Barreda

Gustavo J. Vittori

Barreda fue hasta la esquina, o a la vuelta de su casa, a comprar algo. Las acechantes cámaras del periodismo audiovisual lo muestran cuando volvía con una bolsita de “hacer los mandados”. Ese documento periodístico sirvió de base para que muchos -instigados por algunos medios- pidieran su vuelta a la cárcel.

En rigor, el nuevo drama de Barreda es la consecuencia de otro drama inconfesable: la escasez de información que padecen los medios audiovisuales durante el verano, principalmente en enero. Es que las vacaciones también detienen el flujo de noticias que alimenta al periodismo. Entonces, cualquier pavada puede convertirse en objeto de seguimiento de veinticuatro horas. De allí los realities y las degradantes peleas entre mujeres de la farándula, merca barata para llenar espacios.

El reflotado caso Barreda responde a esa necesidad. Hay que pasar el verano. De modo que aun cuando pudiera haber vulnerado la prohibición de salir a la calle sin causa justificada, lo notable es que esa la nimia transgresión se convirtió en el centro de la atención periodística. Y esta mañana, decenas de fotógrafos y camarógrafos se apostaron en la puerta de su casa para capturar el momento en el que el anciano era buscado por un agente penitenciario para llevarlo a los tribunales de La Plata donde debe explicar qué hacía en la calle con un bolsito en la mano.

Molesto por el acoso, Barreda reaccionó con algunas protestas cuando manojos de micrófonos restregaron su rostro en busca de una palabra que develara porqué había salido de su casa. Las voces de los movileros se sobreponían repitiendo la misma pregunta: “Barreda, ¿porqué salió a la calle?”. Como una jauría mediática se arremolinaban en torno al múltiple asesino -que purgó su condena- mordiéndolo con sus demandas. Cuando subió a la camioneta policial, Barreda les sacó la lengua. Y la prensa audiovisual argentina exclamó indignada, una y otra vez: “¡Nos sacó la lengua!, ¡Barreda le sacó la lengua a la prensa!”. Pocas veces he sentido tanta vergüenza por el periodismo.