escuela de Música (Nº 9.901), con las personas y con la ciudad. Santa Fe es una ciudad que me encanta, tengo muchos amigos personales acá.

- Cuando no escucha música sinfónica, ¿qué le gusta escuchar?

- No soy de escuchar música sinfónica para distraerme; eso para mi es trabajo. Me gusta escuchar tango, por ejemplo cuando voy en el auto. Soy de la generación del rock, crecí escuchando rock y yendo a recitales. El tango era cosa de mi padre, de mi abuelo, una cosa “de viejo” para mi. Pero descubrí el tango en profundidad no hace muchos años y a partir de ahí me empecé a compenetrar con las letras y los estilos, y los disfruto. Escucho mucho tango, mucho jazz, bandas de rock de las que me gustan y todo lo que necesito para prepararme para trabajar.

POR EL BICENTENARIO

“Una de las cosas más importantes que pude hacer en los tres años en que volví al país fue grabar con la Orquesta Sinfónica de Salta un CD doble que editó Sony Music y que está haciendo historia”, cuenta Luis Gorelik. Y se explica: “es la primera vez que Sony graba una orquesta argentina y con repertorio argentino”.

La obra, denominada “200 años de Música Argentina” se grabó a fines de 2009, pero se lanzó para el bicentenario en un álbum doble que ha logrado repercusiones muy importantes.

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en el Obelisco, al frente de la Filarmónica del teatro Colón, en la puesta de La Traviata, que en noviembre lideró Iñaki Urlezaga.

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El maestro sostiene que a los jóvenes, desde que comienzan a ejecutar un instrumento, hay que transmitirles que la música es una actividad de excelencia.

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En febrero de 2010, al frente de la Orquesta Sinfónica Juvenil de la escuela de música 9901.

Perfil

Veinticinco años de trayectoria no se resumen fácilmente. En el caso de Luis Gorelik se suma la extensa lista de ciudades y países cuyos escenarios lo tuvieron como protagonista al frente de prestigiosas agrupaciones. Lo que sigue es, apenas, una síntesis.

- Nació en La Plata (Buenos Aires), en 1963. Comenzó su carrera profesional a los 22 años, y fue nombrado, en 1985, Director Titular de la Orquesta Filarmónica de Mendoza.

- Fue distinguido con el Premio a la Música, otorgado en 2004 por el entonces presidente de la República de Chile Ricardo Lagos y con el Premio de Arte y Cultura, medalla Claudio Arrau, otorgado en 2005 por el Ministro de Cultura de Chile, siendo el primer extranjero acreedor de tan altas distinciones en el vecino país.

- Fue invitado a dirigir las orquestas nacionales de Islandia, México, Colombia, Argentina, Brasil, Chile y Cuba, y las orquestas filarmónicas de Buenos Aires, Montevideo y Bogotá, además de la Orquesta Dohnanyi-Budapest (Hungría), Radio Bucarest (Rumania), Sudetka Philahrmonia (Polonia), Orquesta Sinfónica de Lérida (España), Vojvodina Symphony (Serbia), Orquesta de Cámara Bruno Maderna (Italia), junto con la Westmoreland Symphony, Lancaster Symphony, Dearborn Symphony y UNCG Symphony, en USA.

- Ha tomado parte en temporadas del Teatro Colón de Buenos Aires (en noviembre último, junto a Iñaki Urlezaga), Teatro Nacional Serbio, Teatro Municipal de Santiago de Chile, Teatro Municipal de Sao Paulo, Asociación Buenos Aires Lírica y Teatro Argentino de La Plata,

- En 2009 fue sido distinguido con el “Premio Konex: Diploma al Mérito” como director de orquesta destacado de la década.

- Fue director titular de la Orquesta Sinfónica de Salta entre 2007 y 2010, y desde marzo del año pasado ocupa el cargo de Director Musical de la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos.